La situación de los moribundos
es especialmente compleja porque no sabemos que tanto se ha abierto el velo
para recibirlos y tenemos dudas sobre su compresión de que su vida está
llegando al final.
Hay testimonios de
experiencias cercanas a la muerte que sugieren que la apertura del velo para
pasar a la otra vida puede ser un proceso, que hay personas que vienen al
buscar al moribundo (familiares, Santos, la Virgen María, Jesús, San José,
etc.)
Y
también hay otros sugieren que el moribundo presiente su fin desde un tiempo
antes y pretende dejar las cosas en orden en ese tiempo que le queda.
Muchas
veces negamos confrontar a la persona con la muerte suponiendo que es una
fuente de dolor para el moribundo y no comprendemos sus necesidades en ese
momento.
QUE SUCEDE CUANDO UNA PERSONA
ATRAVIESA O ESTÁ POR ATRAVESAR LA PUERTA HACIA EL OTRO LADO
Muchos han tenido experiencias
sobrenaturales con otras personas que han muerto o en el momento de pasar por
el umbral de la muerte. En algunos casos los muertos se han comunicado con
ellos trayendo un mensaje. Y en otros, los testigos han sentido la apertura del
velo para que el moribundo pase a la otra vida, y experimentado el calor del
alma saliendo del cuerpo y los aromas que llegan del cielo.
Por lo tanto antes de las recomendaciones de cómo
actuar con un moribundo veamos algunas
cosas que se saben.
Para
verlo más en detalles lee este excelente artículo: Que nos pasa en
el Último Minuto de la Vida Terrena [Antes del Pasaje]
Algunos
estarán tentados a buscar una explicación que niegue la sobrenaturalidad de
estas experiencias, pero son repetidas una y otra vez, incluso por varias
personas a la vez.
Quien redacta esto halló un día a su madre muerta,
y aunque no experimentó nada de esto, tuvo
la sensación de que todo estaba bien cuando la encontró muerta en su cama a las
6 de la mañana.
LOS QUE QUEDAN SON TESTIGOS
Una cosa es cuando una sola persona informa algo
efímero como una aparición. Y otra muy distinta cuando hay varios testigos. Ese
fue el caso de una mujer llamada A.A. Carpenter, cuyo hijo de diecinueve años de edad, Wallace, murió de regreso después de la
Primera Guerra Mundial.
Según lo dicho por su hermana, Marianna Carpenter
Wieck, Wallace estaba estacionado en Iowa City, cuando fue víctima de una
neumonía. Abatidos por el dolor, sus
padres y la novia de Wallace, Letha, decidieron ir a Iowa City al día
siguiente y se registraron en un hotel para pasar la noche.
“Tratando
de superar el dolor, mi madre luchó sin dormir en la cama esa noche,
dando vueltas, llorando y orando”, escribió Marianna para una colección de cuentos
llamado Angeles, Milagros y Encuentros Celestiales: Historias de la vida
real de eventos sobrenaturales.
“De repente, levantó la vista
y vio a Wallace de pie a los pies de su cama. Estaba apoyado en Jesús. Él se
veía radiante. ‘Aquí todo es amor’ dijo para tranquilizarla. ‘Todo es amor’.
Luego se marchó”.
Es
fácil suponer que podría haber sido una ilusión causada por un trauma emocional, pero el hecho es
que a la mañana siguiente –
antes de que pudiera decirle a todos lo que había ocurrido (dudando porque no
estaba segura de lo que los otros dos podrían pensar) – su marido de repente se aclaró la garganta y dijo con cautela,
pero con decisión,
“Tuve
una experiencia muy extraña anoche”
– y llegó a decir que había visto a su hijo y que Wallace también le había
dicho a él: “Aquí todo es amor. Todo es amor”.
Cuando su esposa gritó que ella había visto la
misma cosa, Letha les hizo eco – ella
también afirmó haberlo visto con el mismo semblante radiante, y que dijo lo
mismo.
“Ese evento catapultó a la madre a más encuentros
con el Señor ese año y a una estrecha relación, vibrante, con Él”, escribió
Marianna.
“Se
convirtió en una mujer cambiada y sintió que Dios la llamaba a ser un
evangelista. Poco después, ella comenzó a viajar por todo el país,
compartiendo su testimonio, ayudando a iniciar iglesias y, a menudo contando la
historia de la aparición de Wallace a sus seres queridos después de su muerte.
