miércoles, 8 de marzo de 2017

LAS MATEMÁTICAS DE LA FELICIDAD


Carta para explicar las cuestiones sobre el sentido de la vida, y en que consiste la felicidad, ya que son preguntas que se hacen todos los seres humanos en cada época.

Por: Anonimo | Fuente: Tiempos de Fe, Año 2, No. 10
Tengo una hermana muy lista. Tiene tres carreras: Biología, Derecho y Maestría en Negocios (MBA) en Canadá. Está casada con un médico y trabajan juntos en Singapur. En las comunicaciones de e-mail, parece muy feliz en lo que está haciendo. Tiene un trabajo muy agradable. Les gusta viajar por todas partes del mundo en lugares exóticos, experimentando las culturas, artes y gastronomías. Son personas muy cultas, y participan en deportes de todos tipos. Aunque tenía una formación católica, ha dejado su fe desde hace varios años… Decía que no necesitaba a Dios en su vida.
Un día, llegó un e-mail sorprendente. Acababa de recibir una mala noticia de la familia de su esposo: su suegro tiene cáncer y tiene seis meses de vida. Su marido determinó dejarla para quedarse con su papá en Canadá. Tuvo ella una crisis.

Parte de su carta decía, "Muerte, un estado tan definitivo. Hace que todas nuestras diversiones (buscar muebles, planear vacaciones) y luchas (qué harían con nuestros trabajos) parezcan muy triviales. Sé que debería valorar cada día y vivirlo plenamente pero se me olvida con frecuencia. Cuando reviso estos dos años, los veo con un sentido de lamento y falta de cumplimiento. ¿Qué debería hacer? ¿Qué es importante? No obstante, no lo sé. Mi fallo más grande fue haber gastado 2 de 32 años de mi vida sin ser feliz o estar en paz?… Voy a despertarme y la vida seguirá. Pero ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Estoy demasiado cansada para pensar? ¿Qué pasaría si tuviera sólo 6 meses o 2 años de vida? ¿Qué está pasando con mi esposo?! ¿Cuál es el sentido de la vida?!'

Abajo escribo una traducción de mi contestación.

            Querida hermana:
Leo con mucho interés tus e-mails recientes. Claro que sí, voy a rezar por ti y por tu esposo y su familia en estos momentos difíciles.

Quisiera contestar, además, algunas de tus preguntas y estoy seguro que mami y otras personas en la familia, también te han ofrecido sus consejos. Las cuestiones sobre el sentido de la vida, y en qué consiste la felicidad son preguntas que se hacen todos los seres humanos en cada época. Los filósofos y las religiones nos ofrecen respuestas variadas a estas interrogantes que son propiamente religiosas ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y adonde voy? ¿Cuál es la razón de mi existencia en este mundo? ¿Qué pasará cuando yo muera?…

Espero poder compartir contigo mis experiencias y soluciones a estas preguntas que formaron las decisiones que tomé en mi propia vida. Recuerdo que cuando era más joven, estaba buscando la receta del secreto de la felicidad. Durante los años de mis estudios, en la Preparatoria y después en mi primer carrera de matemáticas en la universidad, inventé una fórmula matemática sencilla de la felicidad. Fue algo que me ayuda entender la felicidad humana y quiero ahora compartir contigo este descubrimiento. Pensé que se puede expresar la felicidad con una fracción: la "Y" de deseos es lo que uno quiere o desea poseer, y la "X" de posesiones significa lo que uno ya tiene actualmente. Por ejemplo, si quiero un coche, y tengo solamente una bicicleta, estaría muy desilusionado e infeliz porque "X" es mucho menos que "Y" (matemáticamente se expresa así: X

Entonces, el dilema. ¿Cómo se puede ser feliz en la vida, si nuestras posesiones son siempre menos que nuestros deseos (X

¡Además, las posiciones no son nunca seguras porque las perdemos todas al morir (X=0)!

Una solución aparente fue ofrecida por el budismo. Dice que todos los problemas de la infelicidad del hombre vienen de estos malvados deseos. Propone una solución muy drástica: quitarnos todos nuestros "deseos" de poseer! Para los budistas la felicidad viene de cortarse y separarse de todos los deseos humanos… muy radical y poco realista porque hemos sido hechos para poseer el infinito.

