viernes, 20 de julio de 2012

DIOS EXISTE




Otra de las conclusiones, que podemos sacar de estas experiencias del más allá, es que Dios existe, como decía el oficial norteamericano cuya historia hemos anotado anteriormente. Él se presenta en una luz maravillosa, más hermosa que el sol y nos envuelve con un amor total e incondicional, haciéndonos entender que sabe todos los detalles de nuestra vida al hacernos revivir nuestro pasado.

La doctora Kübler-Ross dice: Es un amor incondicional, indescriptible. Y en esta presencia, que muchos llaman Cristo o Dios, Amor o Luz, os dais cuenta de que toda vuestra vida aquí abajo no es más que una escuela en la que debéis aprender ciertas cosas y pasar ciertos exámenes de cara a la eternidad. Cuando habéis terminado el programa y lo habéis aprobado, entonces, podéis entrar .

Veamos el caso de Beverley Brodsky. Había crecido como atea en un ambiente familiar materialista, en Filadelfia. Era de familia judía y desde que se enteró del holocausto, tenía resentimiento contra Dios, preguntándose cómo Dios había podido permitirlo. A sus 17 años, su padre murió de un ataque al corazón y su madre tuvo una grave crisis emocional. A los 19 años, no pudiendo soportar más el ambiente familiar, se fue a vivir a California. En julio de 1970, debido a un accidente de moto en Los Ángeles, se fracturó el cráneo y varios huesos. Estuvo dos semanas en el hospital. Al regresar a casa, pensó que esa sería su última noche y rezó a Dios (a pesar de decirse atea), porque no quería vivir más. Su dolor era insoportable al pensar que ningún hombre la amaría jamás por su apariencia, ya que su cara había sido desfigurada por el accidente. Por eso, creía que no tenía ninguna razón para vivir y deseó con fuerza morirse. Al poco rato, se encontró flotando en su habitación, mirando su cuerpo desde arriba. De pronto, un ser de luz la envolvió con una fuerte luminosidad.

Dice: El ángel de luz, gentilmente, me dio su mano y con él viajé una larga distancia hacia la LUZ. Aquella LUZ era toda amor, compasión, sabiduría y verdad. Y, desde lo profundo de mi alma, surgió una certeza: Yo, exactamente yo, estaba en la presencia de Dios. Entonces, le he dirigido varias preguntas, pidiendo explicación por tantas injusticias que había visto en el mundo. Me di cuenta de que Dios conoce todos nuestros pensamientos... Estoy segura de haberle preguntado el porqué de los sufrimientos de mi pueblo. Recuerdo la respuesta: Hay una razón para todo lo que sucede, aunque parezca horrible y sin sentido. Yo me dije: Todo sucede por un propósito... De pronto, sin saber cómo ni por qué, me encontré dentro de mi cuerpo, pero me sentía como en éxtasis, llena de amor y alegría .

En algunos casos, el ser divino que se nos presenta en la luz, se identifica como Jesucristo. Veamos algunos ejemplos.

Un hombre que, en agosto de 1975, tuvo que afrontar una operación a corazón abierto, dice: Recuerdo que estaba atravesando un puente de madera sobre una corriente de agua y vi que en la otra parte estaba Cristo con vestido blanco. Sus dientes eran muy blancos y sus ojos azules... Me di cuenta de que yo había muerto y que todo aquello era muy real. Cuando me acerqué, quería convencerme de que realmente era Él. Miré a sus manos y allí estaban las marcas de los clavos. Yo tenía mucha paz. Él me estaba sonriendo y diciéndome que debía volver atrás, y así lo hice .

Otro ejemplo. Soy una estudiante de 19 años, el año pasado, junto a mi novio, tuvimos un choque con un autobús. Nosotros íbamos en una moto. Yo caí y me golpeé en dos puntos y así quedé en coma total por tres meses. A la mitad de este período, estuve en peligro de muerte. Nosotros dos hemos visto a Jesús, un señor descalzo con rostro joven, cabellos largos, barba y túnica. Me llamaba y me decía: “Elena, no te desesperes, deberás sufrir un tiempo, pero acuérdate que volverás con tus seres queridos y con tus amigos. Recuerda que estoy contigo, especialmente, en los momentos más difíciles”. Mi novio también vio a Jesús crucificado mover su brazo izquierdo, colocándolo después de nuevo en la cruz .

