lunes, 24 de junio de 2019

LA HEREJÍA MÁS ABSURDA DEL PROTESTANTISMO ESTÁ DE MODA EN EL CATOLICISMO


El protestantismo tiene una serie de principios fundamentales sin los cuales nadie puede considerarse, o ser considerado, protestante. Uno de ellos es el Sola Scriptura, con su hermano de sangre el “libre examen", y otro es el solafideísmo. Este último consiste en la tesis de que somos justificados solo por la fe y que las obras no tienen ni arte ni parte en nuestra salvación. 
Una presentación chabacana, pero muy real, del solafideísmo es la famosa frase de Lutero “Pecca fortiter crede fortius” -"peca con fuerza pero cree con más fuerza"-.
Pues bien, la única vez en toda la Biblia en que las palabras fe, sola y justificación aparecen en un versículo es para negar el solafideísmo: Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe.
Stg,2,24
Lutero fue tan “genial” que en su traducción al alemán de Romanos 5,1 Justificados, por tanto, por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” añadió se su propia cosecha el “solo", quedando entonces así “Justificados, por tanto, SOLO por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo",
Como muchas herejías, el solafideísmo tiene algo de verdad. San Pablo enseña: Así pues, por gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no procede de vosotros, puesto que es un don de Dios: es decir, no procede de las obras, para que nadie se gloríe, Efe 2,8-9
Pero el mismo apóstol aclara en Gálatas a qué tipo de obras se está refiriendo.
Pero, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley. Pues por las obras de la ley no será justificado nadie. Gal 2,16
Resumiendo. San Pablo, como el resto de la Iglesia al menos desde el primer concilio en Jerusalén (Hch15,7-11), indica que la salvación no viene por guardar la ley mosaica sino por gracia. Y ello por una razón elemental: “nadie, por sí mismo, puede guardar toda la ley".
Ahora bien, el propio apóstol señala la importancia de las obras a la hora de ser salvos. En la epístola de Romanos escribe: Tú, sin embargo, con tu dureza y con tu corazón que no se quiere arrepentir, atesoras contra ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia en el buen obrar, buscan gloria, honor e incorrupción; la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia.
Rom 2,5-8
¿Cómo va a ser solafideísta al modo protestante quien enseña que Dios paga con la vida eterna a quien persevera en el buen obrar? ¿cómo el que también enseña esto?: Los que viven según la carne sienten las cosas de la carne, en cambio los que viven según el Espíritu sienten las cosas del Espíritu. Porque la tendencia de la carne es la muerte; mientras que la tendencia del Espíritu, la vida y la paz.  Puesto que la tendencia de la carne es enemiga de Dios, ya que no se somete -y ni siquiera puede- a la Ley de Dios. Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Rom 8,5-8
Y: Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, ya que no estamos bajo la Ley sino bajo la gracia? De ninguna manera. ¿Es que no sabéis que si os ofrecéis vosotros mismos como esclavos para obedecer a alguien, quedáis como esclavos de aquel a quien obedecéis, bien del pecado para la muerte, bien de la obediencia para la justicia? Rom 6,15-16
Por si quedara alguna duda, nuestro Señor Jesucristo dejó muy claro cómo va a ser el juicio de cada cual: No os maravilléis de esto, porque viene la hora en la que todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron el bien saldrán para la resurrección de la vida; y los que practicaron el mal, para la resurrección del juicio. Jn 5,28-29
Necios fueron Lutero, Calvino y necios son todos los que predican el falso evangelio del solafideísmo.
Ahora bien, siendo la doctrina católica sobre esta cuestión tan clara -especialmente en el concilio de Trento-, ¿cómo entender que hoy está tan extendida la idea de que Dios nos va a salvar a todos independientemente de que vivamos en pecado o no?
Por ejemplo, aquellos que promueven el adulterio permitiendo comulgar a los adúlteros que no tienen intención de dejar de serlo, ¿no son como el Lutero que dice que da igual que peques mientras crees?
De hecho, el solafideísmo está radicalmente entroncado con la idea igualmente herética de que el hombre es incapaz de cumplir la voluntad de Dios aunque para ello reciba la imprescindible ayuda de la gracia de Dios. Como no puede dejar de pecar, le basta la fe. Pues bien, la fe es tan don de la gracia de Dios como la capacidad de vivir en santidad.
De lo contrario, sería mentira esto: No os ha sobrevenido ninguna tentación que supere lo humano, y fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; antes bien, con la tentación, os dará también el modo de poder soportarla con éxito. 1 Cor 10,13
Y, sobre todo, esto: porque Dios es quien obra en vosotros el querer y el actuar conforme a su beneplácito. Fil 2,13
Como ya he indicado en otras ocasiones, la vida del cristiano gira en torno a dos grandes verdades: porque sin mí no podéis hacer nada(Jn 15,5) y todo lo puedo en aquel que me conforta (Fil 4,13). En otras palabras. Sin Dios, nada. Con Dios, todo. Y en ese camino hacia la santidad, tenemos abogado fiel que intercede por nosotros cuando pecamos, si en verdad nos arrepentimos y confesamos nuestra infidelidad al Señor (1 Jn 1,9) .
Por último, recordemos la advertencia del apóstol San Pablo a la Iglesia, a los fieles: Os escribí en mi carta que no os mezclaseis con los fornicarios. Pero no me refería, ciertamente, a los fornicarios de este mundo, o a los avaros o a los ladrones, o a los idólatras, pues entonces tendríais que salir de este mundo. Lo que os escribí es que no os mezclaseis con quien, llamándose hermano, fuese fornicario, avaro, idólatra, injurioso, borracho o ladrón. Con éstos, ni comer siquiera. 1ª Cor 5,9-11
Y recordemos igualmente que no hay mayor caridad que ayudar a quien está alejado de la sana doctrina a dejar atrás su error: Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que quien convierte a un pecador de su extravío salvará su alma de la muerte y cubrirá sus muchos pecados. Stg 5,19-20
Quien predique otra cosa, sea un ángel del cielo, un sucesor de los apóstoles o un pastor protestante, sea anatema (Gal 1,8-9)
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Salvador Jesucristo.
Laus Deo Virginique Matri
Luis Fernando Pérez Bustamante

No hay comentarios: