Después
de las celebraciones de Pentecostés según el calendario bizantino, este lunes
ha empezado el Sínodo pan-ortodoxo, el primero en ser celebrado después de más
de un milenio, es decir, el primer intento
mundial, global, de Concilio universal prescindiendo de la autoridad y la
presidencia del Patriarca de Roma, el Papa... aunque Francisco expresó
sus buenos deseos y pidió en la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro
que los fieles orasen a la Virgen por los trabajos del este Sínodo.
(Pueden verse muchas fotos de liturgia oriental en:
https://www.orthodoxcouncil.org/photos )
Desde 1054, cuando los Patriarcas de Roma y Constantinopla se excomulgaron mutuamente, los ortodoxos han históricamente sido incapaces de convocar un sínodo que reúna a todas sus iglesias y que establezca acuerdos doctrinales. Parecía que en esta ocasión podría lograrse, con la convocatoria del Patriarca Bartolomé de Constantinopla, pero al final las disensiones internas -por motivos jurisdiccionales y a veces nacionalistas, y también por la tensión que marcan sectores muy tradicionalistas y anticatólicos- han impedido la asistencia de Rusia, Georgia, el Patriarcado de Antioquía y Bulgaria.
Así, la Ortodoxia demuestra que sigue sin ser capaz de hablar con una voz ni de establecer una doctrina conjunta ni mostrar una autoridad firme para enseñar ante nuevos retos. Ratifica de esta manera 10 siglos de incapacidad para avanzar en un Magisterio conjunto.
En el inicio de los trabajos ha hablado el arzobispo ortodoxo de Albania, Anastasios, asegurando que si se sigue invocando al Espíritu Santo este seguirá inspirando también hoy.
Sobre un total de catorce Iglesias auto-céfalas, las ausentes son cuatro: Antioquía, Rusia (con mucho, la mayor de las Iglesias ortodoxas), Georgia y Bulgaria.
Estas, después de haber aprobado la convocación, las temáticas y el reglamento de reunión en enero 2016, a una semana del inicio de los trabajos pidieron una prórroga para la inauguración del Sínodo, invocando varios motivos.
Antioquía está peleada con el Patriarcado ortodoxo de Jerusalén por la jurisdicción de una parroquia de mil inmigrantes que viven en el emirato árabe de Qatar.
Georgia, Rusia y Bulgaria aseguran que no están de acuerdo con los temas del Concilio. Constantinopla, la anfitriona en la isla de Creta, responde: "venid y hablémoslo aquí".
En el domingo, Pentecostés según el calendario ortodoxo, se distribuyó en todas las Iglesias de Creta un opúsculo con el cual se declara que la sinodalidad es la verdadera esencia de la Iglesia ortodoxa (en contraste con la Primacía que el catolicismo da a Pedro y sus herederos). El opúsculo explica que el espíritu sinodal fue fundado el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles reunidos (Hechos 2,1) esperaban la llegad del Espíritu Santo.
Los temas que se han de debatir en el concilio son:
- la misión de la Iglesia ortodoxa en el mundo contemporáneo;
- la diáspora ortodoxa, su autonomía y el modo del reconocimiento de cada iglesia, o de nuevas iglesias;
- el matrimonio y sus impedimentos (hay países ortodoxos que admiten un segundo matrimonio, aunque de status discutido);
- la importancia del ayuno;
- las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano.
El Sínodo debe durar hasta el domingo 26 de junio.
(Pueden verse muchas fotos de liturgia oriental en:
https://www.orthodoxcouncil.org/photos )
Desde 1054, cuando los Patriarcas de Roma y Constantinopla se excomulgaron mutuamente, los ortodoxos han históricamente sido incapaces de convocar un sínodo que reúna a todas sus iglesias y que establezca acuerdos doctrinales. Parecía que en esta ocasión podría lograrse, con la convocatoria del Patriarca Bartolomé de Constantinopla, pero al final las disensiones internas -por motivos jurisdiccionales y a veces nacionalistas, y también por la tensión que marcan sectores muy tradicionalistas y anticatólicos- han impedido la asistencia de Rusia, Georgia, el Patriarcado de Antioquía y Bulgaria.
Así, la Ortodoxia demuestra que sigue sin ser capaz de hablar con una voz ni de establecer una doctrina conjunta ni mostrar una autoridad firme para enseñar ante nuevos retos. Ratifica de esta manera 10 siglos de incapacidad para avanzar en un Magisterio conjunto.
En el inicio de los trabajos ha hablado el arzobispo ortodoxo de Albania, Anastasios, asegurando que si se sigue invocando al Espíritu Santo este seguirá inspirando también hoy.
Sobre un total de catorce Iglesias auto-céfalas, las ausentes son cuatro: Antioquía, Rusia (con mucho, la mayor de las Iglesias ortodoxas), Georgia y Bulgaria.
Estas, después de haber aprobado la convocación, las temáticas y el reglamento de reunión en enero 2016, a una semana del inicio de los trabajos pidieron una prórroga para la inauguración del Sínodo, invocando varios motivos.
Antioquía está peleada con el Patriarcado ortodoxo de Jerusalén por la jurisdicción de una parroquia de mil inmigrantes que viven en el emirato árabe de Qatar.
Georgia, Rusia y Bulgaria aseguran que no están de acuerdo con los temas del Concilio. Constantinopla, la anfitriona en la isla de Creta, responde: "venid y hablémoslo aquí".
En el domingo, Pentecostés según el calendario ortodoxo, se distribuyó en todas las Iglesias de Creta un opúsculo con el cual se declara que la sinodalidad es la verdadera esencia de la Iglesia ortodoxa (en contraste con la Primacía que el catolicismo da a Pedro y sus herederos). El opúsculo explica que el espíritu sinodal fue fundado el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles reunidos (Hechos 2,1) esperaban la llegad del Espíritu Santo.
Los temas que se han de debatir en el concilio son:
- la misión de la Iglesia ortodoxa en el mundo contemporáneo;
- la diáspora ortodoxa, su autonomía y el modo del reconocimiento de cada iglesia, o de nuevas iglesias;
- el matrimonio y sus impedimentos (hay países ortodoxos que admiten un segundo matrimonio, aunque de status discutido);
- la importancia del ayuno;
- las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano.
El Sínodo debe durar hasta el domingo 26 de junio.
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