Monseñor David L. Ricken, obispo de Green Bay, nos presenta una lista de propuestas para vivir la Cuaresma.
Por: Religión en Libertad | Fuente: Religión en
Libertad
El obispo David L. Ricken
de Green Bay, Wisconsin, presidente del Comité para la evangelización y la
catequesis de la Conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos (USCCB,
por su sigla en inglés), sugiere "10
cosas que debemos recordar en Cuaresma", tiempo que empezó el
Miércoles de Ceniza.
1. RECORDEMOS LA FORMULA:
ORACIÓN, AYUNO, CARIDAD.
La Iglesia hace una buena labor captando ciertas verdades al utilizar
listas y fórmulas que son fáciles de recordar: 10
Mandamientos, 7 sacramentos, 3 personas en la Trinidad. Para la
Cuaresma, la Iglesia nos da algo como un eslogan—Oración, Ayuno y
Caridad—que son las tres cosas que debemos poner en práctica durante este tiempo.
2. ES UN TIEMPO DE ORACIÓN.
La Cuaresma es esencialmente un acto de oración extendido a lo largo de
40 días. Mientras oramos, iniciamos un caminar, uno que esperamos
nos acerque más a Cristo y obre en nosotros un cambio por nuestro
encuentro con Él.
3. ES UN TIEMPO DE AYUNO.
Con los ayunos del Miércoles de Ceniza y del Viernes Santo y los viernes
sin comer carne, intercalados con nuestra disciplina personal, la Cuaresma es ahora el único tiempo en el que muchos
católicos ayunan realmente. Y,
por eso quizás, se le da tanta importancia, "¿A
qué cosa renunciarás en esta Cuaresma? ¿a los hot dogs? ¿a la cerveza? ¿a los
dulces?" Para algunos de nosotros esto es casi como un juego pero
el ayuno es una forma de penitencia que nos ayuda a alejarnos del
pecado y a acercarnos más a Cristo.
4. ES UN TIEMPO PARA
DISCIPLINARNOS MEJOR.
Los 40 días de Cuaresma son también una buena ocasión, un tiempo fijo
para ocuparnos de nuestra disciplina personal en general. En vez de renunciar a
algo, quizás pudiésemos hacer algo positivo. "Voy a hacer
más ejercicios. Voy a orar más. Voy a portarme mejor con mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo".
5. ES DEJAR MORIR ALGO DE
NOSOTROS.
El lado más serio de la disciplina durante la Cuaresma es que va más allá del auto-control—es
encontrar esos aspectos en uno mismo que no están imitando a Cristo y dejarlos
morir. El sufrimiento y la muerte de Cristo es lo que más ocupa nuestra mente
durante la Cuaresma y nos unimos a este misterio sufriendo y muriendo con
Cristo y siendo resucitados de una manera purificada.
6. NO HAY QUE HACER MUCHO.
Existe la tentación de convertir la Cuaresma en un período ambicioso de
reinvención personal pero lo mejor es que sea un tiempo simple y enfocado. Hay
una razón por qué la Iglesia trabaja en estos misterios año tras año. Pasamos
toda nuestra vida tratando de acercarnos más a Dios. No
trates de concentrar todo en una sola Cuaresma. Esa es una receta para el fracaso.
7. LA CUARESMA NOS HACE
PERCATARNOS DE NUESTRAS DEBILIDADES.
Por supuesto, aunque nos fijemos metas sencillas para la Cuaresma, aun
así, tenemos dificultad para cumplirlas. Cuando ayunamos nos damos cuenta de
que una comida es lo único que nos separa de pasar hambre. En ambos casos, la
Cuaresma nos hace percatarnos de nuestra debilidad. Esto puede ser doloroso
pero al reconocer lo indefensos que somos, hace que busquemos la
ayuda de Dios con sinceridad y con renovada urgencia.
8. SÉ PACIENTE CONTIGO MISMO.
Durante la Cuaresma, cuando nos enfrentamos a nuestras propias
debilidades, la tentación es sentirnos molestos y frustrados. "¡Qué mala persona soy!" Pero esa es una
lección errónea. Dios nos llama a ser pacientes y a vernos como
Él nos ve, con un amor incondicional.
9. TIENDE LA MANO
CARITATIVAMENTE.
Durante la Cuaresma, cuando experimentamos debilidad y sufrimiento, ese
es el momento de renovar nuestra compasión por aquellos que sufren, que tienen
hambre o que pasan necesidades. La tercera parte de la fórmula para la Cuaresma
es la caridad. No se trata de echar unos cuantos dólares más en la canasta de
la colecta; se trata de tender la mano a los demás y, sin cuestionar, ayudarlos a manera de compartir la experiencia del Amor incondicional de Dios.
10. APRENDE A AMAR COMO
CRISTO.
Dando de nosotros mismos en medio de nuestro sufrimiento y abnegación,
nos acerca más a amar como Cristo, quien sufrió y se entregó incondicionalmente
en la cruz por todos nosotros. La Cuaresma es un caminar por
el desierto para llegar al pie de la cruz en el Viernes Santo, cuando lo buscamos, imploramos su ayuda, nos
unimos a Él en sufrimiento y aprendemos a amar como Él.
Artículo originalmente
publicado en Religión en Libertad
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