sábado, 21 de mayo de 2022

157 – MISCELÁNEOS

Junto al encuentro habitual con Dios, sin dejar la vida, la oración es también encuentro en la intimidad de una pausa amistosa, filial.

Cristo, acosado por las mil ocupaciones de una vida en servicio total, no se dispensa de retirarse a un «lugar solitario» para dedicarse a la oración.

Y yo… ¿no tengo tiempo?

El empleo del tiempo está siempre determinado por nuestros juicios de valor.

Si Dios no tiene un sitio en nuestro tiempo, es que él no es un valor y, por tanto hay:

otros deberes más importantes,

otros tesoros mas importantes,

otros tesoros más preciosos,

otros intereses…, más interesantes.

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