«TUCHO» RECTIFICA LA RESPUESTA DE LADARIA EN 2021
Bendición de una pareja de mujeres a las puertas de
la catedral de Colonia en septiembre, en un acto en el que participaron
sacerdotes católicos próximos al camino sinodal alemán: este gesto queda
autorizado tras la 'declaración' del cardenal Víctor Fernández.
Con la aprobación del Papa, y
apoyándose casi exclusivamente en afirmaciones de Francisco, el cardenal Víctor Fernández,
prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha dado a conocer este lunes
la declaración Fiducia supplicans, de fecha 18 de diciembre, "sobre el sentido pastoral de las bendiciones".
Esta declaración abre la puerta a
"la posibilidad de bendiciones de parejas en
situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por
parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la
bendición propia del sacramento del matrimonio" (n. 31).
LO
QUE HABÍA DICHO LADARIA HACE CASI TRES AÑOS
La declaración rectifica la respuesta del
cardenal Luis Ladaria el
22 de febrero de 2021, que estableció que las bendiciones, en su condición de sacramentales, exigen "que
aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y
expresar la gracia... Por tanto, son compatibles con la esencia de la bendición
impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de por sí ordenadas
a servir a estos designios. Por este motivo, no es lícito impartir una
bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que
implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión
indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de
la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo".
La Iglesia, simplemente, "no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el
sentido anteriormente indicado".
Para evitar la contradicción con
su predecesor, la declaración de Tucho Fernández afirma que el
trabajo del Dicasterio "debe favorecer, junto
a la comprensión de la doctrina perenne de la Iglesia, la
recepción de la enseñanza del Santo Padre", por lo cual
incorpora "nuevas precisiones, a la luz de la
actitud paterna y pastoral del Papa Francisco", sobre todo como fue
expresada en su respuesta de octubre a los dubia de
cinco cardenales, que incluían este punto.
BENDICIÓN,
PERO NO RITUAL
Fernández reitera que "son inadmisibles ritos y oraciones que
puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del
matrimonio, como «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una
mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos», y lo que lo contradice. Esta
convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio".
Pero, para permitir lo que antes
se prohibía, utiliza el concepto de bendición "pastoral" o "no
ritual", que no estaría constreñida por la exigencia de
que aquello que se bendice "sea conforme
a la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de la Iglesia",
lo cual solo se referiría a las bendiciones "litúrgicas".
Según Fernández, "reducir el sentido de las bendiciones" solo
al de las bendiciones litúrgicas "nos llevaría
a pretender, para una simple bendición, las mismas condiciones morales que
se piden para la recepción de los sacramentos". El documento
no especifica a qué sacramentos se refiere, dado que las condiciones morales
para unos u otros no son las mismas. Solo es común a todos ellos una
disposición de apertura a la gracia, pero justo esa disposición es la que
legitimaría, según el documento, la petición de bendición de parejas en
situaciones irregulares o del mismo sexo, que piden con ella "aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su
Espíritu, que la teología clásica llama 'gracias actuales'”.
Se trata, pues, de evitar "que un gesto pastoral, tan querido y difundido, se
someta a demasiados requisitos morales previos que, bajo la pretensión de
control, podrían eclipsar la fuerza incondicional del amor de Dios en la que se
basa el gesto de la bendición". La declaración no amplía este
punto para especificar qué bendiciones del ritual de
la Iglesia exigen requisitos morales previos,
dado que muchas de ellas se refieren a cosas y animales o a situaciones
muy genéricas de personas.
En el nuevo sentido de la
bendición ahora declarado, Dios sí comunica a su Iglesia
"el poder de bendecir" y
"la bendición se transforma en inclusión,
solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y
aliento. La bendición expresa el abrazo misericordioso de Dios y la maternidad
de la Iglesia".
NO
HACEN FALTA MÁS INDICACIONES
La Santa Sede quiere, pues, que
estas bendiciones tengan lugar "fuera de un
marco litúrgico", en un "ámbito de
mayor espontaneidad y libertad".
Al mismo tiempo, la Iglesia "debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la
rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares... Por lo tanto, cuando
las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral
exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir
una perfección moral previa". Este requisito no figura en ninguna
bendición del ritual y no formaba parte de la respuesta del cardenal Ladaria en
2021, que rechazaba la bendición "de las uniones" de personas del mismo sexo, al mismo tiempo
que la autorizaba "a las personas
individuales".
El nuevo documento insiste en que
estas "bendiciones no ritualizadas" no
deben convertirse en un "acto litúrgico" o
"semi-litúrgico" porque supondría
un "grave empobrecimiento" del
gesto: "Sometería un gesto de gran valor en la
piedad popular a un control excesivo, que privaría a
los ministros de libertad y espontaneidad en el acompañamiento de la vida de
las personas".
Para evitar "cualquier forma de confusión o de escándalo", afirma Tucho,
"cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación
irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros
litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los
ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni
siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto
mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo
sexo".
BLINDAJE
PARA LOS SACERDOTES QUE BENDIGAN
De ahí la preocupación del cardenal
Víctor Fernández, en la que insiste varias veces, de que ni los obispos ni las
conferencias episcopales intervengan para crear normativa alguna al respecto: "No se debe ni promover ni prever un ritual para las
bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o
prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que
se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición".
La declaración blinda así a los
sacerdotes que quieran llevar a cabo estas bendiciones contra cualquier
intervención limitativa de sus obispos.
Y zanja el tema, señalando que
esta declaración "es suficiente" para
el discernimiento y "no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los
detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones".
CON
UN OJO EN EL CAMINO SINODAL ALEMÁN
Con esta declaración, el
Dicasterio para la Doctrina de la Fe tiende una mano a la Iglesia alemana,
algunos de cuyos obispos más relevantes llevaban tres años criticando el
posicionamiento del cardenal Ladaria , y sobre todo tras la carta que en noviembre pasado dirigió el cardenal Pietro Parolin a la
Iglesia alemana reiterándole la imposibilidad de ordenar mujeres y de bendecir
los actos homosexuales.
Ahora, los representantes del camino sinodal alemán ven reconocida una de sus exigencias, aunque
su pretensión fuera dotar a las bendiciones de parejas del mismo sexo de un
estatus semejante al matrimonio. De hecho, en los gestos de desafío que se han
llevado a cabo en el interior de algunos templos, se utilizó una solemnidad y
una ritualidad contraria a lo dispuesto por la declaración Fiducia supplicans. Pero ahora podrán llevarse
a cabo bendiciones similares sin que la Santa Sede haya fijado límite concreto alguno.
Es una situación en cierto modo
análoga a la que ha vivido la comunidad anglicana en el Reino Unido, que en
febrero pasado aprobó la bendición de parejas del mismo sexo. Pero no ha sido
hasta el pasado 17 de diciembre en que tuvo lugar el primer caso. En la Iglesia
de San Juan Bautista de Felixstowe (Suffolk) fueron bendecidas las
sacerdotisas Catherine Bond y Jane Pearce,
en una ceremonia que ha dividido profundamente al anglicanismo.
De hecho, se ha producido
un cisma real de
las comunidades anglicanas de África y Asia, que ya no reconocen la legitimidad
del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, por haber aceptado esta práctica. Ello a pesar
de que Welby afirma que nunca impartirá esas bendiciones, por ser contrarias a
su convicción cristiana.
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