ADRIENNE VON SPEYR ES POCO NOTORIA HOY,
PUES HA QUEDADO ECLIPSADA POR LA GIGANTESCA FIGURA DEL TEÓLOGO HANS URS VON
BALTHASAR. PERO FUE A ESTE INSIGNE JESUITA A QUIEN ADRIENNE LE DICTÓ LAS REVELACIONES
QUE JESÚS LE IBA HACIENDO, Y QUE PRESUMIBLEMENTE VON BALTHASAR LE DIO BUEN USO
POSTERIOR EN SU MAGISTRAL OBRA TEOLÓGICA.
EL CONTENIDO DEL LIBRO DEL
APOCALIPSIS
El libro de Apocalipsis describe siete sellos que
serán abiertos antes del regreso de Jesucristo a la tierra.
Pero, ¿qué
representan estos sellos? Esa a ha sido toda una discusión. ¿Y qué
señales de futuro nos da a nosotros los habitantes del siglo XXI? Ese es el
gran enigma.
Al desatar los siete sellos se revelan los sucesos
que anteceden a la Segunda Venida de Cristo o sea los siete sellos son las siete señales del tiempo del fin.
En la simbología profética los 7 sellos representan
las últimas señales que anteceden la
Señal de la Segunda Venida de Cristo.
Y al abrir
todos los sellos se liberará el decreto de Dios para que comience el reino de
Cristo de mil años, tras lo cual se erradicará el mal del universo
visible e invisible.
Cada sello
significa entonces un suceso o una señal de la inminente venida de Jesucristo a tomar el reino de Dios y redimir a sus santos.
Estos 7 sellos desatados o señales de advenimiento están simbólicamente descritos en el
Apocalipsis. De modo que el asunto de la apertura de los sellos ha
estado rodeado siempre de misterio.
En el capítulo
quinto del libro del Apocalipsis, o de la
Revelación como se le suele también llamar, un Ángel proclama: “¿Quién es
digno de abrir el libro y soltar sus sellos?”. Pero nadie ha sido
encontrado digno, excepto el León de la tribu de Judá, el retoño de David, el
Cordero Inmolado.
Está claro que los
sellos tienen que abrirse y que quien los abre es Nuestro Señor Jesucristo.
Es así que el mismo
Señor Jesús dictó, a la mística suiza Adrianne Von Speyr, un extenso tomo casi tan voluminoso como la misma
Biblia, que ha sido publicado con el título “El Apocalipsis”, libro que ha pasado por la revisión del reconocido
teólogo Hans Urs Von Balthasar.
En “El Apocalipsis” de Adrienne Von Speyr, Nuestro Señor explica el texto del vidente
de Patmos, versículo por versículo.
El mismo Jesucristo le dice a Adriana Von Spyer:
“Los sellos se asemejan a las parábolas, su
apertura a su explicación.”
Podemos pensar entonces, que si el mismo Jesús,
explica los sellos a Adriana Von Spyer, lo que está haciendo al explicarlos, es
abriendo esos sellos.
La apertura de los
sellos del Apocalipsis nos está indicando que ha llegado el momento en que los
hombres deben volver sus ojos al texto del último libro de las Sagradas
Escrituras en que se revela el fin.
La colombiana Pilar Zarama nos hace un análisis exclusivo
de su significado.
¿QUIÉN FUE ADRIENNE VON SPEYR?
Adrienne Von Speyr nació en 1902 y murió en 1967.Aunque nació y creció en una familia protestante,
se convirtió al catolicismo en 1940 de
la mano del teólogo Hans Urs Von Balthasar, quien sería su padre espiritual
hasta el final de su vida y a quien dictó personalmente la mayor parte de su
obra escrita de más de 60 volúmenes.
De manera que “El Apocalipsis” de Adriana
Von Speyr debió haberse escrito en
algún momento entre los años 1940 y 1953.
Durante años Adrienne hizo varios intentos fallidos de contactar con sacerdotes católicos para
informarles de su deseo de convertirse.
En el otoño de 1940 fue presentada al P. Hans Urs von Balthasar, un jesuita
recientemente nombrado capellán de los estudiantes en Basilea. Ella le habló de
su deseo de ser católica y fue bautizada el 1 de noviembre de 1940, la Fiesta
de Todos los Santos, cuando tenía 38 años, y pronto fue confirmada.
Ella luego formó
Amistad con muchos grandes pensadores católicos: Romano Guardini, Hugo Rahner, Erich Przywara, Henri de Lubac, Reinhold
Schneider, Annette Kolb, y Gabriel Marcel.
Su práctica de la
medicina fue muy exitosa, atendiendo entre
sesenta a ochenta pacientes al día.
Sus experiencias
místicas de renombre fueron
creciendo hasta su muerte.
