jueves, 31 de marzo de 2022

PROSPERIDAD DE HUACHO CON EL APORTE DE LA COLONIA CHINA

 Cuba, Perú y Estados Unidos, en el continente americano fueron los países que importaron trabajadores chinos en volúmenes considerables, a partir del siglo XIX; emigraron así de China, de manera involuntaria. Fue la fuerza laboral que necesitaron algunos países del mundo para su expansión económica, décadas inmediatamente posteriores a la Revolución Industrial.

Los primeros que vinieron denominados culíes (1849-1874) desembarcaron en nuestras costas para el trabajo en el campo, construcción de ferrocarriles y en las islas guaneras. Esta situación posibilitó la continuidad del arribo de otros continentes en décadas posteriores (y hasta nuestros días), pero en proporciones menores. Estos últimos vinieron de manera voluntaria y en su mayor parte trajeron capital propio para dedicarse al negocio de pulperías, fondas, chifas, hoteles, encomenderías y tienditas.

Los chinos libres de la década de 1880 y los otros chinos comerciantes que vinieron al Perú hicieron de los alrededores del Mercado Central de Lima su hábitat natural, y con empuje, de a poquitos su propio barrio en la Calle Capón, cerca de ahí congestionaron al mentado Callejón de Otayza. En suma, los chinos estuvieron y están presentes en la cotidianeidad de la vida de miles de peruanos. Los chinos han aportado sustancialmente en la creación de riqueza nacional, con su reconocida laboriosidad emprendieron lo suyo en nuestro valle y ciudad.

El padre de Baltazar Leey y Julio Leey (este último vive), llamado Paulo, llegó en 1904, permaneció en Lima y estuvo como agricultor en 1914 en las haciendas de Ruquia, de ahí puso su negocio de abarrotes en Huaura, para tomar más tarde el ángulo de 28 de julio y La Merced, en 1919 hasta 1980.

Con su hijo Baltazar hizo en este lugar, bodega, cervecería, almacén, locería, ferretería. Esquina estratégica en la que Baltazar y sus hermanos colocaron banquitas para los peñeros asistentes a la Peña Mau o Peña Leey, ahí se trabajaba con firmeza; tertulias, distracciones a partir del mediodía hasta las dos de la tarde, con autoridades y amigos de diversas tiendas políticas.

Manuel Lun Fat, José Wong, Carlos Wong, Augusto Chuy, Ayam Lau, chinos puros que aparecieron en Huacho, por los años de 1910 a 1920 vendieron abarrotes a su dilecta clientela. Augusto Chuy y Gilberto Dimas Wong fueron agricultores en Humaya y también se dedicaron al negocio de restaurantes.

De apellido Chang hubieron varios: Pascual, padre del empresario Pedro Chang, hombre que laboraba venciendo el cansancio. Ilustrado, asesoraba a sus paisanos en asuntos legales -dice su hijo-. Tuvo su fábrica de velas, su casa de préstamo, un bar, el cine Princesa, negocios todos ubicados en la calle Comercio (Alfonso Ugarte). Y se dio tiempo para sembrar pan llevar en Capellanía (Rontoy). Esfuerzo económico con el que aseguró a su familia. Poseedor de fincas. Cabe el dicho: «De tal palo, tal astilla», por las cualidades empresariales que tiene Pedro Chang y cada uno de sus hijos, descendientes de este Pascual.

Simón Chang nacido en el Perú, arrendatario de Vilcahuaura, con inmensos terrenos de cultivo que abarcaba hasta las lomas, criador de gallos y de toros de lidia. Alternaba con gobernantes nacionales, como los generales Manuel A. Odría y Zenón Noriega, que lo visitaban, por su afición a los gallos.

Julio Chang, médico herbolario chino, reconocido por muchos, salvó a sus pacientes con paciencia y acierto. Dueño de una bodeguita. Presidente de la Colonia, por 1941 a 1942. Su esposa Sofía Vargas de Chang realizó obras sociales.

Mario Chang Fung, criador de cerdos. Felícita Chang, con la primera Academia de Corte y Confección en la localidad. De segunda generación, el poeta Felipe Chang Díaz, profesor de Matemáticas y Dibujo, periodista, orador. Paulino Chang Choy atendió en su peluquería y joyería, padre del empresario huachano Hugo Chang García. Thae Yec Chang Chan hermanos colocaron su tienda donde funciona en nuestros días el bazar Arévalo.

Ayi Lay, propietario de la hacienda Casa Blanca de Sayán y de la hacienda Loza, ésta la vendería a los Licetti. Y el fino señor Agustín Yau, montó su copete en Chacaca, territorio cercano a Mazo. A Francisco Tan-Chay, se le dio en alquiler por 1930 Alcantarilla; Mazo y Chacaca. Persona de prestigio, en nuestra Lima.