El doctor John Jones de Davis, California, fue piloto de bombardero durante la segunda guerra mundial. Y tuvo una experiencia próxima a la muerte que cambió su vida... Volando al frente de una escuadrilla de bombarderos B-24, el avión derivó súbitamente hacia la derecha y entró en barrena. Pasó entre otros bombarderos, que volaban a menor altura y con los que estuvo a punto de chocar. Y, finalmente, no quedó debajo más que el azul profundo del Mediterráneo. Tiró de los mandos, pero el avión no respondió. Caía hacia el mar como si fuese de plomo. Jones estaba seguro que iba a morir. Cuando aumentó la aceleración, soltó los mandos y se sintió clavado al asiento. A buen seguro que éste iba a ser el final de su vida. De repente, tuvo la sensación de pasar por un largo túnel. Al final, distinguió una luz brillante y a alguien de pie. Supo que el ser que había en la luz era Jesús. Experimentó una profunda sensación de paz y de bienestar. Más tarde dirá que jamás hubiera deseado abandonar aquel lugar.

Luego, instantáneamente, volvió a verse dentro de su cuerpo en el avión. Éste se había enderezado por sí solo y ahora volaba en horizontal muy cerca del agua. Aquella experiencia lo transformó y, tras su licenciatura en la Facultad de Medicina de la universidad de Tennessee, participó en la fundación de una clínica gratuita en Haight Ashbury, en San Francisco, y abrió otra clínica gratuita en Davis, California, para la asistencia a mujeres y niños. Como profesional, su principal preocupación fue siempre la atención a los desatendidos, como él decía. Cuando murió en 1991, el columnista del periódico de la localidad escribió que “los marginados nunca tuvieron mejor amigo que John Jones”. Había recibido varios galardones por sus servicios humanitarios .

Candice Lee, cuando tenía 21 años, fue asaltada y estrangulada por un criminal, mientras esperaba a su esposo a la puerta del night club donde trabajaba. Dice:

Pasé por un túnel hasta el final, donde se veía una luz muy brillante... Los ángeles me llevaron a un lugar donde estaba Jesús. Yo me arrodillé y los ángeles se colocaron a mis costados de pie. Jesús se acercó a mí y me dijo: “Regresa, todavía no es tu hora. Tú debes enseñar”. Jesús estaba brillante. Era pura luz, pero yo podía ver su cuerpo. Vestía ropas blancas y su rostro era luminoso como una luz incandescente. No hay nada en el mundo más hermoso. Estaba lleno de amor. Se podía sentir su amor. Cuando Jesús me dijo que debía regresar, me encontré de nuevo en el túnel y desperté en mi cuerpo .

Una niña de nueve años, a quien llamaré Nina, tuvo una experiencia NDE. Dice: Pasé por un túnel y llegué al cielo. Allí había unas flores muy bonitas. Estuve con Dios y con Jesús. Dijeron que tenía que volver a estar con mi madre, porque ella estaba muy apenada. Dijeron que yo tenía que terminar mi vida. Así que regresé y desperté .

La señora Betty Eadie cuenta su experiencia y dice: Vi una luz a la distancia. Al acercarme, observé la figura de un hombre, con la luz a su alrededor. Era más brillante de lo que se pueda describir, más brillante que el sol. Sentí el más incondicional de los amores que jamás haya sentido y vi sus manos abiertas para recibirme. Fui hacia Él y me abrazó. Recuerdo que me decía a mí misma: Estoy en casa, finalmente estoy en casa. Yo sabía que era mi Dios, mi amigo y mi Salvador. Era Jesucristo, el que siempre me había amado. Él era el mismo amor y su amor me llenó de alegría y felicidad. De nuevo abrió sus brazos y me dejó ir, diciéndome: “Todavía no es tu tiempo” .

¿Crees tú en Dios? ¿Crees que Jesús es tu Dios, tu Señor y Salvador? ¿Crees que Él te está esperando después de la muerte con todo su amor para hacer juntos una evaluación de tu vida? Procura amarlo con todo tu corazón desde ahora para que no tengas que arrepentirte del tiempo perdido y de no haber sabido corresponder a tanto amor con tu propio amor.

P. ÁNGEL PEÑA

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