jueves, 20 de junio de 2019

TESTIMONIO - OVEJA PERDIDA - REGRESANDO AL PADRE


Crecí en una familia católica light pues sólo teníamos la etiqueta, más no practicábamos el catolicismo. No iba a misa los domingos y mejor no sigo; pero sí recuerdo que mi mamá me enseñó rezar el Ángel de la Guarda cuando era pequeña.

Siempre me gustó leer, mi lectura favorita siempre fue la Biblia, cuando tenía 5 años en adelante. Recuerdo mucho que tenía la pasta dorada con las hojitas delgadas, mis libros favoritos era el Génesis y el Apocalipsis, nunca tuve un estudio profundo de los pasajes. Solo dejaba volar mi imaginación. En la primaria el pasaje que más me marcó fue cuando Jesús expulso demonios de un hombre poseído a los chanchos, estos corrían y se aventaban al abismo; a raíz de esto nunca comí chancho y espero nunca hacerlo.

Desde pequeña me pasaron cosas muy inusuales ,siempre había temor a la oscuridad, dormí con mi mamá hasta los 11 años por ese motivo, ya que habían situaciones y momentos donde podía sentir una presencia; que me perturbaba, hacía que la piel se me erice y hasta podía verlos (o eso creo), se manifestaban y simplemente no podía estar tranquila. Bueno tuve una niñez se podría decir un tanto solitaria y aprovechaba mucho de mis tiempos de lectura, siempre me sentí observada. En mi pequeñez, yo sabía que Dios existía lo sabía dentro de mi corazón y sin querer siempre lo mencionaba, crecí…

En la primaria estudie dos años en un colegio católico, me enseñaron lo básico del catecismo, muy poco la verdad y en la secundaria forme parte del coro de mi colegio, el cual nos llevan al Arzobispado a cantar y recuerdo mucho que cada vez que cantaba mi corazón sentía AMOR; es algo inexplicable pero simplemente me gustaba estar en el coro. Mi Confirmación la hice el último año de la secundaria, esperaba con muchas ganas el día de la catequesis; me gustaba participar y aprender, yo estaba atenta a todo y así conocer de Dios y la Virgen María; era como si siempre hubiéramos tenido un lazo que nos unía, mas nunca nadie me ayudó a profundizar eso, siempre hubieron situaciones en mi vida que hacían que me alejara por el contrario. Tuve una adolescencia muy corta, pues fui mamá muy joven (a los 16) y aunque inmadura amé a mi bebe y siempre le pedí a Dios su protección.

Desde pequeña podía presentir ciertas cosas y ese tipo de cosas me llevó que a muy temprana edad, me interesara por lo oculto y sucesos futuros. La curiosidad por lo desconocido me llevó a profundizar en el mundo esotérico; comencé aprender lectura de cartas y quiromancia; la verdad es que recuerdo que encontré un libro en casa que hablaba de todo este tipo de cosas; era un libro muy antiguo; nunca supe de quien era y a donde fue a parar. Comencé a comprar libros donde fui profundizando más en estas cosas, a profundizar en los horóscopos y en todo lo que tenía que ver con eso, igual dentro de mí había algo que me decía que no estaba bien lo que estaba haciendo; pero aun así la curiosidad y mi carne me conducían siempre a este tipo de cosas. De las mancías, pase a los baños ritualizados, cartas astrales, reíki, meditación, mantras, alineación de chacras, regresión, acupuntura, rituales de pago a la tierra y todo ese tipo de cosas que tiene la Nueva Era. Profundice más y no me daba cuenta que cada vez caía más en la oscuridad. Llegue gastar mucho dinero desde pagar S/.200 por una lectura de cartas a pagar $600 sólo por una consulta con un Cosmobiólogo, tremenda tontería!!! Ponía mi fe en el Padre de la mentira.

