jueves, 30 de marzo de 2017

EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE TURÍN (ITALIA, 1452)


La Custodia se elevó en el aire y la Hostia resplandecía, haciéndose tan brillante que tenían que apartar los ojos del resplandor.

Por: corazones.org | Fuente: corazones.org

Turín es una ciudad industrial e intelectual. Fue la ciudad amada de San Juan Bosco, quien desarrollo aquí su inmenso apostolado y construyó la Iglesia de María Auxiliadora, y fundó el colegio para los niños. Ciudad donde numerosos milagros ocurrían por la intercesión de María, Auxilio de los Cristianos y de San Juan Bosco.

Turín es también muy conocida porque en ella se guarda el famoso Manto o Sudario de Nuestro Señor (diferente al milagro que trata este artículo). Este se encuentra en la Catedral de San Juan el Bautista, donde estuvo anteriormente, el Milagro Eucarístico. Fue en esta Iglesia donde el Obispo con gran multitud de personas, llevó por primera vez en procesión, el Milagro Eucarístico.


SITUACIÓN HISTÓRICA DEL MILAGRO EUCARÍSTICO

En el año 1453, Mohammed II capturó Constantinopla, matando atrozmente cientos de miles de Cristianos. Su plan era continuar su ataque de terror por toda Europa. Lo lógico era que los Europeos se hubieran unido para parar ese ataque. Pero el poder del mal, las nubes oscuras, distrajeron el poder de los países Europeos, creando conflictos entre ellos. Italia fue un ejemplo de esto, lo cual reclamó la atención inmediata de Jesús.

Las hoy ciudades de Milán, Turín, Venecia y Florencia no eran ciudades en ese tiempo. Eran pequeños imperios y estaban constantemente en guerra unos con otros. Los diferentes duques que contemplaban a Milán, empezaron una guerra que duró cuatro años. Durante este conflicto, Mohammed II que había reunido fuerzas, atacó y conquistó Constantinopla y siguió hacia el noroeste. Los pobres italianos estaban tan envueltos en la guerra de Milán, que no le prestaron atención a esta situación con Mohammed.

Francesco Sforza, quien era una fuerza muy poderosa en Italia, fue proclamado Duque de Milán, y esto fue lo que comenzó la batalla. Su único aliado en Italia era Florencia, y ésto no era suficiente. Desesperado, reclutó ayuda de otros poderes extranjeros. El Duque de Anjou y Lorraine tenía su mirada en el reino de Nápoles y Sicilia. El consintió en ayudar a Francesco en Milán a cambio de Nápoles y Sicilia, después que terminara la batalla.

El ejército de Anjou y Lorraine marchó hacia Milán en defensa de Sforza. Tenía que pasar por Piedmonte, el cual estaba gobernado por uno de los enemigos de Milán. La actitud de su director, Ludwig, fue que si ellos eran amigos de sus enemigos, ellos también eran sus enemigos. Por tanto cuando el ejército se acercó a Piedmonte, tuvieron que entrar en batalla con las tropas de Piedmonte. En una batalla sangrienta, las tropas de Anjou se retiraron. Esto sucedió en las afueras de Exiles, donde ocurrió nuestro milagro.


HISTORIA DEL MILAGRO

Cuando las tropas de Piedmonte cruzaron la ciudad de Exiles, y las tropas de Anjou se acercaron, todos los aldeanos y todos los que vivían en esa área, dejaron sus casas.

Los soldados de Piedmonte empezaron a saquear las casas e iglesias de la ciudad. Un soldado entró en la iglesia local en Exiles, forzó y abrió la puerta del tabernáculo para robarse la custodia. La tomó sabiendo lo que era. No le importó tampoco tomar la Hostia Consagrada que estaba ahí reservada. Esta custodia era usada para dar bendiciones. El soldado tiró la custodia en su saco, y lo puso sobre su burro.

Probablemente por la presencia del Señor el animal se sentía molesto de llevar el saco sobre la espalda y se caía continuamente. De cualquier manera, el soldado quería deshacerse de las cosas que había robado, y por esta razón vendió el saco y su contenido al primer mercader que cruzó su camino, por un precio muy barato. El mercader vendió el saco a otro mercader, quien se lo vendió a otro. Cuando el último mercader compró el saco, éste iba en camino a Turín.

El mercader entró en la ciudad con el burro cargando el saco. Enfrente de la Iglesia de San Silvestre, -como se llamaba en la época del milagro- en la plaza, el burro tropezó y se cayó. Su dueño trató de levantarlo, pero el animal se negó a moverse. El dueño empezó a pegarle y se juntó una muchedumbre. A nadie le gustaba ver como maltrataba al burro. Entre más grande se hacía la muchedumbre, más frustrado se sentía el mercader y golpeaba al burro sin misericordia. El burro se movía de un lado a otro tratando de escapar los latigazos de su amo. El saco se resbaló de la espalda del burro y cayó en el suelo, y todo el contenido se esparció por la calle.

Todos los ojos se fijaron en la custodia, especialmente en la Hostia que estaba dentro de ella. Resplandecía, haciéndose tan brillante que tenían que apartar los ojos del resplandor. La Custodia se elevó en el aire, hasta una altura de 10-12 pies, y ahí se detuvo permaneciendo suspendida en el aire. La muchedumbre manifestaba con suspiros su impresión ante la Señal Milagrosa. Desde la Iglesia de San Silvestre, el Padre Coccomo se dio cuenta de que algo pasaba al ver la muchedumbre, y fue a ver que era lo que les atraía. Cuando vio la custodia flotando en el aire, se dio cuenta de que ésta era una señal del Señor. Entonces, el sacerdote corrió para informarle al Obispo lo sucedido.

