lunes, 10 de diciembre de 2018

¿LA VIRGEN DE FÁTIMA DEJÓ UN SECRETO SOBRE LA FUTURA CRISIS DE FE EN LA IGLESIA?


Quizás la cosa más importante que está sucediendo en este momento en la iglesia es la generalización de la apostasía. O sea la pérdida de la fe. Es un secreto a voces que buena parte de los católicos, quizás una mayoría, desestima la presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada. Desestiman la existencia del infierno y del purgatorio. Y hasta a veces la vida eterna.
Como si se estuviera construyendo una religión cuyo objetivo central es mejorar la vida humana en la tierra.
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Relegando cualquier elemento sobrenatural.
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Basada en las ideas simbólicas de un rabino revisionista que vivió hace 2000 años y fue crucificado.
Esto está a la vista de todos y no necesitamos abundar más en lo que sucede. El que tiene ojos que vea.

¿QUÉ ES LO QUE EXPLICA LA APOSTASÍA EN EL CRISTIANISMO?
El cristianismo está en declive en occidente básicamente porque ha perdido de vista el drama de la salvación eterna.
Se ha ido erosionando el temor de perder la salvación eterna. Y es aquí entonces cuándo podemos reflexionar que la pérdida de credibilidad en la existencia del infierno ha llevado a que muchos cristianos no hagan esfuerzos de conversión. Por un lado tenemos que la creencia en la existencia del infierno es un tema complicado, porque para muchos es difícil imaginar que un alma sea condenada para siempre. Y el solo hecho de pensar en que esto puede pasar crea miedo, inseguridad y ansiedad en algunos. Al punto que no quieren hablar del tema. Y se aferran muchas veces a quienes les abren puertas a una seguridad ficticia. Sugiriéndoles que lo que la Iglesia opina sobre la existencia del infierno y sobre la condenación eterna no es tan así. O simplemente callando ante sus temores; sin explicar el fundamento de la doctrina. Esto entonces se abre la puerta para que dejen de creer en la totalidad de las enseñanzas de la Iglesia y empiecen a ser selectivos. Arman así su menú de cosas en las que creen y en las que no creen. Lo que se llama cristianismo de baja intensidad. Y con el tiempo las cosas en las que no creen sobre la doctrina van aumentando y se llega al final a la pérdida total de fe. Esto no es un invento teórico. Es ni más ni menos lo que ha sucedido y está sucediendo con las denominaciones más liberales de los protestantes en Europa. Que poco a poco dejado de lado creencias básicas del cristianismo. Hasta que al final algunas de ellas han terminado primero negando que Jesús sea el hijo de Dios y luego dejando de creer en la propia existencia de un Dios. Por otro lado sienten en los funerales que los pastores dicen siempre que el fallecido “se ha ido a un lugar mejor”, de modo que no hay riesgo de ir a un lugar peor que la Tierra. Y los católicos también han oído decir a teólogos y sacerdotes que si bien el infierno existe, es razonable esperar que esté vacío, porque Dios es tan misericordioso que no enviaría a nadie a allí. En los hechos esto significa que se entienda que no hay riesgo de caer en el infierno.
Entonces, se haya conocido y aceptado o no a Jesús, al final del túnel hay una vida espléndida.
En segundo lugar la prosperidad material que ha penetrado en occidente hace difícil vender la idea de la necesidad de Dios para vivir en la Tierra. Ya no es tan necesario aferrarse a Dios en esta vida ni apostar todo a otra vida para pasarla razonablemente bien. De modo que ya sea porque se tenga miedo al infierno y no se quiere hablar de él, o porque se crea que no existe o que está vacío, o porque no se tenga necesidad de Dios en esta vida, entonces no tiene real sentido hablar sobre el pecado y del juicio de Dios. ¿Qué sentido tiene ir a misa donde se repite siempre lo mismo? ¿Qué sentido tiene rememorar el santo sacrificio de Jesús por nuestra salvación, si nadie será condenado al infierno? ¿De qué nos salvó realmente Jesús? ¿Qué sentido tiene confesar los pecados sin ningún pecado que hagamos nos hará perder la vida eterna?
Si la Iglesia no está orientada a salvar almas ante el riesgo del infierno, entonces simplemente es un club de amigos para compartir buenos momentos.
Y eventualmente para hacer contactos o buscar orientación para solucionar algunos problemas que se presentan en la vida en la Tierra, pero a unos pocos. Si la gente deja de creer en el pecado, y sus consecuencias ¿porque va creer en el resto de la doctrina? De modo que poco a poco esta presunción de que todos seremos salvados erosiona definitivamente el andamiaje general de la doctrina cristiana y produce pérdida de la fe tal como la estamos viendo en este momento. Probablemente la insistencia que Nuestra Señora de Fátima hizo a los pastorcitos sobre la existencia del infierno, que incluso los llevó allí a visitarlo, sea la punta de la madeja para comprender que los mensajes de la Santísima Virgen nos han prevenido de la apostasía que luego iba a venir. ¿Y cuál es el momento en que estas cosas tuvieron su eclosión? Parecería que fue en la década de 1960 donde coincidieron tres hechos muy significativos.
Por un lado la revolución sexual y liberal simbolizada a través del Mayo de París de 1968.
En segundo lugar el culmen de la influencia Comunista Soviética en el mundo, a través de la Guerra Fría y la guerra de sunversión en diversos continentes.
Y por otro lado el Concilio Vaticano II qué dio inició en 1962 y culminó en 1965.
Estas cosas marcaron al mundo e influyeron sobre la Iglesia católica. Están muy relacionadas, porque a partir del Concilio Vaticano II las cosas que sucedían en el mundo empezaron a fluir mucho más intensamente en la Iglesia y parte del clero tomó una visión marxista, por ejemplo a través de la Teología de la Liberación. Ante todo esto hay una cosa que llama la atención.

