domingo, 5 de junio de 2016

CÓMO PODEMOS PREVENIRNOS DE ENFERMEDADES A TRAVÉS DE LA “SANACIÓN PROFÉTICA”


Muchas veces oramos por nuestra sanidad y la de los demás, cuando la enfermedad ya está presente y avanzada, pidiendo un gran milagro. Pero también podemos, y probablemente sea lo mejor, ser previsores y orar para que cualquier amenaza a la salud que se pueda estar dando sobre nosotros no se desarrolle y sea sanada. O sea orar por milagros más pequeños y diarios.

Con demasiada frecuencia reaccionamos en retrospectiva cuando el daño está hecho. Pensemos en los problemas del corazón, cáncer y otras enfermedades de largo aliento. ¿Dónde está la curación profética? Tenemos que anticiparnos. El Espíritu Santo lo hace por nosotros. Él ve y guía. Él nos ayuda a estar un paso adelante para prevenir.

No obstante, muchas veces enfermamos porque es parte de la demanda de Dios para que nos sanemos, para que cambiemos nuestro modo de vida, nuestra relación con los demás y confiemos en su guía. O a veces es un llamado de Dios para los que tenemos al lado.

Hay gente que se enferma por el odio que lleva adentro, seguramente conoces casos de esos. Y ese es un caso típico en que la sanación depende de la conversión al amor de Dios.

Cuando oramos a Dios por sanación nos ponemos en sus manos y él nos sanará globalmente, no solamente de esa enfermedad por la que pedimos, sino nuestra alma y nos hará comprender, si estamos atentos, su designio y la función que tuvo y tiene esa enfermedad.

LA ORACIÓN TIENE EFECTOS SOBRENATURALES

Es poco profundo y poco maduro pensar que la forma en que funciona la oración es que Dios, como una máquina expendedora, escucha las oraciones como cuando se pone una moneda en la parte superior y la respuesta que se desea sale por la parte inferior.

No. La oración funciona mucho más sutilmente cuando el corazón humano se abre con mucha suavidad y comienza trabajar el Espíritu Santo de Dios en el mundo.

La oración abre el corazón humano a la fuerza de la paz y la reconciliación que Dios está constantemente vertiendo en el mundo, como una gran cascada cósmica.

Esta es la acción externa de la bondad de Dios para con el mundo, que llamamos “gracia” o “misericordia”. La Divina Misericordia está irradiándose hacia el mundo en todo momento y todo lugar, como una gran fuerza de energía y poder de amor.
La oración es el mecanismo por el cual los seres humanos aprovechan esa fuente y permiten que fluya a través de sus vidas y en sus situaciones cotidianas.

Esto funciona a nivel individual como a nivel grupal.

A nivel individual, es el mecanismo para la sanación personal, que involucra tanto aspectos de sanación espiritual como de curación física. Y que adquiere la forma de solucionar un problema de enfermedad ya instalado como prevenir una enfermedad, o sea la prevención.

Y en el otro extremo, también la oración puede traer la paz mundial; si suficientes personas se someten a este gran poder de Dios, al poder de la bondad y al poder de la paz que está siendo constantemente vertido en el mundo.

Cuando los individuos dan el paso audaz de la aceptación de esta gracia y cooperan con esta misericordiosa reconciliación, el milagro sucede. Se derriban muros. Los enemigos se perdonan unos a otros. Nuevas formas de ver y nuevos modos de ser se abren. Se presentan posibilidades frescas y se desarrollan nuevos entendimientos.

A nivel grupal también está lo que se llama la oración de intercesión para la sanidad y curación, que toma la forma de varias personas orando para la curación de otra persona, ya sea presencialmente como en forma remota.

Incluso presencialmente existe la técnica de la imposición de manos para el que requiere sanación, método que utilizan mucho los carismáticos.

¿QUÉ ES LA “SANACIÓN PROFÉTICA”?

Es orar para defendernos contra lo que puede afligirnos en el futuro (o puede estar en una etapa incipiente). Es para fortalecernos.
Cada célula puede ser defendida por el Espíritu Santo contra la injuria de los productos químicos, virus, accidentes. Se trata de un campo de protección.

Es poner el cuerpo en armonía con el espíritu.

Es una forma de envolvernos.

De lo contrario, el terreno que nos rodea es caprichoso (y muy a menudo, mortal).

¿Y por qué le llamamos profética?

Porque es una predicción utilizando la inspiración divina y la fe sobrenatural, de que nos vamos a librar de la enfermedad. Nosotros profetizamos nuestra propia salud pidiendo a Jesucristo y por intercesión de María, un santo, etc.