El gran teólogo von Balthasar escribió que poco
después de su conversión “una verdadera catarata de gracias místicas se
virtió sobre Adrienne en una tormenta aparentemente caótica que la hizo girar
en todas direcciones a través de las gracias en la oración”
Esto incluía “una
asociación cada vez más abierta e íntima con María …”
Conduciendo a casa una noche, poco después de su
conversión, vio una gran luz en la parte delantera del coche y oyó una voz que
le decía: “Tu vivras au ciel et sur la terre” (Vivirás en el cielo y
en la tierra). Esta fue “la clave de todo lo que iba a seguir”en su
vida.
Los años siguientes
a 1940 estuvieron llenos de mucho dolor físico, incluyendo un ataque al
corazón, diabetes, artritis severa, y, finalmente, ceguera; experiencias
místicas, incluyendo los estigmas; y una estrecha relación con el Padre von
Balthasar, quien se convirtió en su director espiritual, hombre de confianza y
con quien co-fundó el instituto secular Johannesgemeinschaft(Comunidad de San
Juan).
Mientras estaba en
un estado de contemplación y oración mística, dictó al Padre von Balthasar más de 60 libros entre 1940 y 1953,
incluyendo comentarios sobre la Biblia.
El Padre von
Balthasar escribió: “Ella rara vez
dictada por más de media hora al día. Durante las vacaciones de vez en cuando
dictaba durante dos o tres horas, pero esto era raro.”
En 1954 ella estaba
tan enferma que tuvo que interrumpir su práctica médica. Desde mediados de los años cincuenta en adelante
los médicos se empezaron a preguntar cómo ella permanecía con vida. En 1964
quedó ciega. Sus últimos meses estaban llenos de “continua tortura sin
piedad”, dijo el P. von Balthasar .
Ella murió en
Basilea el 17 de septiembre de 1967, la Fiesta de Santa Hildegarda, que también fue una mística y médica.
CAPÍTULO VI DEL APOCALIPSIS
DICTADO POR JESÚS A ADRIENNE VON SPEYR
A continuación, para una mejor comprensión de este
artículo, se copiarán los respectivos versículos del Apocalipsis en letra
cursiva, mientras las explicaciones
resumidas de Nuestro Señor Jesucristo a Adrianne Von Speyr se pondrán en
letra corriente, y finalmente, un breve resumen y comentario, irá en blanco
sobre gris
Las explicaciones
completas tienen una extensión de más de cuarenta páginas. Nuestro resumen tiene el propósito de facilitar
el trabajo al lector.
“Los sellos se asemejan a las parábolas, su apertura
a su explicación.”
Primer Sello
“Y cuando el Cordero abrió el primero
de los siete sellos, miré y oí a uno de los vivientes que decía con voz de
trueno: ‘Ven’. Y vi un caballo blanco; el jinete tenía un arco, se le dio una
corona y salió como vencedor y para vencer otra vez.”
El caballo del
primer sello es blanco,
del color de la inocencia; tiene
un arco en la mano, señal de que es un
combatiente; el cometido está en relación con el color del caballo, él
es el puro, y el encargo del Señor es combatir por Él, le
fue dada la corona del vencedor.
El caballo que cabalga, encarna su vida instintiva, que está dominada por
él, mientras la corona encarna su espíritu
cristiano.
Él quiere la victoria de la fe cristiana, la victoria del espíritu sobre el cuerpo.
La solución del primer sello es la difusión del
mensaje del Señor con las condiciones personales vinculadas al mensaje.
Segundo Sello
“Cuando abrió el segundo sello, oí al
segundo viviente que decía: ‘Ven’. Salió otro caballo rojo, y al jinete se le
dio poder para quitar la paz de la Tierra y hacer que los hombres se degüellen
unos a otros; se le dio también una gran espada.”
En el segundo sello, el jinete, el fuego y la espada son una unidad.
Él exige que se arda o se sea frío, no tolera la tibieza.
El degollarse mutuamente evidencia que han llegado
a tomar conciencia de esta separación.
Lo repentino de la acción muestra que cuantos se arrasan
no tenían ningún amor en el corazón,
que se habían extraviado ya antes del mandato del Señor.
La solución del segundo sello es la manifestación
de las condiciones necesarias para el apostolado. Los hombres deben vivir en la
decisión no sólo en su relación con Dios, sino entre sí, el bien debe afirmarse
en sus recíprocas actuaciones
Tercer Sello
“Cuando abrió el tercer sello, oí al
tercer viviente que decía: ‘Ven’. Y vi un caballo negro; el jinete tenía en la
mano una balanza. Y oí como una voz en medio de los cuatro vivientes que decía:
‘Una medida de trigo, un denario; tres medidas de cebada, un denario; al aceite
y al vino, no los dañes’.”