¿PUEDE SER POSIBLE QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN NO NOS HAYA AVISADO?
¿Cómo las principales apariciones de la Santísima Virgen no nos hayan advertido que esto, tan importante iba a pasar dentro de la Iglesia y a la fe? ¿O sí lo hizo?
Posiblemente la Santísima Virgen si nos advirtió y en la principal aparición moderna qué fue la de Fátima.
Allí Nuestra Señora dio tres secretos. El último casualmente debería haber sido revelado precisamente en 1960. Pero Juan XXIII no lo hizo y ningún otro Papa lo hizo hasta el año 2000. En el pontificado de Juan Pablo II se publicó el tercer secreto de Fátima. Pero llamativamente el texto no habla directamente de gran tema de la iglesia hoy, que es la apostasía. ¿O si habló? Hoy todavía hay una la polémica sobre la existencia de un texto oculto del tercer secreto que nunca se publicó o de un cuarto secreto.
Y llamativamente, el contenido de no revelado hablaría precisamente de esta apostasía.
Recientemente Maicke Hickson hace referencia a un artículo sobre la muerte del cardenal Silvio Oddi (en el año 2001) en el periódico The Telegraph. El diario hace mención de una entrevista al cardenal Oddi publicada en 1990, sobre su relación con el papa Juan XXIII. Él dice que a principios de la década de 1960, cuando actuaba como secretario de Juan XXIII, le dijo “santo padre hay una cosa por la cual no puedo perdonarle”. Y el Papa le preguntó que era, respondiendo Oddi “que no haya revelado el tercer secreto de Fátima”. El Papa le respondió “no hablemos de eso, te dije que no lo mencionaras”.

La interpretación del cardenal Oddi de esa contestación de Juan XXIII es que: “De la actitud que el Papa Juan mostró durante nuestra conversación, deduje, pero es solo una hipótesis, que el Secreto podría contener una parte que podría tener un tono bastante desagradable. Juan XXIII había convocado al Concilio con la intención precisa de dirigir las fuerzas de la Iglesia hacia la solución de los problemas que preocupan a toda la humanidad, comenzando desde adentro. Es decir, tenía la intención de que el trabajo comenzara con la perfección evangélica perseguida por las personas consagradas… Pero todos sabemos que, a pesar de los grandes méritos del Concilio, muchas cosas tristes también han tenido lugar. Estas cosas tristes no se deben al Concilio, pero se llevaron a cabo junto con el Concilio. Estoy pensando, por ejemplo, en el número de sacerdotes que abandonaron el sacerdocio: se dice que ha habido 80,000.”

