viernes, 8 de marzo de 2019

JACOB BENDICIENDO A SUS HIJOS. JESÚS BENDICE A SUS SEGUIDORES.


Estoy totalmente contra la sociedad patriarcal. Estoy totalmente a favor de los movimientos ultrafeministas.
¿Puedo marcharme ya?
Por favor, no me peguen.

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Qué gusto poder contar chistes como este antes de que sean un delito.
Nota para el futuro: Señor juez, unos niños malos me obligaron a contar ese chiste. Pero yo siempre estuve de corazón a favor del feminismo más radical. ¡Soy un feminista! Me obligaron a contar ese chiste.

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Yo estoy totalmente a favor de la igualdad de dignidad de las mujeres y los hombres, en todos los campos. Pero no nos engañemos, el ultrafeminismo no tiene fin. Por más que se llegase a la situación de más perfecta y justa igualdad entre sexos, siempre se puede exigir algo más y cada vez con más rabia.

Además, no nos olvidemos, la última parada de este tren es la Iglesia Católica. Como todo movimiento radicalizado, necesitan un enemigo visible, es una necesidad imperiosa. La Iglesia cumplirá perfectamente esa función.

¿Se puede hacer algo? ¿Se podía hacer algo en Alemania, en febrero de 1933, cuando se aprobaron las medidas que acabaron con la República de Weimar? Indudablemente, no. Ya, para entonces, era demasiado tarde. Pues, bien, ahora los lobbies LGTB, los grupos ultrafeministas y la mentalidad anticristiana ya han tomado el Poder. Están, sustancialmente, en todos los partidos, tienen en su mano los medios de comunicación y se muestran gradualmente agresivos. El Poder y los medios han sido completamente tomados no por un partido, sino por una mentalidad. Los países que todavía resisten serán invadidos por este Nuevo Orden en el próximo decenio.

Estoy leyendo, estos días, una biografía sobre Robespierre. Hoy justamente me ha tocado la parte del Terror. Recordemos que la época de los tribunales populares, las ejecuciones diarias, la persecución de los tibios y los neutrales, o el atar a los reaccionarios a las bocas de los cañones antes de dispararlos comenzaron como una era de la Ilustración que iba a iluminar las tinieblas medievales.

Las semillas del error florecen exuberantes, el precio lo pagaremos primero los cristianos, después toda la sociedad se verá embarcada en alguna aventura (la que sea) fruto de la suma y mutación de esos errores. Y toda la sociedad podrá ver con sus ojos adónde les ha llevado el quebrantamiento de los Pilares de la Verdad.

P. FORTEA

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