«CARMEN FUE UNA VERDADERA PROFETA, UNA AUTÉNTICA MISIONERA. SIEMPRE ORANDO Y ENAMORADA DE CRISTO»
La Universidad
Francisco de Vitoria, de Madrid, acogió este domingo el acto de apertura de la
causa de canonización de Carmen Hernández, coiniciadora del Camino
Neocatecumenal. Kiko Argüello, recordó los 52 años junto a ella: "Doy
gracias a Dios por haberla conocido, por haber podido trabajar con ella en los
duros trabajos del Evangelio".
Tarde lluviosa en Madrid, y de bienes para toda la Iglesia. Centenares de personas se
dieron cita un domingo de frío y mal tiempo para recordar la figura de la
sierva de Dios española Carmen Hernández Barrera.
Religiosas, frailes, obispos católicos y ortodoxos,
coptos, de rito oriental... sacerdotes, madres, hijos, músicos... la alcaldesa
y el párroco de su Ólvega natal, su propia familia... el pabellón de deportes
de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) se quedó pequeño para la
apertura solemne de la causa de
beatificación y canonización de
la coiniciadora del Camino Neocatecumenal.
UNA
TIERRA PREPARADA
"El Señor nos
ha unido a Carmen y a mí durante 52 años en una misión
de evangelización maravillosa. Siento como un hecho providencial que
esta apertura coincida con los 60 años del Concilio. Carmen dio
su vida por llevar el Concilio Vaticano II a las parroquias, a
través de una iniciación cristiana al servicio de los obispos, que es el Camino
Neocatecumenal", comenzó diciendo Kiko Argüello
desde el atril.
El laico de origen español, coiniciador
junto a Carmen del Camino Neocatecumenal, tuvo palabras de cariño para la que
fuera su compañera de misión durante tantos años. "No teníamos planes, no
teníamos ideas preconcebidas, durante más de cincuenta años hemos podido dar
prueba de que Dios está vivo en la Iglesia",
señaló Argüello, al que acompañaban el padre Mario Pezzi y María
Ascensión Romero, del Equipo Internacional del Camino.
"No teníamos
planes, no teníamos ideas preconcebidas, durante más de cincuenta años hemos
podido dar prueba de que Dios está vivo en la Iglesia", señaló Kiko Argüello.
Kiko destacó en sus palabras
aquellos primeros años en las barracas, donde coincidió con Carmen. "Ella vio la presencia de Jesucristo, que viene a salvar a los pecadores, a realizar el
misterio de Pascua y a crear la comunión entre los pobres. Su presencia en
Palomeras fue como una tierra de cultivo que Dios tenía preparada para
ponerla dentro de la Iglesia. Lo que Dios nos hizo experimentar entre los
pobres, el Espíritu Santo lo había preparado para toda la Iglesia",
destacó.
GENIO
MAGISTRAL DE LIBERTAD
La vida de esta laica es un
ejemplo para todos, resaltó Argüello. "Carmen
ha sido una mujer extraordinaria, que ha hecho mucho bien, no solo a
los hermanos del Camino, sino a toda la Iglesia. Una mujer con un genio
magistral de libertad y de amor a la Iglesia. Nunca me aduló, siempre me dijo
la verdad, no buscó protagonismo, siempre estuvo a mi lado para ayudarme,
apoyarme, defenderme y corregirme. Carmen ha sido una verdadera profeta,
una auténtica misionera, siempre en oración y enamorada de Cristo y de la Pascua",
expresó.
Kiko Argüello quiso terminar sus
palabras agradeciendo a Dios por la presencia de Carmen en su vida. "Doy gracias
a Dios por haberla conocido, por haber podido trabajar con ella en
los duros trabajos del Evangelio. Carmen tuvo una fe excepcional, y
un amor tan grande a Cristo y a su Iglesia, ¡gracias Carmen!", concluyó.
Tras las palabras del coiniciador
del Camino Neocatecumenal, se proclamó el Evangelio de la
Transfiguración, por el que Carmen tenía predilección. Y,
posteriormente, la asamblea entonó al unísono el canto "Están rotas mis ataduras", cuya letra, del Nobel indio Rabindranath
Tagore, a Carmen marcó tanto en su juventud cuando soñaba con marchar a las
misiones. A continuación, el postulador enumeró los principales datos
biográficos de Carmen y tuvo lugar la apertura oficial de la causa,
presidida por el arzobispo de Madrid Carlos Osoro.
PROFUNDO
AMOR A LA IGLESIA
El cardenal también tuvo unas
palabras sobre la figura de Carmen Hernández, a la que conoció bien en su etapa
como arzobispo de Valencia. "Todos los que
hemos conocido a Carmen sabemos que ha sido una persona especialmente
carismática, valiente, apasionada, pero, sobre todo, profundamente
enamorada de Jesucristo", expresó Carlos Osoro.
El arzobispo destacó tres
aspectos de la vida de la sierva de Dios y coiniciadora del Camino
Neocatecumenal. "En primer lugar, su profundo
amor a la Iglesia, y en especial al Papa. Amaba al Papa, fuera quien
fuera. No era de uno o de otro. En segundo lugar quiero destacar su valentía
para hablar sin miedo del Evangelio, de la verdad y de la justicia.
Sus palabras, que podían parecer duras, nacían del convencimiento de que solo
la verdad libera al hombre. Y, en tercer lugar, subrayar la
importancia y la dignidad que dio Carmen a la mujer, en su papel en la vida, en
la sociedad, y en la Iglesia", comentó el cardenal.
El Camino Neocatecumenal, del que son
iniciadores Kiko Argüello y Carmen Hernández, es un itinerario de
iniciación cristiana, nacido como fruto del Concilio Vaticano II,
que está presente en más de 130 países, con un total de 30.000 comunidades, y
con un millón y medio de hermanos en 6800 parroquias de todo
el mundo.
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