El Obispo inmediatamente formó una procesión de sacerdotes que fue desde la Catedral hasta la Plaza. Esta noticia se esparció rápidamente, y oficiales de la ciudad marcharon, a ver el milagro, en fila detrás de los sacerdotes. Cuando el obispo llegó al lugar, la custodia se abrió, y cayó al suelo, dejando a la Sagrada Hostia suspendida. Estaba rodeada por una aura deslumbradora.

El Obispo, acompañado de los sacerdotes, empezó a cantar un himno en latín. Las personas de la ciudad cantaron "Resta con noi", "Quédate con nosotros".

La Hostia comenzó a descender. El obispo sujetó un cáliz y la Hostia Milagrosa empezó a bajar, y lentamente se deslizó en el cáliz. Las personas de la ciudad se maravillaron de este hecho, y siguieron al Obispo en procesión hasta la Catedral. Inmediatamente se le avisó al Vaticano.

Este milagro sucedió el 6 de junio, de 1453. Ocho días antes de esto, Mohammed II conquistó Constantinopla, y ubicó su trono en la Catedral de Santa Sofía. Durante el mismo período, otro Milagro Eucarístico ocurrió en Langenwiese, un pueblo pequeño entre Polonia y Checoslovaquia. Poco después la guerra de Milán terminó.


VENERACIÓN Y PEREGRINACIONES

Inmediatamente comenzó la veneración del Milagro Eucarístico de Turín. Peregrinos de toda Italia y Europa se reunían en el Santuario. A la iglesia de San Silvestre se le llama la Basílica de Corpus Domini (Iglesia del Cuerpo y Sangre del Señor).

En 1455, la jerarquía de la Iglesia de Turín, acordaron hacer un tabernáculo para honrar y conservar el Milagro Eucarístico. La Hostia se guardó en el nuevo tabernáculo hasta que un nuevo relicario de mármol se erigió en el lugar donde cayó el burro en 1453.

La ciudad de Turín fue conmovida por este Milagro Eucarístico. Pusieron una señal donde ocurrió el milagro, y donde cayó el burro. Este lugar se convirtió en un lugar de peregrinación, tan visitado que los peregrinos no cabían en esa pequeña área. En el año 1521 un nuevo edificio fue construido para los devotos y peregrinos. El Oratorio fue construido en el lugar donde el burro cayo.

En 1525, se instituyó la Compañía del Cuerpo de Cristo para ser protectores del Milagro Eucarístico. Su símbolo era la Custodia y la Hostia suspendida sobre ella. Esta compañía estaba encargada de cuidar el Oratorio y el lugar donde cayó el burro.

En el año 1584, llegó de la Santa Sede la orden que el Milagro Eucarístico debía de ser consumido. La razón dada por el Vaticano fue para no obligar a Dios a mantener este Milagro Eucarístico sin corromperse por siempre.

La Hostia Sagrada, fue consumida por orden Papal en 1584, después de estar perfectamente conservada por 131 años. La Adoración y Devoción del Milagro Eucarístico continuó.

En 1598, una plaga amenazó a muchas personas, ésto fue durante otra sangrienta guerra entre los de Piedmonte y los Franceses. El Señor le estaba dando un mensaje a las personas, que fue recibido por el Concilio de Turín.

Ellos le hicieron una promesa al Señor, que si Él libraba a las personas de esa enfermedad mortal, se le construiría una iglesia completamente nueva en honor del Santísimo Sacramento de Turín. El Señor escucho las oraciones y la plaga terminó.

En 1607, se hicieron los cimientos de la nueva iglesia, la cual se terminó en 1671. A la derecha del altar principal, hay un área cerrada por unas barandillas que es el lugar donde cayó el burro. Hay una placa con una inscripción en Latín. San Juan Bosco la tradujo así :

"Aquí, el 6 de junio, de 1453, cayó el burro que estaba cargando el Cuerpo del Señor.

Aquí la Sagrada Hostia, libre de sus ataduras, se elevó en el aire.

Aquí descendió suavemente a las manos suplicantes de los Turinenses.

Aquí, por lo tanto, recuerden el milagro, arrodíllense en el suelo, veneren y miren con temor un lugar sagrado".

En la pequeña Iglesia de Exille, donde ocurrió el robo ese día en 1453, el tabernáculo roto nunca fue arreglado. Ellos lo conservaron en su forma original en honor al acontecimiento milagroso.

Solemnes procesiones y celebraciones han tenido lugar en los diferentes Centenarios de la Fiesta. En 1853, San Juan Bosco escribió acerca de la fiesta y de las grandes preparaciones que se hacían. En estas fiestas asistieron la Reina Adelaida, esposa de Vittorio Emmanuele II, y de la Reina María Teresa, viuda de Carlos Alberto, quienes recibían Comunión en la Basílica. En 1953, la fecha de la celebración del Quinto Centenario, fue cambiada para septiembre, desde el 6 hasta el 13, para que coincidiera con el Congreso Eucarístico que se celebró ese año.

Se escribieron himnos especiales en honor del Milagro Eucarístico de Turín. Se cantan los días de las fiestas, y especialmente durante la celebración del Centenario.

Papas que han reconocido el Milagro de Turín: Pío II, Gregorio XVI, Clemente XIII, Benedicto XIV, San Pío X, Pío XI y Juan Pablo II.

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