“El
sufrimiento no es un sadomasoquismo, es un pasaje necesario, pero transitorio”.
Con esas palabras explicó el Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus este
domingo 17 de marzo, en qué consiste la perspectiva cristiana del sufrimiento.
El Santo Padre dedicó sus palabras a reflexionar sobre el episodio
evangélico de la Transfiguración. Francisco explicó que “Jesús concedió a los discípulos Pedro, Santiago y Juan experimentar
la gloria de la Resurrección: un trozo de cielo en la tierra”.
Señaló que “la Transfiguración se produce en
un momento muy concreto de la misión de Cristo, esto es, después de que Él
hubiera confiado a los discípulos que debería sufrir mucho, ser asesinado y
resucitar al tercer día”.
“Jesús sabe que ellos no aceptan esa realidad y,
por ello, quiere prepararlos para soportar el escándalo de la Pasión y de la
muerte en la Cruz, porque sabe que ese es el camino por medio del cual el Padre
celeste llevará a la Gloria a su Hijo elegido: resucitándolo de entre los
muertos”.
Ese camino “también será el camino de los
discípulos: ninguno llega a la vida eterna si no es siguiendo a Jesús, llevando
su propia Cruz en la vida terrena”.
Por lo tanto, explicó, “la Transfiguración
de Cristo nos muestra la perspectiva cristiana del sufrimiento: no es un
sadomasoquismo, el sufrimiento, es un pasaje necesario, pero transitorio. El
punto de llegada al que estamos llamados es luminoso como el rostro de Cristo
transfigurado: en Él está la salvación, la santidad, la luz, el amor de Dios
sin límites”.
“Mostrando su gloria”, continuó el Papa Francisco, “Jesús nos
asegura que la Cruz, las pruebas, las dificultades en las cuales nos
encontramos, tienen su solución y su superación en la Pascua”.
Por ello, “en esta Cuaresma debemos subir
también nosotros al monte con Jesús. ¿De qué modo? Con la oración. Permanezcamos
algunos momentos en recogimiento, fijando la mirada interior en su rostro y
dejemos que su luz nos alcance y que irradie en nuestra vida”.
“En cuántas ocasiones nos hemos encontrado con
personas que iluminan, que sale luz de sus ojos, que tienen ese rostro
luminoso, y rezan, y la oración hace eso: te da ese rostro luminoso con la luz
del Espíritu Santo”, destacó Francisco.
El Papa finalizó su reflexión previa al Ángelus animando a dar “espacio a la oración y a la Palabra de Dios que,
abundantemente, la liturgia nos propone en estos días”.
Redacción ACI
Prensa
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