“MEDICINA FOLKLÓRICA DE LA CAMPIÑA” de Isaías Nicho Rodríguez.
El remedio de la "bubónica" enfermedad que apareció en 1925 y que tanta alarma causó a los habitantes de Huacho y su campiña, lo descubrió un fugado del "matadero" del hospital El Carmen. Los atacados de este mal eran llevados a la sala llamada "lazareto" y allá esperaban el momento de rendir cuentas a Dios. La ciencia no había descubierto remedio alguno. Pero un tal Bernal, de la campiña, desafiando a la "carcancha" logró escaparse del hospital con una fiebre que pasaba los cuarenta grados, se fue con dirección hacia el mar, en su desesperación, botó la ropa y se zambulló en el agua algunos minutos. Al salir, se sintió restablecido y emprendió la marcha hacia su casa. Dos baños más y se salvó de la muerte. La noticia de tal descubrimiento corrió rápidamente y fue la salvación de otros atacados por tan terrible mal.
Al
momento entraron en acción los curanderos especialistas. A todos los golpeados
los llevaban al mar. En la playa le daban de tomar el líquido del "pico de loro" y le hacían masaje con la
espuma de las olas o con las llamadas arracachas. Ya en su domicilio quedaban
obligados a tomar por agua de tiempo, el emoliente de la tutuma, con la corteza
de pay-pay y palo de huaco. Un litro diario
por lo menos. El que no lo hacía quedaba expuesto a la postema, tumor interno
con el que irremediablemente morían. El indicado emoliente lo preparaban de la
tutuma integral, es decir, de su caparazón y masa interna. Tenía que ser
tomado: un pocillo media hora antes del desayuno,
antes del almuerzo y antes de la comida. Otros conocidos curanderos lo
empleaban en "tomas " para curar
las heridas externas rebeldes.
Del libro “Campiña adentro. Relatos, estampas costumbristas, medicina
folklórica y platos típicos”, 1961. Autor: Isaías Nicho Rodríguez, nacido en
Santa María (Huacho). Santiago Landas
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