Pues bien al margen de eso tuve también errores que ofendieron mucho a Dios que me denigraron a mí misma como mujer y como persona, pero dentro de todo yo pensé que estaba bien, pues nunca le hacía daño “NADIE”, ya que todo el mundo lo hace, no me daba cuenta que provocaba heridas en mi alma cada vez más profundas. Y por consiguiente dañaba a las personas que amaba con ciertas actitudes y comportamientos propios de una persona enferma del alma.

El mundo está tan de cabeza que ya todo parece normal pues que a pesar de eso yo sabía que Dios estaba ahí, pero mi ceguera no me permitía ver más, y acabar con eso. Finalmente las cosas que emprendía siempre me iba bien a pesar de todas mis metida de pata siempre sentí que el Señor estaba mi lado, ahora es que me doy cuenta, yo misma a veces me sorprendía de ciertas habilidades y capacidades, para ser una persona que no ha tenido una educación profesional de una otra manera agradezco que me haya dado estas gracias (que no supe utilizar).

Pero a partir hace tres años atrás aproximadamente comencé a tener problemas, era como si todo comenzaba a jugar en mi contra, cuando en realidad todo estaba poniéndose en su sitio. Creo que el Señor se había cansado de esperar que voltee y lo busque, me había dado tanto y yo tan indiferente con él. No me daba cuenta solo vivía por vivir… me vanagloriaba de mis logros hasta que un chasquido pase de ser una persona que tenía éxito en los negocios y ser reconocida por sus habilidades, a entrar en un callejón sin salida. Simplemente me perdí… me perdí de la manera más terrible. Me perdí a mi misma, había ido matando lo que quedaba de Dios dentro de mí. Recuerdo que el último año y el año antes que se diera mi conversión había hecho casi de todo lo que ofende a Dios!!! Estaba con pase Vip al infierno con bloqueador incluido. Yo quería encontrar paz y en esas prácticas encontraba una que no era real y recuerdo como se aceleraba mi corazón, como si quisiera salirse de mi cuerpo. No me daba cuenta a lo que me estaba entregando, en supuestas sesiones de liberación con una bruja “blanca” (ahora sé que estas con Dios o estas con el demonio), llegué invocar al Arcángel San Miguel… vaya que le ofendí.

Esta señora me dijo que necesitaba tener una medalla de San Benito, y aunque camine por oscuridad rezaba todos los días el salmo 23 y el salmo 91 por recomendación de ella, creo que finalmente Dios estaba intentando ya encontrarme de nuevo. Se compadeció de mí porque estaba recontra perdida. Mandé a comprar las medallas de San Benito y las tenía guardadas mi hijo mayor, quien por ironías de la vida en ese momento estaba preparándose para la Confirmación, me decía que las cosas que hacia estaban mal y sé que rezaba por mí. Aún recuerdo que podía escucharlo muchas noches, me asomaba a escondidas y podía verlo de rodillas orando por más de una hora entre lecturas y salmos; pidiendo por mí y su papá…siento que eso debe haber sido agradable para los ojos de Nuestro Señor. Ya había buscado información acerca de la medalla de San Benito, las compré en el mes de enero 2017 y recién pude llevarlas a bendecir el 25 de agosto, no fue fácil llegar al grupo Sí Señor.

Busqué información de la medalla en Lima y me salió la página del Hermano José, guarde la información mucho tiempo en mi celular, sin embargo algo siempre pasaba. Viernes tras viernes, algo sucedía: tenía trabajo, tenía problemas, había tráfico, etc. Eran cosas descabelladas que pasaban los viernes, después de todo salir no iba ser tan fácil.

Por insistencia de mi hijo de poder bendecir las medallas, llego ese viernes. Estaba por perder muchas cosas por esos días, ya que aunque nunca lo busqué, el Señor me dio mucho…mucho aún sin merecerlo (cosas materiales). Ese día llegué a casa 9 pm (cuando 8 pm comenzaba la oración), abrumada de tantos problemas ya que estaba a punto de perder mis propiedades me senté y comencé a hablar con mi esposo, nuestra relación estaba desgastada, además de tanta oscuridad que se había metido en mí, a mi casa, a mi negocio (….)

