domingo, 3 de agosto de 2014

DADLES VOSOTROS DE COMER


"Cuando Jesús recibió aquella noticia, se fue de allí, él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos para seguirle por tierra. Al bajar Jesús de la barca, viendo a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Como se hacía de noche, los discípulos se acercaron a él y le dijeron:

Ya es tarde y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.

Jesús les contestó:

– No es necesario que vayan. Dadles vosotros de comer.

Respondieron:

– No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.

Jesús les dijo:

– Traédmelos.

Mandó entonces a la multitud que se recostara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes, se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños."

Ante las necesidades de la gente Jesús les dice a sus discípulos: "Dadles vosotros de comer".
Hoy, nosotros, al ver las necesidades de la humanidad, también nos dirigimos a Dios para que Él solucione las cosas. Y además, como los discípulos tiramos por el camino fácil: "que se vayan, que se hace de noche, que vayan a comprar comida..." En el fondo lo que pretendemos es quitarnos el problema de encima.
Jesús nos sigue diciendo: "Dadles vosotros de comer."
Él nos pide que solucionemos nosotros las necesidades de la humanidad. Como los discípulos, nos podemos sentir impotentes. Sólo tenemos cinco panes y dos peces. Nuestras fuerzas son débiles..., pero es a partir de esa debilidad, que Jesús dará de comer a toda la multitud. No podemos excusarnos en nuestra debilidad, porque no actuamos solos...Juntando nuestras debilidades podemos mover montañas.
Y no pensemos que las necesidades son únicamente materiales. la gente tiene necesidad de compañía, de cultura, de amor, de misericordia, de compasión, de ser escuchados...Estas necesidades entran también en el dadles vosotros de comer. Este dar "de comer" es el trabajo que debemos realizar para que el Reino se haga presente en este mundo y no se quede en palabras.

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