Yo sólo tenía siete años entonces, pero cambió mi vida también. Siempre tuve la
tentación de dudar, pero me acordaba de esta historia contada por tres personas
que conocía y confiaba”.
LOS AROMAS AL CRUZAR EL VELO
La
evidencia del otro lado, incluso viene con fragancia sobrenatural. Llámelo el
perfume de los Cielos. En otro libro reciente, Citas con el Cielo, un
doctor llamado Reggie Anderson de Alabama cuenta como un “regalo” la detección de la salida de los que mueren,
“he experimentado la apertura
del velo – el velo que separa esta vida de la siguiente. Mientras sostenía las
manos de la mujer que acababa de morir, sentí el calor de su alma pasando por
mi mejilla cuando salió de su cuerpo, barrida por una brisa inexplicablemente
fría en el cuarto. Olí una fragancia familiar de lila y cítricos, y yo sabía
que el velo fue partido para que su alma pasara. Desde ese primer paciente, he
andado con muchos otros a las puertas del cielo y los vi entrar en el paraíso“.
“En muchas ocasiones, mientras sostenía la mano a
los moribundos, Dios me permitió mirar
en entrada del Cielo donde vi cada deslizamiento del paciente en el otro mundo.
Yo he sentido a Jesús en el otro lado, de pie en la entrada del cielo,
dando la bienvenida a los muertos quienes son hechos todos de nuevo”.
“He
vislumbrado colores surrealistas y vistas, y los sonidos se escuchan más
intensos que cualquier cosa que he experimentado en este mundo terrenal. He
aspirado el aroma de las lilas, los cítricos, el cedro recién cortado y el pan
horneado – más fragante que nunca”.
Cuando
el mal olor sulfuroso y el cuerpo envejece a rancio,
“el olor de los Cielos es
completamente diferente. Nada en la tierra se le parece. Es a la vez de
cítricos y flores, sin embargo, ningún bouquet domina al otro”.
“Es muy ligero y fresco, con
toques de lila y cítricos, como el olor de la primavera, ya que se burla de los
sentidos antes de estallar con su máxima fragancia”.
Muchos
santos emanaban olores tales – lo que en el catolicismo conocemos como el olor
o el aroma de la santidad.
Lo
encontramos con María Esperanza. Se dice que proviene de las heridas del Padre
Pío
(o durante sus bilocaciones). Algunos dicen: una combinación de lilas y rosas.
¿Alguna vez se ha encontrado con este aroma (en los momentos de oración)?
“Inhalando
la esencia del cielo, sentí la paz y la quietud que sentía cuando niño
me acostaba sobre mi espalda y miraba el cielo de Alabama”, dice el Dr.
Anderson, que ha practicado la medicina de familia veinticinco años y es el
jefe de personal de Tri-Star Ashland City Medical Center (junto con la
dirección de tres hogares de ancianos).
“El calor en la sala [del moribundo] era como estar
abrazado por el sol, mientras una brisa aromática de primavera cosquilleaba en
mi cara. Pero no era sólo el olor. Había
otras sensaciones, como el brillo que apareció sobre y a la derecha de la
paciente“.
“La
habitación se hacía más brillante y más caliente antes de que rápidamente se
desvaneciera. Estas y otras señales del Cielo indican el momento en que
uno está para cruzar”.
LAS CINCO REGLAS
Aquí
hay algunas cosas que nunca hay que decir a los moribundos y cómo enfocar los
últimos encuentros; no es una lista completa, sino más bien un
criterio.
1 – NADA DE FALSO OPTIMISMO
En
primer lugar, si te acercas al lado de la cama, trata de no actuar como un miembro
novato del Club de los Optimistas, que todo está bien, que se va a sanar y vivir
mucho tiempo más. Está bien que trates de animar a la gente, pero esa no es la
manera de hacerlo.
Para
los cristianos la esperanza última que nos anima es presentarnos en el otro
lugar y de la mejor manera posible.
Nadie
va a levantarse de la cama. Esta habitación, estas caras que miran al
paciente, las cosas en la pared, esto es todo lo que queda de una vida que
alguna vez disfrutó.
