lunes, 20 de junio de 2016

LA IGLESIA DEL SECULARISMO Y SUS SACRAMENTOS SEXUALES


Algunos creen que el movimiento de la transexualidad, la ideología de género, la homosexualidad, son fenómenos de las últimas dos o tres décadas, sin embargo es un cambio que ha estado en marcha desde hace mucho más décadas, quizás desde la invención de los anticonceptivos.

A partir de ese momento, corrientes seculares y progresistas montaron una ortodoxia de tenor cuasi religioso para sustituir la moral judeocristiana, que había creado el mundo occidental pero ya consideraban obsoleta.

En principio esa religión emergente pareció que no estaba tan centrada en la revolución sexual, sino en el liberalismo, pero hoy podemos ver que ese fue su precursor, la forma que tomó al principio, o si se quiere, las primeras formas primitivas y embrionarias que dieron forma a esta religión a la que asistimos hoy.

También se puede considerar esta religión como una herejía del cristianismo, tal como el arrianismo o el pelagianismo, porque hay indicios de una corriente cristiana y católica detrás de ella, pero luego ha evolucionado como un cuerpo claro y ordenado de ideas.

Este nuevo cuerpo de ideas y de creencias tiene un catecismo bien desarrollado y su fe principal es que las relaciones sexuales fuera del matrimonio son una bendición para la humanidad.

Es así como las actitudes tradicionales respecto a la moral y el sexo son vistas como meras moralinas y formas de juicio retrógradas que conspiran contra el progreso humano y con el sacrosanto principio de la libertad sexual para todos los que están vivos.

El primer mandamiento de esta religión secularista es que ningún acto sexual entre adultos que consienten es equivocado y que es un bien absoluto todo lo que lleve a consentir actos sexuales; en consecuencia, las cosas que lo interfieren u obstaculicen son expresiones del mal.

Ellos dan un carácter absoluto y sacrosanto, y por lo tanto no negociable, a todo lo que tiene que ver con el acceso libre e irrestricto de la anticoncepción, el aborto, la actividad sexual y la promoción de la homosexualidad, sea cual sea la edad.

Y por ejemplo consideran al aborto bueno y deseable en todas las formas ya sea dentro del útero de la madre o de un bebé recién nacido, lo que significa el aborto por nacimiento parcial, que en otro momento se llamaría infanticidio.

El aborto para ellos es más que una simple elección circunstancial, tiene un carácter de ritual religioso, es algo inviolable y tiene un carácter comunitario a través de manifestaciones, donde los que promueven el aborto denostan a quienes consideran que se está matando a un ser humano.

Esta nueva religión es absolutista, porque en nombre de la tolerancia persiguen a los que no están de acuerdo, de una manera pocas veces vista por su persistencia en occidente, bajo la fachada de la presión social y de las leyes.

Por lo tanto no se puede llamar a esta visión del mundo nihilista sino una religión en términos formales, porque tiene un cuerpo bien desarrollado de creencias y códigos, y un catecismo como forma de salvaguardar su propio conjunto de verdades reveladas, al que se adhiere un mecanismo tipo inquisición para marginar, silenciar y castigar a los disidentes.

Cómo se plantea como sustituto del cristianismo también tiene una hagiografía de santos seculares qué son aquellos que pusieron las piedras fundamentales e iniciaron esta revolución sexual como Margaret Sanger Alfred Kinsey entre otros.

Ellos son los depositarios del credo, y su palabra y ejemplo revolucionario, junto con los sacramentos de la anticoncepción y el aborto, son llevados misioneramente al resto del mundo, especialmente al mundo subdesarrollado

También tiene una demonología en cuyo vértice está la jerarquía de la Iglesia Católica Romana, los principales protestantes evangélicos, la mayoría de los conservadores políticos y sociales, y a veces algún apóstata que se desvía de su código.

Si bien no tienen una Biblia tienen sí un cuerpo de escritos que no pueden ser cuestionados a riesgo de excomunión de la religión, por ejemplo una de las máximas es que si uno está contra el aborto está contra la mujer, y otra es que si una persona se opone al matrimonio del mismo sexo es porque odia a los homosexuales.

En definitiva la guerra de la cultura no es entre una fe religiosa y el secularismo, sino que es entre la moral cristiana y una nueva religión que se está instaurando a partir de la revolución sexual, y que toma la forma de un movimiento eclesial, que tiene su expresión política pero no se agota en ésta.

Foros de la Virgen María

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