Feliz Pascua para ti, recibe de tu Madre un abrazo grande, apretado, intenso y todo mi amor, hijo de mi alma.
Por: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
- María Santísima, acabamos de celebrar la
Pascua de Resurrección y seguimos en el tiempo de Pascua... el sol brillaba de
una manera especial en ese día, ... al menos así lo sintió mi alma.
- Pues me alegras el alma. Esto me recuerda mi primera fiesta de Pascuas de
Resurrección…
- Cuéntame, Señora...
- Verás, era el tercer día después de la muerte de mi Hijo, María Magdalena
y las demás mujeres me pasaron a buscar para ir al sepulcro antes del amanecer…
llevaban perfumes y estaban muy tristes… yo, en el fondo de mi alma, sentía una
profunda paz, recordaba las palabras de mi Hijo… no sabía exactamente que
sucedería, pero tenia la certeza de que Algo iba a cambiar la historia.
- ¿No les comentaste nada a ellas?
- No, existen caminos que cada uno debe recorrer por sí mismo… ellas lo
entenderían cuando Jesús dispusiera que así debía ser. Al llegar al sepulcro el
corazón les dio un salto, pues la piedra de la entrada estaba corrida. Entraron
ellas al recinto y me dijeron que estaba vacío, yo quedé fuera… no necesitaba más explicaciones, podía sentir la presencia de mi Hijo, mas, no
le veía. Me alejé unos pasos… cuando volví al lugar donde estaba María
Magdalena allí le vi, con ella… pero no quise acercarme… Jesús la consolaba, le
pedía que avisara a sus Apóstoles…… ella… tenía el rostro radiante, hizo lo que
Él le pedía, vino junto a mí, nos miramos, ella me tomo las manos y, junto a
las demás, nos fuimos rápidamente a la casa donde estaban los hombres… yo, a
veces, giraba mi rostro, esperando verle, mas ya había partido…
- Señora ¿Por qué no a ti? Quiero decir, porque no te visitó especialmente a
ti, que eras su madre…
- Porque, amiga, mi Jesús conocía mi corazón, sabía que yo le esperaba, en
cambio, los apóstoles y las demás mujeres estaban desesperados, la Iglesia
primitiva estaba sumida en la mas profunda tristeza, su Esposa, la Iglesia, le
necesitaba imperiosamente, por ello, hija, es que el buen Esposo corrió a
consolarla, el Esposo sería ahora, más
que nunca Camino Verdad y Vida. Pero no te preocupes, nos encontramos Jesús y
yo…
- ¿Cuándo?
- Cuando Él se presentó en la casa mientras las puertas estaban cerradas…
unos segundos antes de que entrara percibí un intenso perfume, exquisito,
desconocido, un perfume de eternidad… mi corazón latía fuerte…. Estaba
cocinando, escuché entonces la voz conocida, la voz amada : “La paz esté con
ustedes”… había llegado, el Hijo, el Mesías, el Cristo… me acerqué… escuché
todas y cada una de sus palabras… los hombres estaban tan admirados que no
cabían en sí… yo tenía muchas ganas de abrazarle…. Antes de salir se volvió
hacia mí… me miró con todo el amor a que me tenía acostumbrada… fue una mirada
intensa, profunda, que valió más
que mil palabras… sus ojos parecían repetir: "Mujer, aquí tienes a tus
hijos" le vi partir, había ángeles con Él, por un momento me pareció ver
el rostro de Aquel que me lo había anunciado…
- ¿Y luego?
- Luego, luego era el comienzo de la Misión de la Iglesia, el primer
instante: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda la
Creación", la casa era un estallido de alegría, los hombres se abrazaban,
unos lloraban, otros cantaban, algunos, terminaban pidiendo silencio por temor
a los soldados, luego, Pedro, pidió calma y les dijo: "Hermanos, nuestras
Pascuas serán, de aquí en más,
Pascuas de Resurrección, el paso de la muerte a la vida… de nosotros, de cada
uno de nosotros, depende que este día no sea olvidado, que el significado de
este día sea, para todos los pueblos, signo de esperanza, motivo de fe, fuerza
en las pruebas….. de nosotros depende … Jesús nos acompañará, hasta el fin de
los tiempos, pero es nuestra responsabilidad, sostenernos unos a otros en el
dolor, consolarnos en las tribulaciones, alentarnos en las pruebas que nos
esperan, en resumen, ser Uno… que cuando el mundo nos vea, nos reconozca por el
Amor, que puedan decir, por nuestra actitud "son seguidores de Cristo… Son
Cristianos".
- "Cristianos" La primera vez que se pronunciaba ¿verdad, Señora?
- Así es, amiga, el corazón y el alma de todos se estremeció al oír la
dimensión de esta palabra… Cristianos… Cristianos… quedaba ahora el esperar a
la venida del Espíritu Santo…como Jesús mismo lo había prometido… pero esta era
otra clase de espera… Comimos todos con inmensa alegría… y alguno de ellos dijo
“Felices Pascuas, Amigos” y todos se saludaron… sí, Felices Pascuas amiga mía,
Felices Pascuas para todos, también Felices Pascuas para ti, que has leído
estas líneas, recibe de esta madre un abrazo grande, apretado, intenso y todo
mi amor, hijo de mi alma. Todo mi amor en cada instante de tu vida, no dudes,
hijo querido, en buscarme en tu tristeza, en tu alegría, en tu dolor, porque,
en toda circunstancia, soy tu madre...
NOTA DE LA AUTORA:
"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi
imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero
no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones
o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y
verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación
de la autora, sin intervención sobrenatural alguna."
Susana
Ratero
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