UNA VACUNA ESPIRITUAL

Piensa en esto, hay miles de maneras en que podemos enfermarnos: un accidente, una falla biológica en nuestro organismo, los elementos a los que nos exponemos y consumimos, el estrés, nuestro desgaste físico.

Y esto hace que sea aún más importante que oremos antes de que algo se arraigue, que lo amortigüemos nosotros mismos.

Pidamos al Espíritu Santo cada día que toque todas las partes nuestras que necesitan ser tocadas y que nos guíe en cuanto a lo que debemos comer, cómo debemos vivir y cómo debemos protegernos ante cualquier eventualidad (especialmente las que no esperamos). De esta manera podemos descansar mejor y estar asegurados.

Por la voluntad de Dios, puedes estar protegido frente a cualquier cosa.

Llámalo “medicina de oración.” Llámalo una “vacuna” espiritual.

Es en realidad orar con mucha fe y persistentemente pidiendo que el Espíritu Santo haga una profilaxis en nosotros, revise nuestro cuerpo y desarrolle su poder de sanación.

LOS PEQUEÑOS MILAGROS

Otra forma de decirlo es que debemos orar por pequeños milagros.

Un pequeño milagro es cuando el Señor interviene antes de que algo se convierta en una crisis; antes de que requiera un gran milagro en grande.

Mueve la colina antes de que sea un Everest.

Pide por la salud general y también por protección contra enfermedades importantes (artritis, diabetes). Se especifico. Se inclusivo. No mires con los ojos del mundo, que son los ojos del miedo.

ORANDO EN PROSPECTIVA

Debemos orar no en retrospectiva, sino de manera proactiva. Avanzar en la fe. Cortarlo de raíz.

No dejes que el miedo se apodere de ti. Considera la posibilidad de que Dios sea tu médico real.

Los pedidos a María, Santos y ángeles pueden ayudar en la oración.

Ora con un corazón ardiente, en contra de cualquier cosa que pueda venir de una manera negativa para estar envuelto en el poder.

Hay un poder sin fin en la oración (cuando se reemplaza la ansiedad) y hay oraciones que son asesinas del cáncer o de cualquier otra enfermedad.

Vimos hace unos años cómo un inglés llamado Cardenal Newman fue citado por la curación milagrosa de un hombre que vive en Massachusetts.

“Tirado en una cama de hospital después de la cirugía en la columna vertebral, sin poder caminar y con dolor agonizante, Jack Sullivan se apoyó en los codos y oró”, informó un periódico. “No al gran Dios, incognoscible, sino a una figura específica en la Iglesia Católica, muy respetada, pero mortal: el Cardenal John Henry Newman, un inglés que murió en 1890. La curación, como Sullivan dice, fue casi inmediata Él sintió un hormigueo por todo el cuerpo y fue inundado con un calor y, tan fácil como eso, pudo volver a caminar”.

Eso es un gran milagro. Nunca lo descuentes. Pero, ¿cuántos milagros más de los “menores” hay (o puede haber)?

EL ESPÍRITU SANTO OPERA SOBRE NUESTRAS CÉLULAS

El Espíritu vivifica nuestras células. Él controla las moléculas. Puede reordenar cualquier cosa si es la voluntad de Dios. Pequeños milagros de vivificación eventualmente se convierten en uno grande.

¿Comes comida sana? ¿Haces ejercicio? Eso es todo lo bueno. Pero podemos ir para cualquier lado tratando de seguir todos los consejos y las contradicciones que hay en ellos.

Se sencillo y mantente fuerte, piensa en todas las células y tejidos y órganos de tu cuerpo y blíndalos bajo el velo de la Santísima Virgen María.

A su vez ella se lo llevará a su Hijo, quien ve todas las células de su cuerpo en menos de un vistazo y te traerá a la armonía y la salud de los Cielos.

SE CONTAGIA

La oración, como la risa es contagiosa. Tan pronto como le dices a un grupo para orar juntos, algo sucede. Una nueva química se inicia dentro del grupo. Incluso si sólo se hace un momento de pausa y se mantiene silencio y luego se dice una bendición corta, hay un nuevo espíritu en la habitación. Algo mayor que una suma de todas las partes comienza a moverse.

Todo el mundo siente esto con la oración, incluso el ateo puede reconocer que cuando la oración está pasando allí, hay un estado de ánimo diferente, como cuando la música comienza a tocar en una habitación silenciosa. Algo profundamente humano se lleva a cabo, que no puede ser igualado por ninguna otra experiencia humana.

Esta química misteriosa es contagiosa porque las personas que rezan comienzan a ser más abiertas a los demás.

Estos son los beneficios prácticos, humanos y naturales a la oración. Cuando se consideran se puede observar cómo la oración trae la paz a nivel personal e interpersonal, y con ello la sanación y la prevención.

Foros de la Virgen María

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