En el tercer sello, el jinete debe preocuparse del fruto del trabajo humano, que se
valora por la medida que Dios tiene por justa.
El caballo tiene el color de las tinieblas.
La voz de Dios le indica cómo debe usar la balanza.
Algo del fruto del trabajo humano debe quedar libre
para dones: aceite y vino.
La subdivisión de los bienes según su Justicia,
pero también la relación última entre Justicia
y Amor, íntimamente fundidos entre sí, así como los hombres gustan del
vino con el pan y cuecen la cebada en el aceite.
La solución del tercer sello manifiesta las
condiciones de la vida material de la Iglesia y de cada fiel en particular.
Cuarto Sello
“Cuando abrió el cuarto sello, oí la
voz del cuarto viviente que decía: ‘Ven’. Y vi un caballo verdoso; el jinete se
llamaba Muerte, y el Abismo lo seguía. Se les dio potestad sobre la cuarta
parte de la Tierra, para matar con espada, hambre, epidemias y con las fieras
salvajes.”
En el cuarto sello, el caballo verdoso corresponde al cometido del jinete que es la muerte.
A ella se
le ha concedido poder sobre la cuarta parte de la Tierra. Las otras tres ya han
sido asignadas a los primeros tres jinetes.
Se le da el poder de exterminar con la espada, el arma poseída ya por el segundo
jinete.
Y con el hambre.
Y con la peste.
Y con la muerte
pura y simple.
Y con las fieras
de la tierra que corresponde a todas las cosas ahí contenidas.
La vida era propiedad del primer jinete.
Nadie de los que
morirá por el poder del cuarto jinete podrá morir sin ver lo que le espera
después de la muerte.
La solución del cuarto sello muestra la muerte como
paso de la vida caduca a la inmarcesible (que no puede marchiterse).
Quinto Sello
“Cuando abrió el quinto sello, vi
debajo del altar las almas de los degollados por causa de la Palabra de Dios y
del testimonio que mantenían. Y gritaban con voz potente: ¿Hasta cuándo, Dueño
santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin vengar nuestra sangre de
los habitantes de la tierra? A cada uno de ellos se le dio una túnica blanca, y
se les dijo que tuvieran paciencia todavía un poco, hasta que se completase el
número de sus compañeros y hermanos que iban a ser martirizados igual que ellos.”
En el quinto sello, el altar es algo que ya ha sido conquistado por la cristiandad.
Es el lugar en el que el Señor crucificado y
resucitado implica a los hombres en su sacrificio.
Los que han sacrificado su vida terrena y han dado
testimonio de Dios están bajo el altar, en la mayor cercanía posible al Señor.
La impaciencia de las almas inmoladas depende de su
naturaleza humana, no del pecado, porque también el Señor cuando se hizo hombre
y se sacrificó en condición humana, ha conocido tal impaciencia.
Se les pide que
dejen su impaciencia y se les concede un vestido blanco. Estas palabras no son un reproche, sino que
tienden a ampliar su capacidad de comprensión.
El Señor muestra al individuo que cuenta con él,
que no ha querido completar el número por Sí solo con su Cruz, y que ha
reservado un puesto, al interior de la propia acción, también a los compañeros
de servicio del Padre
Sexto Sello
“Vi cuando abrió el sexto sello: se
produjo un gran terremoto, el sol se puso negro como un sayal de pelo, la luna
entera se tiñó de sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como
caen los higos de una higuera cuando la sacude un huracán. Desapareció el cielo
como un libro que se enrolla, y montes e islas se desplazaron de su lugar. Los
reyes de la tierra, los magnates, los generales, los ricos, los poderosos y
todos, los esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las rocas. Y
decían a los montes y a las rocas: ‘Caed sobre nosotros y ocultadnos de la
vista del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero’, porque ha
llegado el gran Día de su ira, y ¿quién podrá mantenerse en pie?”
En el sexto sello, la Tierra que debía ser una morada, pierde ésta su función con el terremoto;
el sol que tenía la función de
irradiar luz y calor, la deja en la oscuridad.
El color de sangre que tiñe por entero a la luna, le impide su función de iluminar de noche; así como hace el sol de día.
Las estrellas
que tienen su función en el cielo y sólo ahí, cayendo sobre la tierra pierden
al mismo tiempo su posición y su función. Desde el cielo deberían iluminar a la
tierra. Cayendo pierden la distancia necesaria para hacerlo.
Y Juan, al verlas
caer así, las compara con los higos tiernos que son arrancados por una
tempestad. También ellos
tenían su función en el árbol, función dependiente de la unión con el tronco.
Pero la tempestad no se cuida de ello y los hace caer inmaduros.
