sábado, 11 de junio de 2016

¿POR QUÉ A VECES DIOS DICE NO A NUESTRAS PETICIONES?


Luchamos permanentemente con el gran misterio de la voluntad de Dios; una lucha propia y de la gente que tenemos alrededor. ¿Por qué Dios nos dice No? ¿Por qué no nos responde afirmativamente lo que le pedimos si él es todo amor?

En la Biblia tenemos la experiencia de Job que quería respuestas sobre por qué estaba sufriendo, y al final tampoco se le dio respuesta clara. Sin embargo Job experimentó que si somos fieles a Dios, Él lo será más que nosotros, y nos restaurará un día, como sucedió con Job.

La Escritura no da algunas respuestas sobre por qué Dios a veces retrasa nuestros pedidos y a veces dice que no, y aunque estas explicaciones no siempre nos satisfacen emocionalmente, nos dan una enseñanza que nos puede ayudar a mitigar nuestra tristeza, ira, decepción, orgullo herido y a no alejarnos de la fe.

Veamos algunas de estas explicaciones. Pensemos que las repuestas de Dios son de hecho y pueden ser Sí, aquí tienes, o No te lo doy; pero en este No puede caber la respuesta de un No rotundo o ser un Sí, pero más adelante.

A veces no es lo mejor para nosotros

A menudo pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros. Queremos tener ese trabajo o que esa persona se enamore de nosotros o librarnos de determinada enfermedad o recibir una bendición financiera.

Y estamos seguros de que Dios también lo debe ver de esa manera. En realidad Dios puede no estar de acuerdo con nuestra evaluación.

El hecho es que realmente no sabemos qué es lo mejor para nosotros o para otra persona. Podemos pensar que sabemos, pero no es así.

A Pablo Dios le ayudó a comprender el poder de la cruz en su vida y darse cuenta de que tiene que aprender a depender de Dios; y así, también, para nosotros. Podemos preferir ciertos resultados, pero sólo Dios sabe si nuestra preferencia es realmente buena para nosotros.

Dios es amor no complacencia ciega

Muchos confunden el amor con complacencia. La bondad es un atributo común de amor, pero no es lo mismo. La bondad siempre quiere decir que Sí, pero el amor a veces dice No, incluso causando dificultades.

Dios es un Padre. Y el amor es más importante para nosotros que la simple bondad, que no es sino un atributo del amor.

“Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella”. (Hebreos 12: 5-6, 11).

“Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Entiende lo que quiero decirte, pues el Señor te dará la inteligencia de todo” (2 Tim 2: 3,7).

A veces nuestra solicitud no se puede conceder sin violar la libertad de otro

Es común orar por la conversión de otras personas. O podemos rezar para tomar alguna decisión que preferimos. Dios es omnipotente y podría optar por forzar los resultados, pero esto violaría la libertad de decidir de verdad. Si la libertad está supeditada a los caprichos de Dios, entonces no es realmente la libertad en absoluto.

Dios puede exhortar, nos puede enviar gracias especiales, pero al final cada uno de nosotros es libre. Dios no suele obligar a alguien a elegir algo que otra persona quiere o pide en oración.

Las Escrituras afirman nuestra libertad:

“Podemos cumplir los mandamientos y hacer lo que a Dios le agrada. Dios nos ha dado a elegir entre la vida y la muerte, entre el fuego y el agua, y al final nos dará lo que hayamos elegido”. (Eclesiástico 15: 16-17).

A veces nuestra solicitud no puede ser concedida por el daño que podría causar a terceros

Se puede caer en la trampa de pensar que somos lo más importante en la agenda de Dios.

El profeta Jonás fue a regañadientes a predicar a los ninivitas (asirios). Él quería que ellos se genaran a arrepentirse y fueran destruidos en cuarenta días. Tenía buenas razones para querer esto: los ninivitas tenían un ejército que era una gran amenaza para Israel.

Pero los habitantes de Nínive se arrepintieron y Jonás quedó amargado por esto. Dios lo reprendió con estas palabras:

“¿Y no voy a tener lástima yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y una gran cantidad de animales?” (Jonás 4: 11)

A veces puede ser el caso de que lo que pedimos afectaría negativamente a los demás.

A veces nuestra fe no es lo suficientemente fuerte

Jesús dijo: “Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis”. (Mateo 21:22).

Y el libro de Santiago dice:

“Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte. Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste”. (Santiago 1: 6-7).

También es el triste caso de Nazaret, en el que el Señor hizo pocos milagros “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe” (Mateo 13:58).

A veces pedimos por los motivos equivocados

El libro de Santiago dice, “Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones”. (Santiago 4:3)

A veces el pecado sin arrepentimiento establece una barrera y nuestra oración se bloquea

“Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahveh para salvar, ni es duro su oído para oír, sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír”. (Isaías 59: 1-2).

A veces no hemos sido generosos con los requerimientos y necesidades de los demás

“Quien cierra los oídos a las súplicas del débil clamará también él y no hallará respuesta”. (Proverbios 21:13).

A veces Dios no darnos bendiciones porque no estamos conformados a Su palabra en cosas menores

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis”. (Juan 15: 7).

“Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?” (Lucas 16: 11-12)

Tenemos que demostrar confianza en asuntos más pequeños para ser de confiables para mayores bendiciones.

Foros de la Virgen María

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