Entra mi hijo, me dice: otra vez es viernes y las medallas siguen sin bendecir mamá!!!, le dije ahora no por favor… otra semana más mencionó. Al mirarlo algo tocó mi corazón; tomé el celular y llame al Hermano José, no hubo respuesta. Al menos lo intente hijo le dije… ya se habrán ido ya son las nueve. A los 10 minutos suena mi celular y el Hermano José de frente me dijo: Acaso no sabes que estoy ocupado… tú eres la que está PERDIDA!!!, me dijo: Ven rápido. Ni si quiera pregunto mi nombre ni me dejo hablar. Llegue con la dirección que está en el blog acompañada de mis dos hijos. Al llegar me abrió un Señor que es miembro del grupo al cual posteriormente conocí y me hizo pasar, me dijo: ¿tienes problemas en tu trabajo no?.. Si le respondí… tu esposo debería estar aquí contigo menciono… la pelea será dura, una vez que empiezas ya no puedes retroceder. Solo pude decir gracias. Finalmente yo solo iba para bendecir las medallas.

Olvide mencionar que cuando llegue estaban en el momento de liberación, el Hermano al mirarme me dijo: Tú eres la pérdida. Yo sentía que la distancia de la puerta al altar era larga e inclinada. Sentía confusión, mareos y hasta vergüenza por que era la segunda vez que me decía PERDIDA. La liberación se dio yo sentí que algo en mi salió (pero aun había mucho mas)… El hermano me dijo: A donde te has ido, has estado recontra PERDIDA. Solo me quede en silencio.

Me sentí la persona más ruin, era la única persona nueva y otra chica, que jamás volví a ver. En esa Teofanía, San Miguel Arcángel se dirigió de una manera muy imperativa, estaba muy molesto porque se le había ofendido, ya que menciono que se le había invocado en cosas oscuras, sabía que se estaba dirigiendo a mí. Hablaba de la ofensa a nuestro Padre Celestial, perdóname… perdóname…perdóname decía por dentro, quería meterme debajo de la tierra.
Ese día fue el antes y el después en mi vida .Comenzó mi CONVERSIÓN, ese día entró en mí el Temor de Dios, desde ese día hasta el día de hoy sólo he faltado dos veces al grupo por motivos extremos, pero esos dos días que falte tuve la sensación como que quisieran arrastrarme nuevamente.

Agradezco a Dios por haberme llevado el Grupo Si Señor, pues lo encontré a Él, lo único que le pido todos los días es que no me suelte de su mano.

Después de tres meses de haber participado como asistente para sanación en el grupo, me invitaron a formar parte de él. Ni siquiera lo dude, sólo por instinto mi corazón respondió: Si Señor!!!

Me he demorado mucho en escribir ese testimonio, pues quería tener la certeza que el Señor ya me había perdonado, descubrí que cuando Él encuentra un corazón sincero te da su perdón, la que no se perdonaba era yo. Puedo decir que: Grande es su MISERICORDIA como lo es su AMOR.

Gracias Padre por haberme llamado a servir y haberme hecho esclava de tu esclava; de la Perfectísima Virgen María… aunque poco a poco estoy aprendiendo y debo de estar volviendo loco al Espíritu Santo. Sólo sé que cada cosa que hago lo hago con amor porque sierva inútil soy y sólo hago lo que tengo que hacer, porque tú así lo has dispuesto. Solo te pido que me tengas paciencia porque el único temor que tengo es de fallarte. Gracias Jesús por los sublimes momentos donde me llevas a tu Sagrado Corazón… aunque indigna soy, la Paz y la Esperanza regresaron a mí; me siento amada y protegida sintiéndome la Niña de tus ojos. ABBA PADRE…aquí tienes a tu oveja perdida!!

NB – Junio 2019

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