Pan y vino, comida y bebida para la vida corporal... Cuerpo y Sangre para la vida espiritual.
Por: Carlos M. Buela | Fuente: Instituto del Verbo
Encarnado
Sucedió en la vida de San Felipe Neri, como nos
lo presenta un testigo en el proceso de canonización: Haber
visto al Santo revestido con una vieja alba y unos pobrísimos ornamentos,
retirándose con lágrimas porque se le impedía decir Misa. Debe ser lo
más tremendo que le pueda suceder a un sacerdote: el que no se le deje celebrar
la Santa Misa. Y una de las novedades de las cuales se lo acusaba injustamente
a San Felipe Neri era precisamente ésa: la de exhortar a los sacerdotes a decir
Misa todos los días y a los fieles a comulgar frecuentemente.
Por eso, que este ejemplo de su vida simplemente
nos sirva para llegar a darnos cuenta de lo que significaba la Eucaristía para
San Felipe Neri, y para tomar pie para seguir con nuestro tema: el por qué la
Eucaristía da la gracia, por qué la Eucaristía da la vida.
- En primer lugar, porque la Eucaristía, es el mismo Cristo. La Eucaristía
no solamente nos da la gracia santificante y la gracia propia del
sacramento, sino que, además, nos da al mismo Autor de la gracia, que se
presentó a sí mismo como “la Vida”.
- En segundo lugar, porque en la Eucaristía se nos da la víctima
que se inmola. Por tanto, participamos -al recibir la víctima
del sacrificio- del sacrificio eucarístico, del sacrificio del altar, que
no es otro que el sacrificio de la Cruz, aunque en “especie aliena”, en
especie ajena.
- En tercer lugar, por lo cual la Eucaristía nos da la vida es por el
modo mismo de este sacramento. ¿Cuál es ese modo? Este
sacramento se nos da a modo de comida y bebida. Así entonces, de esta
manera todo lo que hacen la comida y la bebida materiales en la vida
corporal, hace este sacramento, comida y bebida espiritual, en orden a la
vida espiritual de los cristianos. Y ¿qué es lo que hace la comida y la
bebida material en orden al cuerpo para así entender lo que hace la comida
y bebida espiritual en orden al alma?
La comida y bebida material hacen cuatro cosas:
sustentar, aumentar, reparar y deleitar. Y esas cuatro cosas son las que hace
este sacramento en nuestras almas:
1) Sostiene
nuestra vida espiritual, la conserva, la mantiene y la sustenta.
2) Aumenta, pero con esta diferencia: así
como es necesaria la comida material para que el cuerpo del hombre crezca hasta
que llegue hasta su plenitud, pero luego comienza a decrecer, por el contrario,
la comida y la bebida espirituales al hombre le hacen crecer durante toda su
vida porque siempre le van produciendo un aumento de la gracia, que va llevando
al hombre hasta la medida de la edad perfecta en Cristo.
3) Repara. Ciertamente que, debido a los
trabajos del día y al desgaste que hacemos de calorías, necesitamos reparar
esas energías. Para eso está la comida y la bebida material, pero de manera
especial, en la vida espiritual, los ataques del demonio, las tentaciones, las
arideces, el polvo del camino en este peregrinar que se nos va pegando, las
dificultades de adentro, de afuera, la carne, el mundo, el demonio, nos hacen
perder fuerza espiritual. ¿Cómo recuperamos esas
fuerzas espirituales? ¿Cómo se repara la pérdida que puede haber? Con la
Eucaristía.
4) Y por si fuese poco, la Eucaristía deleita. Por eso, la Eucaristía siempre es un manjar
para el paladar del sacerdote, como tiene que ser un manjar para el paladar de
aquél que se va preparando al sacerdocio. Y deleita la Eucaristía por ser el
mismo Cristo y por ser el Cristo que es Víctima y por ser el Cristo que se nos
da como comida y bebida de una manera inefable. Esto se ha mostrado de manera
extraordinaria en algunos casos en la historia de la Iglesia; pero de manera
ordinaria se manifiesta todos los días al recibir el Pan de los ángeles.
Por eso decía San Ambrosio: “este pan es de vida
eterna, pues sustenta la sustancia de nuestra alma”.
Y San Juan Crisóstomo: “se deja tocar, comer y
abrazar por quienes lo desean”.
No por nada dijo el Señor: “Mi carne es verdadera
comida y mi sangre verdadera bebida”.
Pidámosle a la Virgen, que fue la que dio vida a Jesús, el comprender como ese
Jesús, que es Vida, nos da vida a nosotros a través de la Eucaristía.
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