Parece una paradoja, somos seres finitos pero tenemos la capacidad y el deseo de alcanzar el infinito. Esta es la solución propuesta por el cristianismo, que personalmente me parece más realista y atractiva. Recuerdo en mi primer año de la universidad, leí el Pensées del famoso filósofo y matemático, Blaise Pascal; me ayudó muchísimo para entender esta "grandeza y miseria del hombre". Te recomiendo que lo leas, sus pensamientos ¡son tan interesantes sobre la paradoja de la condición humana!

"El hombre sabe que él es miserable. Es miserable, pues porque es miserable, pero es grande, porque se los reconoce (416). ¡que quimera es el hombre! ¡qué extraño y monstruoso! Un caos, un sujeto de contradicción, un prodigio. Juez de todos, aún más, un gusano; depositario de la verdad y aún más, un pozo de incertidumbre y error; la gloria y la basura del universo. ¿Quién podría desenredar esta madeja? (425)."

Los deseos humanos no pueden ser limitados porque no somos seres meramente materiales (que son limitados infinitos en si). No, tenemos una naturaleza espiritual que busca abrazar el ilimitado, el infinito, y nunca quedamos satisfechos con lo material que es finito y fugas. En otras palabras, el materialismo nos trae una satisfacción fugaz, pero no nos llena plenamente porque nuestro espíritu tiende a algo que dura para siempre. Expresando en la siguiente fórmula nuestros deseos de lo infinito (Y=∞) se llena de felicidad sola con algo infinito (X=∞) también.

Para mí, ésta sed de ser feliz resulta en la aceptación de un Ser Infinito que es Dios; en lo cual la posesión de Él es garantía, porque Él nos prometió y nos reveló que esta posesión es eterna, y no se nos quita por la muerte. Todos tenemos la muerte, porque en ella perdemos todo, y no tenemos control sobre ella. El mensaje radical del cristianismo es que la muerte no es el fin, si no el principio de la posesión eterna de Dios, nuestro deseo infinito. Por eso, decía San Agustín: "Tú nos has hecho para Ti, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansemos en Ti". (Confesiones).

En mi búsqueda de la felicidad, encontré el riesgo que tengo que apostar: ¡Dios o nada! Sin Dios nos quedamos sin sentido en la vida, una vida triste por la razón que arriba te digo. La fórmula de la felicidad siempre resulta infeliz porque las posesiones son siempre menos que los deseos infinitos (X

En esta búsqueda de Dios, reconocí que él no es un Dios lejano, sino una persona real que se reveló en la persona de Jesucristo. La posesión de Dios no comienza en el punto de la muerte: es experimentado aquí y ahora donde podemos gozar una amistad personal con Él. Ser llamado a la vida religiosa es un paso más hacia esta posesión eterna de Dios, me origen y fin. En cuanto materia, debería ser muy infeliz porque estoy careciendo de muchos bienes: mami, papá, ustedes, no poder asistir al bautismo de Jaime o a la boda de Lucy (mi hermana), A no poder estar casado y formar una familia, o no tener dinero o viajar; en fin, no poder realizar mis propios gustos o decisiones… Sin embargo, estoy muy feliz porque tengo el único que importa: Dios, por quien he dejado todo para poseerlo a él. No tengo miedo a la muerte, porque es un abrazo eterno en el amor de Dios.

Otra faceta de la posesión de Dios consiste en que la realidad de que la felicidad no es "tener" sino "dar". La felicidad no se encuentra en un poseer egoísta o en controlar a los otros, sean personas o bienes, sujetándoles a mis caprichos. La autorrealización se encuentra en buscar el bien de los otros, a veces abnegándome a mis propios intereses. La felicidad es opuesta al egoísmo. Así, se ve que Jesús era sumamente feliz en la cruz cuando dio su vida libremente por los demás, aunque le costaba mucho: "Mucho he anhelado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer"(Lc22,15).

Me siento sumamente realizado porque, como Jesús, estoy dando mi vida por los demás, para que sean felices descubriendo y encontrando la felicidad donde realmente está: en Dios. Es que cuando descubrí el secreto de la felicidad, descubrí, también el deber de compartir este descubrimiento a todos los que están buscándola. ¡esto es mi vida!


Ojalá, y sea una ayuda para ti, aunque no hable específicamente de tus problemas.

Un abrazo, tu hermano.

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