martes, 3 de julio de 2012

HISTORIAS SOBRE MARÍA # VI


Se hallaba un párroco de cierto país asistiendo a un hombre rico que moría en una casa magníficamente adornada y asistido de muchos criados, parientes y amigos; pero vio también el cura que había alrededor de la casa una multitud de demonios en forma de perros que estaban aguardando para hacer presa de aquella alma, como efectivamente lo hicieron, por haber muerto en pecado.

Sucedió entretanto que envió a llamar al párroco una pobre mujer, que hallándose al fin de su vida deseaba recibir los Santos Sacramentos. No pudiendo el párroco dejar de asistir al alma necesitada del rico, envió a otro sacerdote, el cual tomó el copón con el Santísimo Sacramento y fue allá.

He aquí que al llegar al aposento de aquella buena mujer no vio en él criados, ni gente obsequiosa, ni muebles preciosos, porque la enferma era pobre y estaba acostada sobre un poco de paja, pero observó que aquel aposento se hallaba iluminado con una vivísima luz y que junto al lecho de la moribunda estaba la Madre de Dios, María, que la estaba consolando, y con un pañuelo en las manos le enjugaba el sudor de la muerte.

Viendo el sacerdote allí a la Reina del Cielo, no se atrevía a entrar; pero lo hizo porque aquella divina Señora le hizo señas para que entrara. Entonces Ella misma le ofreció el asiento; en el cual oyó, el sacerdote, la confesión de su devota, que recibió después con mucha devoción la Sagrada Comunión y expiró al fin dulcemente en brazos de María.

San Alfonso María de Ligorio – Doctor de la Iglesia

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