El cardenal Silvio Oddi, que sirvió a 6 papas como diplomático y luego como Prefecto de la Congregación para el Clero, no creía que el tercer secreto se tratara de los acontecimientos de Rusia y la Perestroika como se ha dicho popularmente.

Y lo dice de esta manera: “Creo que conocí a Juan XXIII bastante bien, ya que pasé varios años a su lado cuando estaba en la nunciatura de París. Si el Secreto se hubiera referido a realidades que consuelan a la Iglesia como la conversión de Rusia o el renacimiento religioso de Europa del Este, creo que habría ejercido presión para hacer público el Secreto. Por temperamento, no dudó en comunicar cosas alegres (se ha revelado que el Cardenal Roncalli en una serie de cartas a amigos prácticamente anunció su elección al papado). Pero cuando le pregunté durante una audiencia por qué en 1960, cuando la obligación de guardar el secreto había llegado a su fin, no había hecho pública la última parte del mensaje de Fátima, respondió con un suspiro de cansancio. Luego dijo: ‘No traigan ese tema conmigo, por favor…’”

Y abunda en su teoría sobre el tercer secreto de Fátima de la siguiente forma: “¿Qué sucedió en 1960 que se pudo haber visto en relación con el Secreto de Fátima? El evento más importante es sin duda el lanzamiento de la fase preparatoria del Concilio Vaticano II.
Por lo tanto, no me sorprendería si el Secreto tuviera algo que ver con la convocación del Vaticano II…”.

Y todavía avanza más diciendo: “No me sorprendería si el Tercer Secreto aludiera a tiempos oscuros para la Iglesia: graves confusiones y apostasías problemáticas dentro del catolicismo mismo… Si consideramos la grave crisis que hemos vivido desde el Concilio, las señales de que esta profecía ha sido cumplida no parecen faltar”.

Esto se entronca también con una entrevista que le hizo The Catholic World Report el historiador Kevin Symmons sobre el tercer secreto refiriéndose a una carta que Sor Lucía escribió al papa Pablo VI en 1944.

Symmons dice:
“En su carta, Sor Lucía habló sobre una “revuelta diabólica” que estaba siendo “promovida por los poderes de las tinieblas” con “errores” cometidos contra Dios, su Iglesia, sus doctrinas y dogmas.
Ella dijo que la Iglesia atravesaba una “agonía en Getsemaní” y que había una “desorientación mundial que martirizaba a la Iglesia””.

Agrega aún más:
“La discusión de la Hna. Lucía sobre la “agonía de la Iglesia en Getsemaní” y su martirio por una “desorientación mundial” parecía similar a la tercera parte del secreto, que describe un martirio global de la Iglesia mientras hace su camino hacia una cruz.
¿Qué causa este martirio? En la segunda parte del secreto, Nuestra Señora advirtió acerca de la propagación de los “errores” de Rusia.

Esos errores causaron exactamente lo que Nuestra Señora predijo: guerras, persecuciones de la Iglesia y sufrimiento para el Santo Padre que fueron provocados por el Comunismo y su haciendo ascender el ateísmo a través de la revolución. En junio de 1958, Sor Lucía le escribió al Papa Pío XII y le dijo que el comunismo alcanzaría su apogeo en la década de 1960. Los errores del Comunismo hicieron infectar al mundo, llevando a la gente a rebelarse contra Dios y todo lo que es santo”.

Esto nos lleva a las evidencias presentadas por el periodista Antonio Socci en su libro El cuarto secreto de Fátima. La posición de Antonio Socci es que en la revelación vaticana del año 2000 faltó una parte del tercer secreto. O más seguramente hay una parte que era un anexo al tercer secreto, entregado por Sor Lucía, que él llama cuarto secreto.