Chifas como El Oriental (La Pagoda, ahora), de Antonio y Augusto Ko. El España de Germán Chang y Antonio Ku Jong. El primer chifa surgió en la calle Salaverry. Gonzalo San Jong tuvo una afamada casa de préstamo conocida como Chong Geng, entre 28 de julio y Alfonso Ugarte.

Descendientes de culíes: los Rossi Corsi, los Loayza, los Salinas, los Navarro, entre otros. El primer Rossi Corsi llegó a ser hacendado en Huaura, en la hacienda Ingenio. Elegante, cortés, un gran jugador. ¡Qué mañas que se daba en estas artes! La dueña de su corazón Olinda Ku, de grata belleza.

Los Phang, Nicasio, Carlos, nacieron acá; Teófilo tuvo su tienda en Vilcahuaura y Nicasio, Gerente de la firma Cogorno. Carlos Phang casaría con Graciela Chang, mujer dulce y atractiva. Su padre de los Phang, Victor, chino de origen, residió en Sayán.

Manuel Afay Yong, procede de Cantón, como la mayoría. Estuvo aquí a partir de 1923. Era mecánico. Llegó a ser dueño de la primera fábrica de chupetes La Popular. Lo trajo Víctor Chang Say, quien tuvo su Fábrica de Agua de Gaseosas y Fideos. Los Chang Say, criaban chanchos como otros chinos. Dueños del hotel El Libertad hasta 1950 en que permanecieron en Huacho, luego se trasladaron a Huaral, más tarde a Lima donde hicieron una hermosa casa familiar en el barrio de Jesús María.

Julio Lo Say Yick (Julito Chía), padre de Sixto Lo, repartía el pan en capachos, dueño de la primera pastelería en Huacho, de la colonia china.

La prosperidad de Huacho, a través del comercio, la agricultura estuvieron en manos de la colonia, por las décadas de 1940-50. Los tambos de las haciendas pertenecían a ellos. Aprovecharon bien el auge del algodón los chacareros chinos.

Intervinieron en nuestras Fiestas Patrias, con sus castillos y elección de reinas de belleza como Marlene Wong, soberana del Centenario de Huacho. Zoraida Chang y Violeta Chan Chang, reinas de los carnavales. Hilda Becaj Garcilaso Leey, de ascendencia croata por el padre, tusán en cuarta generación, reina de la ciudad.

En años más recientes los tusán han tenido dignas representantes de la belleza y simpatía como: Loretta Peña Chang, Miss Huacho y reina de las playas de Huacho. Vanessa Vélez Chang, Miss Turismo, doblemente tusán por la línea paterna y materna.

Hubo sacerdotes chinos, con sus tradicionales y milenarias ceremonias en el «Chang Huay», en Quintay (Sayán). Yen la Pagoda China ubicada en el Barrio Chino, de Huacho. La Sociedad de Beneficencia China detentó sus asilos en Huaura y en la calle Salaverry; su cementerio en Hualmay. Tuvieron un acuerdo muy favorable de ayuda mutua, se protegían entre ellos.

Linda en lo pintoresco, personajes como el chinito «Sopa e' pato» que escribía cartas de amor, poeta popular de los años 50. «El Vendedor de perfumes» que anduvo en las calles entre 1945 y 1980, se tapaba las fosas nasales con algodones. El peluquero Valentín, galante, desde su establecimiento piropeaba a las damas; con un servicio a todo dar. El «chino Alí» que repartía pan, con anécdotas como la del bulo, bulo, bulí... «Chancaquita» y sus dulces. «El Mago Ilusionista». Chinos viejos, que en sus tiempos de 1920 al 30, pregonaban con «gelatín - gelatín».

Y todavía pasea en Huacho, la figura larga, distinguida de Fausto Sun, fotógrafo y artista chino, que estuvo primero en San Nicolás, pequeñito de siete años, acompañó a su padre que vino a hacer el Perú.

Han quedado para siempre, costumbres, tradiciones, comidas, fiestas, la ceremonia del té chino que se realiza el 10 de octubre (Su fiesta nacional). Dulces muy ricos como el mimpao, el sukian. Juegos como el machón o machok. Y el arte marcial, llamado taichi.

La Sociedad Central de Beneficencia de la Colonia China, es una institución vigente en la escena nacional y local. El aporte chino a nuestra cultura no sólo le da su espíritu comercial, sino que va a otros campos, como el artístico y literario. Por todo ello, el homenaje al 102 aniversario de la fundación de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China de Huacho, con el recuerdo de algunos, de honorables personajes chinos que vivieron y viven en esta parte del Perú.

(Publicado en Prensa Norte, N°13. Huacho, abril-mayo/96).

Fuente: “Encuentro con Huacho y allende los mares” de Julia del Prado Morales. Libro del Fondo editorial de la Biblioteca Nacional. 656 p. 2001. Lima, Perú. (Publicado en Prensa Norte, N°13. Huacho, abril-mayo/96).

Por: Julia del Prado Morales (2001)

Alejandro Smith Bisso

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