martes, 16 de agosto de 2016

SOBRE AGUJAS Y CAMELLOS


 "Jesús dijo entonces a sus discípulos:
– Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Al oírlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían:
– Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
– Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios.
Pedro entonces añadió:
– Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?
Jesús les respondió:
– Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna. Muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros."

Tras siglos de leer este evangelio, seguimos sin hacer caso. Nos dedicamos a decir que la aguja era una puerta estrecha de Jerusalén, o que se puede tener mucho dinero y ser pobre...Lo que ocurre es que la riqueza nos ata. Tener dinero significa tener poder. Y todos queremos ese poder. Creemos que el dinero nos hace libres, sin darnos cuenta de que es una cadena que nos ata a muchas cosas inútiles. Quizá se pueda ser rico y pobre a la vez, ¿pero cómo se puede dormir tranquilo ante las desigualdades de nuestro mundo? Ser discípulo de Jesús significa dejarlo todo. Ser discípulo es confiar en Dios, que Él no hará pasar un camello por el ojo de una aguja, pero nos hará pasar a nosotros por la Puerta del Reino.


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