Las cosas se han vuelto más
pequeñas ahora para el moribundo. El mundo se ha vuelto enormemente disminuido,
constreñido. La esperanza de cortar la hierba este fin de semana o hacer
cualquiera de esas otras pequeñas cosas cotidianas que marcan el ritmo e
incluso los placeres de la vida, ya pasaron y no tienen importancia.
2 – NO MOLESTAR A LOS
MORIBUNDOS CON INFORMACIÓN INÚTIL
No
estás allí para hacer una pequeña charla ni para una visita de fin de semana.
Estás
ahí para consolarlo, para hablar de cosas trascendentes de la existencia.
No
hables acerca de cómo limpiar el garaje o del problema de la cerradura de la
casa,
lo que hiciste en tus últimas vacaciones (o lo que vas a hacer en las
próximas), a quien viste la semana pasada y lo bien que lucía, o lo que tienes
que hacer después de salir de ahí.
Piensa
que el moribundo probablemente tiene una adecuada comprensión de lo que está
sucediendo, y si es así, seguramente estará reflexionando sobre cómo fue su vida,
lo que deja y sus afectos.
3 – NO ES BUENO LEVANTAR LA
VOZ COMO SI EL MORIBUNDO ESTUVIERA CON PROBLEMAS DE AUDICIÓN
Eso
es un hábito al que tienden muchos médicos para ahorrarse el tiempo de pensar a
quien tienen por delante, tratando a todos de la misma forma.
Tendemos hacer eso muchas veces, incluso levantamos la voz para hablar con los
ciegos, y con las personas que hablan otro idioma.
Queremos ser claro y entendibles, supongo.
Pero
eso es condescendiente y probablemente innecesario. Así que mantén
tu voz a un volumen normal para la ocasión y el enfermo.
4 – NO MIENTAS
“Nunca
voy a dejar este hospital, ¿verdad?” ,
dijo
una mujer preguntando esto a su hermana porque había estado entrando y saliendo
del hospital luchando contra un cáncer agresivo de mama durante tres años.
Esta
vez no se iba a ir e intuitivamente lo sabía y lo sentía. Pero nadie se
lo dijo a ella, no directamente, y cuando ella preguntó ahora, su hermana le
dijo que “no debería hablar así”.
A pesar de toda nuestra supuesta apertura a la
muerte, incluso hay pocos médicos que
dicen directamente a un paciente que su enfermedad le va a llevar a la muerte.
Pero los moribundos saben y
reconocen una mentira cuando la escuchan. Ten en cuenta que los moribundos
tienen que prepararse para la partida.
5 – HABLA CON EL ENFERMO Y NO
SOBRE EL ENFERMO
Finalmente,
todo lo que los cuidadores y familiares hacen es hablar sobre el enfermo. En su
lugar, habla con el enfermo.
Poco
importa si él o ella puede responder, porque no sabemos si lo comprende o no
definitivamente, y porque en este momento no se trata sólo del enfermo. Es
acerca de ti y de lo importante que es que tú recuerdes que hay una persona ahí
adelante.
Si
quieres ser una presencia consoladora, muestra un poco de dignidad. No utilices,
por ejemplo, la queja que una vez escuché a un hijo diciéndole a su padre, que
pasarlo de la cama a la silla de ruedas era como pasar un “peso muerto”.
Y no te comportes como la
mujer que le dijo a la hija del padre moribundo que no debería llorar delante
de él; podría ponerle triste. De hecho, no diga nada a los afligidos excepto
cuánto lo sientes por su dolor.
SOBRE QUE PODRÍAS HABLAR
Si tienes que hablar,
recuerda, rememora, y haz reminiscencias en voz alta con el enfermo, y díle lo
que ha significado para ti y lo mucho que lo amas.
.
Mientras digas esto tienes que tocarle y tenerle la mano, acariciarle la frente, apretarle el brazo.
.
Mientras digas esto tienes que tocarle y tenerle la mano, acariciarle la frente, apretarle el brazo.
Habla
de las memorias y toca al paciente por ejemplo de esta manera:
Su
hija se inclina hacia delante y roza la nariz contra la suya, moviéndola de lado a lado.
“¿Te acuerdas del beso esquimal que me diste?” Él sonríe, mientras su brazo
queda alrededor de su cuello.
Foros de la
Virgen María
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