Ellos no tendrán ya
la posibilidad de madurar, sino que servirán
a lo más sólo para atestiguar una misión perdida para siempre, a llamar la
atención sobre la diferencia entre su destino y el fin que había sido previsto
para ellos. No tendrán ya la posibilidad de volver a pegarse.
El cielo
que domina sobre los hombres y les recuerda constantemente a Dios, que les fue
dado como figura de la morada de Dios, que prolonga la mirada vuelta a él hasta
Dios: este cielo desaparece. Él
es retirado, como enrollado. Él se retira sólo después de que sus estrellas,
creadas para la tierra, han perdido su función.
Y ahora que todo lo que viene de lo alto, de Dios,
se ha retirado, la devastación de la
tierra prosigue.
Y todos los montes y las islas fueron removidos de
sus asientos. El cielo se ha retirado y así en la tierra se alejan también
todas las cosas, sobre las cuales los hombres fundaban su existencia en cuanto
a existencia terrena.
El hombre ve con
terror que los confines, que había juzgado estables, no son tales. La realidad más alta de la tierra que él conoce, y
la más baja en los confines del mar es implicada en este movimiento.
Todas las
categorías de hombres, desde los reyes
hasta los esclavos, buscan ahora una sola cosa: quieren ocultarse porque no son
capaces de afrontar la situación, buscan un puesto en que salvarse de la catástrofe universal.
En el plan de Dios
todos éstos habrían debido encontrar su unidad en la unidad divina, en la unidad de la Iglesia, en la unidad de su fe.
Ahora en cambio la angustia ha hecho de ellos una unidad de gente que huye y
trata de esconderse y nada los une más que ese sentimiento.
Ellos hablan a las rocas. El diálogo con Dios para ellos ya no existe. Interrumpido el
diálogo con Dios, enmudece también el
diálogo entre los hombres.
Más fuerte que el
deseo y la necesidad de encontrar un refugio es en ellos el deseo de la muerte. Y ellos manifiestan aquello que temen: de la
vista del Padre y de la Ira del Cordero.
Y en cuanto a la
Ira del Cordero están
particularmente aterrorizados sabiendo que el Hijo reposa en el Padre, en los
atributos del Padre, que juzga y entrega el juicio que retorna a Él. En el
fondo la perfecta unidad en la Ira entre Padre e Hijo presupone la perfecta unidad
de su Amor.
Ahora todos conocen
la Ira de Dios, porque ha llegado el Gran Día de su Cólera. Dios les hablaba pero ellos tienen oídos solo
para las cosas de su ambiente.
Ahora reconocen a Dios en su Ira y se dan cuenta de
que la solución habría sido haberse desprendido de la realidad terrena para
haber encontrado así la propia consistencia en Dios.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
El primer caballo blanco representa al soldado
cristiano comprometido con el evangelio del Señor quien saldrá como vencedor y
para vencer.
El segundo caballo rojo representa el compromiso
que tenemos con Dios y con el prójimo, si no hay fuego sino tibieza, se presenta
la guerra por intolerancia mutua.
El tercer caballo negro representa la justicia y la
distribución de los frutos de la tierra que debe dar lugar a la donación.
El cuarto caballo verdoso representa a la muerte y
el infierno que sigue a los que mueren a causa de la muerte de su propia alma,
los demás hombres pueden morir por otras causas: la guerra, el hambre, las
enfermedades, las fieras de la tierra y demás.
El quinto sello representa a los que han ofrecido
su vida por la causa del Señor, es decir por la salvación de sus hermanos, lo
cual los sitúa cerca de Él, bajo el altar, a quienes se les pide esperar hasta
que se complete un número determinado de compañeros de martirio.
En el sexto sello se pueden ver entre líneas, tanto
los sucesos del mundo físico como del espiritual: la caída de las estrellas del
cielo, en la realidad material cometas, y de las estrellas de la Iglesia
Católica, al perder su función de iluminar, en el sentido espiritual. Todo lo
que acontecerá en el momento del anunciado Gran Aviso: el juicio individual,
que es el Día de la Ira de Yahvé, y la desestabilización de la Tierra con la
pérdida de todo punto de referencia humano y material.
Y finalmente otra gran incógnita, del séptimo sello
sólo se dice en el capítulo ocho del Apocalipsis, que cuando el Cordero abra el
séptimo sello, se hará en el Cielo un silencio como de media hora…
Fuentes:
·
“Los profetas del
Apocalipsis”, Tercera Parte; Pilar Zarama de Montenegro; Fundación Jesús de la
Misericordia, Quito, Ecuador, 2004.
·
“La Apertura del
Sexto Sello”, V.V. A. A., Fundación Jesús de la Misericordia, Quito, Ecuador,
2003.
Pilar Zarama, M.A. en Psicología, es una colombiana
experta en temas del Anticristo y Últimos Tiempos.
Publicado por Unción Católica y Profética
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