miércoles, 29 de junio de 2016

CINCO PASOS QUE DESTRUYEN LA FE


Probablemente pocos católicos puedan negar que hay una crisis en la Iglesia Católica y algunos se quedarán con la idea conformista de que la Iglesia siempre estuvo en crisis y al punto de caer en el despeñadero en casi todos sus 2000 años; sin embargo la crisis de hoy no tiene antecedentes en la memoria de nuestras vidas, aún para los más longevos.

Lo que hemos visto en los últimos cuarenta años se ha acelerado y algunos creen que la fuente es nada menos que la desacralización generalizada del acto más sagrado de la religión, el sacrificio de la misa, que ha tenido impacto sobre millones de fieles.

El P. Robert Southard escribió en la edición de abril 1974 de la Opinión Homilético y Pastoral lo siguiente:

La Iglesia Católica va a sobrevivir en este planeta hasta el fin del tiempo, creyendo, enseñando y practicando esencialmente lo que Cristo quiere de ella… Pero debemos entender esta promesa correctamente. La Iglesia en tal o cual lugar determinado puede ser destruida… Se aplica a la Iglesia en su conjunto, no a todos los miembros o parroquias o diócesis, ni siquiera a las naciones en su conjunto”.

Y en base a eso algunos consideran que ciertas prácticas que se han introducido a la misa contribuyen a la pérdida de lo sagrado, y cuando el sentido de lo sagrado se ha perdido, el sentido de lo sobrenatural, inevitablemente se pierde, lo que lleva a una pérdida generalizada de la fe.

Esta es una posición para discernir, y avanzando en la explicación presentamos cinco pasos para la destrucción de la fe:

1 – Hacer la misa sobre mirando al hombre. Nada erosiona más el sentido de lo sagrado que las liturgias antropocéntricas. Estimulan nuestro propio narcisismo, nuestra incorrecta comprensión de la participación dentro de la misa, e inculcan el orgullo cuando la humildad se necesita más.

El Cardenal Sarah recientemente esta insistiendo en que los celebrantes de la misa miren hacia el Señor en partes de la misa.

2 – Distribuir la comunión en la mano. El Obispo Atanasio Schneider ha identificado esto como la gran crisis en la Iglesia de hoy. La pérdida de reverencia a la Eucaristía lleva a una pérdida de fe sobre la presencia real de Nuestro Señor.

Mientras que muchos han ofrecido argumentos convincentes a favor de la práctica tradicional de recibir en la lengua (incluyendo la propia Roma), nadie puede ofrecer una buena defensa de la nueva práctica que había desaparecido completamente de la Iglesia durante más de una milenio, hasta la década de 1970.

3 – Retirar la belleza objetiva en las Iglesias. El minimalismo arquitectónico postconciliar ha significado nada menos que un asalto contra la belleza. Altares y estatuas hermosas clásicas fueron descartadas en los años después del Concilio Vaticano II, cuando se empezaron a quitar estatuas de santos haciendo a los templos más despojados, y hasta protestantizando las Iglesias.

Al igual que se eliminó la belleza física de la Iglesia, también su belleza musical. Instrumentos profanos e incluso himnos y canciones de alabanza protestantes se introdujeron al culto católico

4 – Innovación constantemente. Posiblemente nada haya sido más decisivo para erosionar la fe es la incesante manipulación de la unidad de la liturgia. El espíritu de innovación ha sido constante, lo que lleva a la interminable experimentación litúrgica y a la obligación de dictar cambios a la tradición que ellos mismos habían recibido. Siempre tienen que reinventar para hacer mejor la misa.

La tragedia más grande en todo esto es que los argumentos más convincentes a favor de la Iglesia, su antigüedad, su inmutabilidad, su constancia (Jesucristo es el mismo ayer, hoy y para siempre) se ve socavada por la total inestabilidad.

5 – Nunca hacer referencia a lo sobrenatural. No hay referencias clara e insistente sobre la mayoría o todas estas cosas: el destino de nuestra alma eterna; la realidad del cielo; la realidad del infierno; la realidad de satanás y los demonios; la realidad del purgatorio; la paga del pecado; la muerte del alma causada por el pecado mortal; la destrucción causada por la fornicación, la anticoncepción, la sodomía, la pornografía, el aborto; la obligación de ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar; la necesidad de arrepentirse; la confesión sacramental; la necesidad de la oración; la necesidad de la oración contemplativa; la necesidad de silencio.

La gran mayoría de los sacerdotes y obispos predican hoy con poco o ningún sentido de lo sobrenatural. Y tampoco demuestran un sentido de lo sagrado al ofrecer la misa. No hay urgencia en su enseñanza, ni hablan de la verdad para contrarrestar las mentiras de los revolucionarios culturales por temor a ofender. Se niegan a diagnosticar la verdadera enfermedad o prescribir los medicamentos necesarios.

Esta posición que describimos puede parecer reduccionista para algunos, porque pone la crisis actual de la fe primordialmente en una causa, cuando bien pudiera ser el cambio de la liturgia la consecuencia de la pérdida de fe.

Pero también se puede pensar, que aunque consecuencia, además la puede acelerar.

Afortunadamente en los últimos años estamos empezando a ver sacerdotes más ortodoxos que se recuperan este sentido de lo sagrado y lo sobrenatural, por lo que el diagnóstico anterior se puede estar empezando a revertir.

Pero hasta que esto no ocurra masivamente, es probable que se vea una continua pérdida de fe y, con ella, la pérdida de innumerables almas.

Foros de la Virgen María

No hay comentarios: