jueves, 24 de marzo de 2022

FE

En la antigua penitenciaría de Lima, llamada: El Panóptico, célebre por ser la más grande del país en su tiempo, se han descrito casos extraordinarios de fe.

Hubo una trifulca armada por presos para huir, se incendió toda una zona de esa cárcel. En un cuarto se refugiaron once presidiarios cristianos evangélicos que oraron con tal fe en medio del caos y llamas, que ese recinto no se quemó y el grupo se salvó.

En 1964 se clausuró el penal y fue demolido para dar paso a la construcción del Centro cívico del Lima y el hotel Sheraton. En el penal, en una pared, un presidiario había pintado la escena de cuando Jesús está atado y los soldados inician el despojo de sus ropas, al pie de la cruz y con las Marías, que había sido objeto de fe católica por los presos. El personal de la demolición no pudo derribar esa pared ni con maquinaria y por múltiples razones, al extremo que toda la penitenciaría estaba en el suelo y sólo quedó en pie la enigmática pared.

A su vez fue objeto de devoción para el pueblo que se apoderó del mural para no permitir que se derribara. El problema se resolvió cortando la pared, tal como fue el caso del Señor de los Milagros, para portarlo a la zona donde se construiría el penal de San Juan de Lurigancho. Por un tiempo estuvo abandonado en un descampado, pero hace años que a tal mural -del Cristo del penal- se le construyó una capilla, se lo restauró y es sitio popular de oración en Canto Grande; es fuente de fe.

Alejandro Smith Bisso.

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