CÓMO SURGIÓ LA HIPÓTESIS DE UN CUARTO SECRETO
Socci escribe en la introducción de su libro que fue movido a la duda por un artículo del periodista italiano Vittorio Messori a propósito de la muerte de Sor Lucia. Allí Messori hablaba de los numerosos escritos y “Cartas a los papas” que Sor Lucía habría dejado en su celda.

Messori aludía a la revelación vaticana del Tercer Secreto del 26 de junio de 2000 diciendo: “Que en lugar de resolver el misterio, ha abierto otros: en lo referido a sus interpretaciones, sus contenidos y sobre la integridad del texto revelado”.

Esto desató una vorágine de preguntas en la mente de Socci.

¿Por qué insinuaría un hombre como Messori, “un gran periodista, extremadamente preciso… el columnista católico más traducido en todo el mundo”, una sospecha tal sobre el Vaticano? ¿Cómo podría una persona como Messori, tan cercana al ambiente del Vaticano, estar persuadido que la versión oficial del Tercer Secreto no es convincente?

Esto era especialmente incomprensible porque cinco años antes, cuando la publicación de la Visión del Secreto, Messori no expresó reserva alguna sobre lo que el Vaticano había dicho. Ahora parece tener dudas. Ahora parece tener cuestionamientos que formular. Socci respondió tomando parte en una amable disputa con Messori defendiendo la posición del Vaticano.

Pero luego, dice Socci: “Fui golpeado por un artículo escrito por un joven autor católico, Solideo Paolini”. Que fue publicado en una revista tradicionalista, la cual participó del debate entre Socci y Messori.

Paolini, dice Socci: Proponía una lista de argumentos contra la versión oficial del Vaticano (que era la mía también, en ese momento)”.
Él argumentaba que el Vaticano estaba reteniendo la parte principal del Tercer Secreto “debido a su contenido explosivo”.
Paolini había investigado el tema de Fátima intensamente, y había escrito un libro sobre el Tercer Secreto, “Fátima: no despreciéis las Profecías”, que fue publicado en Italia. Para su propia sorpresa, Socci encontró los argumentos de Paolini dignos de consideración. Socci expresa que fue un error que la Curia y los medios ignorasen el desafío de los católicos tradicionalistas que sostenían que el Tercer Secreto no había sido revelado en su totalidad.
“Por ejemplo, en el libro editado por el padre Paul Kramer [La Batalla Final del Diablo] que reunía los trabajos y artículos de varios autores, hay una denuncia de que el Vaticano no ha cumplido con los pedidos de Nuestra Señora de Fátima.
Y se afirma que ‘el precio de la indecisión del Vaticano bien puede ser extremadamente alto y que será pagado por toda la humanidad’”.
En síntesis, Socci reconocía que había muchas preguntas sin respuestas, muchos puntos enigmáticos en torno al Secreto. Y en su libro menciona muchas pruebas.

HABLAN LOS EXPERTOS
El fallecido padre Joaquín Alonso (+1981), quien por dieciséis años fue el archivista oficial de Fátima, y que había tenido numerosas entrevistas con la Sor Lucía, testifica lo siguiente:
“Por lo tanto es completamente probable que el texto haga referencias concretas a la crisis de fe dentro de la Iglesia y a la negligencia de los pastores mismos [y a las] luchas internas en el seno de la Iglesia y a una grave negligencia pastoral de la alta jerarquía…
En el período precedente al gran triunfo del Inmaculado Corazón de María han de suceder cosas terribles. Esto es lo que forma parte del Secreto. ¿Cuáles son? Si en ‘Portugal se preservara siempre el dogma de la Fe’… puede claramente deducirse que en otras partes de la Iglesia estos dogmas se oscurecerán o inclusive se perderán totalmente… ¿Acaso el texto no publicado habla de circunstancias concretas? Es muy posible que hable no solo de una crisis en la fe en la Iglesia durante el período precedente, sino que como en el caso del Secreto de La Salette, por ejemplo, haya referencias más concretas a las luchas internas de los católicos o a la caída de los sacerdotes y la religión. Quizás inclusive se refiera a las defecciones de la alta jerarquía de la Iglesia. Puesto que ese asunto no es para nada extraño a otras comunicaciones que Sor Lucía ha recibido en este tema.”

