jueves, 16 de marzo de 2017

ME ENCANTA ESTE DISFRAZ


Uno de los trabajos que siempre me ha inspirado una grandísima admiración es el de matemático. Las matemáticas tienen una belleza inherente que me resulta cautivadora. Es como trabajar con pensamiento en estado puro. Es como hacer operaciones con la lógica, una y otra vez, cada vez más difíciles.

Algo que no acabo de comprender es que si las matemáticas son algo increado, meras operaciones lógicas que sólo pueden ser conocidas, pero no creadas, entonces ¿por qué aparecen fenómenos tan bellos en ese mar de números? Fenómenos tan numéricos tan hermosos que parecen imposible que estén allí por azar. Me estoy refiriendo a algunos algoritmos que son sencillamente increíbles y que, desde siempre, llamaron la atención a los matemáticos.

Y después hay fenómenos tan misteriosos como el número Pi o el número Fi o el e. Cuando se comprenden estas cosas (explicarlas va más allá de un post), uno, desde la teología, no sabe qué decir. ¿Cómo es posible algo como la Identidad de Euler? Ciertamente no tengo una respuesta para ello desde la Teología.

¿Cómo es posible que en un mar de números aparezcan fenómenos tan impresionantemente bellos que parecen exceder cualquier posibilidad de que estén allí por azar? Nadie los ha creado, están allí por azar, pero su existencia parece ser imposible por azar. Un misterio. No sé, no tengo respuesta.

Post Data: Parece ser que Trump tampoco tiene la respuesta. Pero como es pro vida, me cae bien.


P. FORTEA

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