Un escritor en sus novelas
siempre piensa en situaciones que resulten interesantes e incluso apasionantes.
Una de esas situaciones que no hubiera desmerecido en ningún libro, es la
situación de un Ejecutivo que se plantea si repatriar o no a un religioso
infectado de Ébola.
Guardo en mi augustísimo pecho cuál hubiera sido mi
decisión. Pero me gustaría analizar un momento los elementos a favor y en
contra.
RAZONES
EN CONTRA DE LA REPATRIACIÓN.
-El coste de un avión preparado
para llevar enfermos de este tipo. Además del coste de aislar toda una zona de
un hospital y un largo etcétera de extras que no voy a enumerar.
-El peligro de que el virus por
un error salga de la zona de aislamiento. Estas cosas no pueden suceder, hasta
que suceden. ¿Un Ejecutivo puede poner sobre sus espaldas la responsabilidad de
traer la cepa del virus a un país? Si se expande, quizá se controle. Pero si no
se controla, ¿cuántas muertes provocaría?
-Si se trae a estos infectados,
¿Por qué no a los cuatro próximos? ¿Y a los siguientes veinte?
RAZONES A
FAVOR DE TRAERLO:
-El lugar adonde iban a trasladar
a estos religiosos debe ser lo más parecido al infierno sobre la tierra. Es
posible que sea un lugar con camas y más camas de gente en un edificio de
apariencia desierta, un lugar que parezca estar sin médicos, sin nadie que les
proporcione comida. Sólo, de vez en cuando, enfermeros enfundados como
astronautas para retirar muertos y proporcionar algún alimento al que se vea
que tiene fuerzas para comer, pero sin insistir con los que ya están muy
débiles. Y por supuesto sin poder limpiar las diarreas continuas. Probablemente
es así. Quizá mejor, quizá peor. Desde luego allí no va a entrar ninguna
cámara.
Como se ve, hay razones a favor y
en contra. Bueno, qué caramba, ya no me lo guardo en mi angusto pecho, os digo
lo que yo haría: yo lo traería. Total, por dinero no hay problema. Se lo
gastarán en cocktails de alguna embajada. Y por riesgo de que se escape
tampoco, porque no se trata de un riesgo notable. Y si hay más contagiados en
el futuro en el extranjero, que los habrá, no pasa nada: los políticos ya se
habrán hecho la foto, que es lo que importa, y entonces sí que se podrá decir
que no se puede, que se cierra el grifo.
Ahora bien, el riesgo de que se
escape el virus, aunque pequeño, existe. Vaya que si existe. Hay hospitales en
Estados Unidos que han usado todos los medios posibles, medios excepcionales,
para que no escapara de la habitación de un paciente una bacteria
grammanegativa, y al final se les ha extendido por todo el hospital. Después
dicen que no saben cómo ha podido ocurrir. Siempre todo es completamente
seguro, hasta que salen en la tele diciendo: pues no sabemos cómo ha pasado.
Esto es un asunto delicado. Aunque yo ya he dicho que lo traería.
Lo-tra-e-ría. Lo dejo bien claro. No quiero que penséis que soy una especie de
Hitler o de Jack el destripador. Mañana el post tratará de si podemos traer a
un zombie de los de la Guerra Z.
P.
FORTEA
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