Este domingo 9 de junio la Iglesia celebra la
Solemnidad de Pentecostés, día en que se cumplió la promesa de Cristo a los
apóstoles, de que el Padre enviaría al Espíritu Santo para guiarlos en la
misión evangelizadora.
Para comprender más de esta fecha, aquí presentamos
ocho claves.
1. PROVIENE DE LA
PALABRA GRIEGA QUE SIGNIFICA "QUINCUAGÉSIMO" (PENTECOSTE)
La razón es que Pentecostés es el quincuagésimo día (en griego, pentecoste
hemera) después del Domingo de Pascua (en el calendario cristiano).
Este nombre se empezó a usar en el período tardío del Antiguo Testamento
y fue heredado por los autores del Nuevo Testamento.
2. ESTA FESTIVIDAD
TIENE OTROS NOMBRES
La fiesta de las semanas, la fiesta de la cosecha o el día de los
primeros frutos, son algunos.
Hoy en día en los círculos judíos se le conoce como Shavu`ot (en hebreo,
"semanas"). Además, se le conoce con diferentes nombres en varios
idiomas.
En los países de habla inglesa también se le ha conocido como "Whitsunday" (Domingo Blanco), nombre
que se deriva probablemente de las prendas blancas de los recién bautizados.
3. PENTECOSTÉS FUE OTRO
TIPO DE FIESTA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Fue un festival para la cosecha y significaba que esta estaba llegando a
su fin. Deuteronomio 16 dice:
“Luego contarás siete semanas; las contarás desde
el día en que comiences a cortar el trigo. Entonces celebrarás la fiesta de las
Siete Semanas a Yahvé, tu Dios, haciéndole ofrendas voluntarias según lo que
hayas cosechado por la gracia de Yahvé, tu Dios”. (Dt. 16:9-10)
4. EN EL NUEVO
TESTAMENTO REPRESENTA EL CUMPLIMIENTO DE LA PROMESA DE CRISTO
Representa el cumplimiento de la promesa de Cristo al final del
Evangelio de San Lucas:
“Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los
padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día.
Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los
pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones,
invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo
voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la
ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba’”. (Lc. 24:46-49)
5. EL ESPÍRITU SANTO
TIENE DIFERENTES SÍMBOLOS EN EL NUEVO TESTAMENTO
Hechos 2 recuerda:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que
llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre
cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran”.
Este pasaje contiene dos símbolos del Espíritu Santo y su actividad: el
viento y el fuego.
El viento es un símbolo básico del Espíritu Santo; la palabra griega que
significa "Espíritu" (Pneuma)
también significa "viento" y "aliento". Aunque el término usado para "viento" en este pasaje es pnoe (un
término relacionado con pneuma), al lector se le da a entender la conexión
entre el viento fuerte y el Espíritu Santo.
EN RELACIÓN AL SÍMBOLO DEL FUEGO EL CATECISMO SEÑALA:
Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la
vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de
los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que “surgió
[…] como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha” (Si 48, 1), con
su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo
(cf. 1 R 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que
toca. Juan Bautista, “que precede al Señor con el
espíritu y el poder de Elías” (Lc 1, 17), anuncia a Cristo como el que “bautizará en el Espíritu Santo y el fuego” (Lc 3,
16), Espíritu del cual Jesús dirá: “He venido a
traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!” (Lc
12, 49). En forma de lenguas “como de fuego” se
posó el Espíritu Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los
llenó de él (Hch 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo
del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf.
San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). “No
extingáis el Espíritu” (1 Ts 5, 19). (CIC
696)
6. EXISTE UNA CONEXIÓN
ENTRE LAS "LENGUAS" DE FUEGO Y EL HABLAR EN OTRAS "LENGUAS"
Sí. En ambos casos la palabra griega para "lenguas"
es la misma (glossai), y el lector está destinado a entender la
conexión.
La palabra "lengua" se
utiliza para significar tanto una “llama (fuego)” como
“lenguaje”.
Las "lenguas como de fuego"
que se distribuyen y se almacenan sobre los discípulos, provocan que empiecen a
hablar milagrosamente en "otras lenguas" (es
decir, los idiomas)
Ese es el resultado de la acción del Espíritu Santo, representado por el
fuego.
7. EL ESPÍRITU SANTO ES
DIOS
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad".
Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido
revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la
historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con
la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es
reconocido y acogido como persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere
a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un
obrar propio y un carácter personal.
8. PENTECOSTÉS
SIGNIFICA PARTICIPAR DE LA VIDA DIVINA DE CRISTO Y SER TESTIGOS
La solemnidad de Pentecostés es una de las más importantes en el
calendario de la Iglesia y contiene una rica profundidad de significado. De
esta forma lo resumió Benedicto XVI el 27
de mayo del 2012:
“Esta solemnidad nos hace recordar y revivir la
efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los demás discípulos, reunidos
en oración con la Virgen María en el Cenáculo (cf. Hch 2, 1-11). Jesús, después
de resucitar y subir al cielo, envía a la Iglesia su Espíritu para que cada
cristiano pueda participar en su misma vida divina y se convierta en su testigo
en el mundo. El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, derrota su aridez,
abre los corazones a la esperanza, estimula y favorece en nosotros la
maduración interior en la relación con Dios y con el prójimo”.
Traducido por y adaptado por Diego
López Marina. Publicado originalmente en National
Catholic Register.
Redacción ACI
Prensa
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