Mons. Amaral, tercer obispo de Fátima, dijo lo siguiente sobre el Secreto en una conferencia en Viena, Austria, el 10 de septiembre de 1984: Su contenido concierne a la fe. Identificar el [Tercer] Secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear es deformar el sentido del mensaje. La pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es verdad que la fe está continuamente disminuyendo en Europa.”

Está luego la cita famosa del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal de cuatro papas, incluyendo a Juan Pablo II:
“En el Tercer Secreto se anticipa, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por lo más alto”.

EL SEGUNDO TEXTO O CUARTO SECRETO
Los católicos también tienen buenas razones para sospechar la existencia de un segundo texto por la evidencia que presenta Mons. Venancio en Fátima. En 1957, cuando el Santo Oficio del Cardenal Ottaviani solicitó al obispo de Fátima se enviara el Secreto al Vaticano, el obispo de Fátima, Mons. da Silva confió la tarea a su obispo auxiliar, Mons. Venancio. En determinado momento, cuando Mons. Venancio estuvo solo con el Secreto, miró el sobre al trasluz. Pudo reconocer dentro del sobre grande del obispo otro más pequeño, de Sor Lucía. Y dentro de este sobre había una hoja de papel común con márgenes en sus cuatro costados de unos tres cuartos de centímetro. Mons. Venancio se tomó el trabajo de anotar el tamaño de todo. Es Mons. Venancio quien nos revela que el Secreto final estaba escrito en una pequeña hoja de papel en la que había unas 25 a 30 líneas.
Sin embargo el Tercer Secreto del Vaticano, revelado el 26 de junio estaba escrito por la Sor Lucía en cuatro hojas de papel que contienen 62 líneas de texto.
Aquí, nuevamente, se puede encontrar evidencia de dos textos del Secreto.

“AUNQUE YO SUPIERA MÁS SOBRE ESTO…”
El Arzobispo Capovilla admitió la existencia de dos textos. Paolini le entregó generosamente a Socci todos los descubrimientos sobre el Secreto provenientes del ex secretario de Juan XXIII, Arzobispo Loris Francesco Capovilla. Solideo Pasolini visitó a Capovilla el 5 de julio de 2006 en la casa que el Arzobispo tiene en Sotto il Monta.
“Dado que Ud. es una fuente de información de primer nivel”, le dijo Paolini, “me gustaría preguntarle algunas cosas”, particularmente sobre el Tercer Secreto.
El Arzobispo Capovilla respondió inicialmente: “Aunque yo supiera más sobre esto, debemos atenernos a lo que se ha dicho en documentos oficiales”.
Esto es considerado por Paolini como una pista del Arzobispo insinuando: “Si, yo sé más sobre esto pero no hablo”.
El Arzobispo luego de la conversación sonrió y dijo: “Por favor, escríbame sus preguntas y yo las responderé.

Dijo que buscaría entre sus papeles, si es que todavía conservaba alguno. Tres días más tarde, Paolini remitió por correo electrónico una lista de preguntas al Arzobispo Capovilla. El 18 de julio Paolini recibió un paquete de su parte en el que estaban las respuestas y algunos papeles de sus archivos. Y Paolini encontró una bomba de tiempo en los documentos.

“Comparando el folleto publicado por el Vaticano con los documentos de los archivos enviados por el secretario de Juan XXIII”, afirma Paolini, “aparece inmediatamente una contradicción muy significativa en las ‘notas reservadas’ a los ojos del investigador. Con el sello de autenticidad bien impreso sobre el papel queda certificado que el Papa Paulo VI leyó el Secreto la tarde del 27 de junio de 1963, mientras que el documento oficial del Vaticano afirma que ‘Paulo VI leyó el contenido el 27 de marzo de 1965 y envió el sobre a los archivos del Santo Oficio, después de decidir que no se publicaría el texto’”

Tenemos pues, una discrepancia de fechas.
Los documentos oficiales de Capovilla dicen que Paulo VI leyó el secreto el 27 de junio de 1963, mientras que el documento del Vaticano del 26 de junio de 2000 afirma que el mismo papa leyó el Secreto el 27 de marzo de 1965.
Paolini telefoneó inmediatamente al Arzobispo Capovilla para pedir una explicación de esta contradicción de fechas. Capovilla, un poco evasivo al principio, respondió con frases como “no estamos hablando de las Escrituras”.
A lo cual Paolini respondió inmediatamente: “Si, Excelencia, pero mi referencia es un texto oficial escrito (el documento oficial del Vaticano), ¡que es claro y se basa en otro documento de archivo!”.

