Este tiempo, ¿es sólo una cuenta atrás?
Por: Padre John McCloskey | Fuente: Sevicio
Católico Hispano
Hablar sobre el Adviento en la sección de apologética a primera vista parecería
algo sin sentido, pero para defender nuestra fe, debemos también conocer el
porqué de la liturgia católica, es por ello que en esta oportunidad publicamos
este artículo, que además busca motivarnos a vivir más cristianamente estos
días previos a la Navidad.
1. El Adviento, con el que empieza el año litúrgico, es el
periodo de tiempo comprendido entre el cuarto domingo antes de Navidad y el día
de Nochebuena. Sus colores litúrgicos son el morado y el rosa.
En el calendario litúrgico de la Iglesia católica, el primer día del año no es
el 1 de enero, sino el primer domingo de Adviento. El Adviento es el primer
tiempo litúrgico del año que comienza cuatro domingos antes de Navidad y
termina en Nochebuena. Según el día de la semana en que cae el día de Navidad,
el tiempo de Adviento puede modificarse ligeramente.
El morado y el rosa son los dos colores litúrgicos designados para representar
el tiempo de Adviento. Aparecen en las vestiduras de los sacerdotes, en los
velos del tabernáculo, en la parte frontal del altar y en la corona de
Adviento. El morado se usa como símbolo de penitencia y preparación, pero el
tercer domingo de Adviento, conocido como "Domingo
Gaudete", se usa el rosa, que representa la alegría por la venida
de Jesús.
El día en que Cristo se hizo hombre para redimir al mundo fue preparado por
Dios durante siglos. La Iglesia participa y actualiza esta larga preparación en
este tiempo específico de preparación a la Navidad.
La Navidad -el día en el que Cristo nació para la redención del
mundo- es el día en el que cambió el curso de la historia de la salvación. Santo Tomás de Aquino, Doctor
de la Iglesia, lo explica de esta manera: "Es
evidente que el Hijo de Dios tomó nuestra condición y vino a nosotros no por un
motivo insignificante sino por nuestro bien. Él se vinculó a nosotros, por
decirlo de esta manera, tomando un cuerpo y un alma humana y naciendo de una
Virgen, para poder darnos su Divinidad. De esta manera, Él se hizo Hombre para
que el hombre se haga Dios" (Santo Tomás de Aquino, Las tres
grandes oraciones, comentarios sobre la oración del Señor, el Ave María y el
Credo de los Apóstoles).
En el Catecismo podemos leer: "La venida del
Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso
prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la
"Primera Alianza" (Hb9,15), todo
lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas
que se suceden en Israel" (Catecismo 522). En el Antiguo Testamento
aparecen varias proclamaciones de este tipo: "Espere
Israel al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en
abundancia: él redimirá a Israel de todos sus pecados." (Sal 130,
7-8).
Este tiempo de espera y de preparación no se da sólo antes de la Navidad sino
que se da en cada año litúrgico y también en la actualidad. El Catecismo
afirma: "Al celebrar anualmente la liturgia de
Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga
preparación de la primera venida del Salvador" (Catecismo, 524).
2. EL ADVIENTO ES TAMBIÉN UN
TIEMPO DE PREPARACIÓN PARA LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.
Como católicos, creemos que Cristo vendrá de nuevo al final de los tiempos y
así lo profesamos en el Credo cada domingo: "Y
vendrá otra vez con gloria a juzgar a vivos y muertos; Y su reino no tendrá
fin" (Credo Niceno-constantinopolitano). Durante el Adviento nos
preparamos para la venida de Cristo en Navidad, pero también recordamos que
Cristo prometió volver. El Catecismo nos dice: "Celebrando
la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste:
"Es preciso que él crezca y yo disminuya" (Jn 3, 30)."
(Catecismo 524).
El Adviento es un tiempo de espera para la segunda venida, así como un
reconocimiento de que seremos juzgados por Cristo por nuestras acciones y
decisiones. Por esta razón el Adviento es un tiempo de arrepentimiento;
esperamos con alegría la venida de Cristo, pero también buscamos el perdón por
nuestros pecados para poder estar preparados. El Evangelio de Marcos proclama: "Estén prevenidos, entonces, porque no saben
cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del
gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos."
(Mc 13, 35-36).
Durante un Ángelus, el Papa Benedecito XVI enseñó sobre esta llamada a la
vigilancia: "¡Vigilad! Esta es la llamada de
Jesús en el Evangelio de hoy. No se dirige sólo a sus discípulos sino a todos.
¡Vigilad! (Mc 13, 37). Es una exhortación saludable que nos recuerda que
la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que está proyectada hacia un "más allá", como una plantita que
germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el
hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros
será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha utilizado sus
propias capacidades: si las ha conservado para sí o
las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos." (Papa
Benedicto, Mensaje del Angelus, 27 de noviembre de 2011).
3. HAY MUCHAS MANERAS
PRÁCTICAS DE ENTRAR EN EL ADVIENTO.
Los tiempos litúrgicos no existen sólo para la misa de los domingos, sino
también para nuestro beneficio espiritual diario. Aqui un conjunto de cosas que
podemos hacer para entrar en este espíritu del Adviento, un espíritu de
expectación, vigilancia, arrepentimiento y alegría.
- Reza: "Rezar el Rosario todos los días
centrándonos en los Misterios Gozosos" o "hacer una vigilia ante una
clínica abortista con algunos amigos. Puedes salvar la vida de algún bebé y tal
vez cambiar la mentalidad de alguno de los "Herodes" que dirigen las
instalaciones".
- Ayuna: "Hacer un programa de ayuno para Adviento y ser moderado con la
comida y la bebida en las fiestas de Navidad", o "ver menos la
televisión durante este tiempo o, por lo menos, ver algunos clásicos de Navidad
con la familia o los amigos", o "bajar el ritmo de compras".
- Dónate: "Recupera las obras corporales y espirituales de misericordia y
realízalas una a una cada semana hasta que llegue la Navidad. Hay mucha gente
herida que necesita sentir y recibir nuestro amor", o "háblales del
sacramento de la Penitencia a tus amigos y familia y llévalos a un buen
sacerdote para que se puedan confesar. ¿Cómo puede superar a eso un simple
regalo de Navidad?"
- Actúa: "Compra y lee el libro del Papa Benedicto XVI sobre la infancia
de Jesús", o "no tires el árbol de Navidad o quites el Belén justo
después del 25 de diciembre, el tiempo de Navidad no ha hecho más que
empezar", o "cumple los propósitos de Año Nuevo".
Estas
sugerencias son sólo unas pocas de las muchas maneras que podemos seguir para
entrar en este tiempo de Adviento. La Iglesia nos ofrece este momento de espera
para que nos podamos preparar más plenamente para la alegría y la gracia que
recibimos en Navidad.
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