REDACCIÓN CENTRAL, 30 Oct. 15 / 07:03 pm (ACI).-El reconocido
exorcista P. José Antonio Fortea en su “Summa Daemoniaca” menciona un gran
conjunto de cuestiones relativas al demonio que es importante que todo
cristiano lo tome en cuenta para el combate espiritual por alcanzar el cielo. Aquí 13 cosas que
tal vez no sabías del diablo y sus demonios.
1.- El enemigo tiene
varios nombres
En el Antiguo Testamento se le llama “Satán” que significaría
“adversario, enemigo, opositor”. Asimismo, en el Nuevo Testamento se le nombra
como “Diablo”, que viene del verbo griego “diaballo” (acusar). En cambio la
palabra demonio, del griego “daimon” (genio), es usado para designar a seres
espirituales malignos.
Lucifer es un nombre que no está en las Sagradas Escrituras y que
significa “estrella de la mañana” o “el que lleva la luz”. Lo cual “recuerda la
pena tan grande que es que siendo tan bello, cayera”, indica el P, Fortea. Sin
embargo, el presbítero sigue la misma idea de otro renombrado exorcista, P.
Gabriele Amorth, quien considera que Lucifer es el nombre propio del segundo
demonio en importancia en la jerarquía demoníaca.
2.- La gran prueba
Todos los ángeles al ser creaos por Dios, sabían que Él era su creador,
pero pasaron por una prueba “antes de la visión de la esencia de la Divinidad”.
A modo de comparación, el sacerdote explica que sería como decir que “veían a
Dios como una luz, que le oían como una voz majestuosa y santa, pero que su
rostro seguía sin desvelarse”.
“En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que
desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos mismos
se transformaron en lo que son. Nadie les hizo así”.
3.- La batalla en el
cielo fue intelectual
Al respecto, el exorcista indica que los ángeles desobedientes empezaron
a odiar a Dios y a verlo como una cadena que oprimía su libertad. La batalla
entre Miguel y Lucifer, cada uno con sus ángeles, no fue con armas, ya que no
tienen cuerpo, “las únicas armas que pueden blandir son los argumentos
intelectuales”, explica.
“Unos se hicieron más soberbios, otros no tanto. Cada ángel rebelde fue
deformándose más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el
contrario, los ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos
ángeles se santificaron más en una virtud otros en otra… los ángeles fueron
admitidos a la presencia divina, y a los demonios se les dejó que se alejaran”.
4.- La razón de su
rebeldía
Sólo en este punto se toma como referencia el libro “Historia del Mundo
Angélico”, también del P. Fortea. Allí sugiere, a modo de novela, que la prueba
por la que habrían pasado los ángeles es la revelación que les hizo Dios sobre
crear el mundo material con la humanidad, que Él se haría hombre para salvar a
los pecadores y que nacería de una mujer, la cual sería la reina de los
ángeles.
Lucifer no pudo soportar esta idea, creía que él debería engendrarlo al
ser la “obra maestra” del Creador. Más adelante con otros ángeles acusaron que
Dios estaba equivocado y se rebelaron por completo. Los ángeles que acataron la
voluntad de Dios se postraron a adorar a su creador, aún sin ver todavía su
esencia. Mientras que los rebeldes se alejaron del amor de Dios.
5.- Son seres
espirituales
“Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado
eternamente”. Es decir, no tienen cuerpo, no sienten inclinación a ningún
pecado que se cometa con el cuerpo, pero pueden tentar a los hombres a pecar en
esas materias. Comprenden esos pecados de un modo meramente intelectual y sus
faltas son sólo espirituales.
En este sentido el exorcista precisa que Satán “sigue siendo un
bellísimo ángel en su naturaleza, aunque repugnante en su aspecto moral… Su ser personal se
ha deformado, pero su naturaleza permanece y permanecerá intacta haga lo que
haga. Dado que ambas cosas son inseparables, él auténticamente es un monstruo,
un ser deforme, alguien que produce repugnancia y aversión”.
6.- Entre los demonios
también hay tiempo
Su tiempo no es material como el de los humanos, sino que es un tiempo
propio de los espíritus, que es llamado “evo” (“aevum” en latín) y que es la
sucesión de actos de entendimiento y voluntad en un ser espiritual.
El Creador, en cambio, vive en un eterno presente. “Sólo en Él no hay
sucesión de tiempo de ninguna clase. En Él no ha transcurrido nunca ni un solo
segundo, ni un solo antes ni después. La eternidad de Dios es cualitativamente
distinta de la eternidad del tiempo material (con un principio, pero sin final)
y de la eternidad del evo (también con un principio, también sin final)”,
puntualiza Fortea.
7.- Sufren al
considerar a Dios
Cada ángel caído “en el conocer encuentra placer, pero también
sufrimiento. Sufre cada vez que ese conocimiento le lleva a considerar a Dios.
Y el demonio percibe continuamente el orden y la gloria del Creador en todas
las cosas. Hasta en las cosas aparentemente más neutras, él encuentra el
reflejo y el recuerdo de los atributos divinos”.
Sin embargo, el exorcista plantea que “el demonio no está siempre en
cada instante sufriendo. Muchas veces simplemente piensa. Sólo sufre en ciertos
momentos, cuando se acuerda de Dios, cuando se vuelve a hacer consciente de su
miserable estado, de su separación de Dios”.
8.- No conocen el
futuro, ni pueden leer los pensamientos
Los demonios no ven el futuro, pero con su inteligencia muy superior a
la del ser humano pueden deducir por sus causas algunas cosas que sucederán. No
saben lo que uno decidirá porque “la libertad humana es el gran factor de
indeterminación en sus previsiones”, sostiene el P. Fortea.
“Los demonios pueden tentarnos pero no pueden leer nuestros
pensamientos. Aunque dada su gran inteligencia pueden conjeturar lo que
pensamos. Al ser seres más inteligentes que nosotros, deducen muchas más cosas
y con más seguridad con muy pocos signos externos que lo que deduciríamos
nosotros. Pero siempre hay que recordar que ellos están fuera de nuestra alma,
sólo Dios puede leer nuestra alma”.
Por Abel Camasca
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