Mons. Capovilla respondió:
“Bien, puede ser que el paquete Bertone [documento del 26 de junio] no sea el mismo que el paquete Capovilla…”
En este punto brilló una luz en la mente de Paolini y aventuró la pregunta del millón:
“¿Entonces ambas fechas son correctas porque hay dos textos del Tercer Secreto?”
Después de una breve pausa, el Arzobispo Capovila respondió
“¡Eso es exactamente!”.

¿COMO PUDO HABER OCURRIDO?
Socci plantea una hipótesis de lo que puede haber pasado en el 2000 tras los muros vaticanos.
Afirma que Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger querían revelar el Tercer Secreto en su totalidad, pero que el Cardenal Sodano, por entonces Secretario de Estado, se opuso a la idea.
La oposición del Secretario de Estado significa una presión formidable. Se llegó pues a una solución de compromiso. La visión del “Obispo vestido de blanco” que está reproducida en las cuatro páginas escritas por la Hermana Lucía sería revelada inicialmente por el Cardenal Sodano, en conjunto con la interpretación de que el Secreto no es nada más que una predicción del intento de asesinato del Papa Juan Pablo II en 1981. Al mismo tiempo, el 13 de mayo de 2000, durante la ceremonia de beatificación de Jacinta y Francisco, el Papa Juan Pablo II “revelaría” la otra parte, la “terrorífica”, del Tercer Secreto oblicuamente, en su sermón.

Es por eso que Juan Pablo II habló en su sermón del Apocalipsis: “Otro portento apareció en el Cielo; un gran dragón” (Ap. 12, 3). Estas palabras tomadas de la primera lectura de la Misa nos hacen pensar sobre una gran batalla entre el bien y el mal, mostrándonos como, cuando el hombre deja de lado a Dios, no puede alcanzar la felicidad, sino que termina destruyéndose a sí mismo… El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, una alerta a la humanidad para que no tenga relación alguna con el “dragón”, cuya “cola barrió un tercio de las estrellas del Cielo, y las precipitó a la tierra”. (Ap. 12:4).
Los Padres de la Iglesia han interpretado siempre a “las estrellas del cielo” como el clero, y las estrellas barridas por la cola del dragón indican un gran número de miembros del clero que caen bajo la influencia del Demonio.
Este habría sido el modo en que Juan Pablo explicó que el Tercer Secreto también predice una gran apostasía. Fue una revelación implícita del secreto.

Así, el Vaticano y el Papa mismo, no podrían ser acusados de mentir ante la pregunta directa: “¿Se ha revelado completamente el Tercer Secreto”? Respuesta: “Si, ha sido completamente revelado”. Algunos podrán juzgar esta hipótesis traída de los pelos. Pero hay otras revelaciones que hace Socci. Tenemos el testimonio de Mons. Williamson, de la FSSPX que relata que un sacerdote austríaco de su amistad le dijo que el Cardenal Ratzinger le había confiado (al sacerdote austríaco) que tenía dos pesos en su conciencia. Uno era el mal manejo del Mensaje de Fátima del 26 de junio, el otro el problema con Mons. Lefebvre en 1988.
“Me equivoqué”, habría dicho con respecto a Mons. Lefebvre. “Me torcieron la mano”, respecto a Fátima.
La hipótesis de Socci es coherente con la confesión atribuida al Cardenal Ratzinger de haberse dejado “torcer la mano”. El libro de Socci contiene muchos otros puntos demasiado numerosos como para enumerar aquí.
Por ejemplo Socci dice que la parte no publicada del texto del Secreto muy probablemente contenga advertencias sobre catástrofes naturales inmensas.

Fuentes:
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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