Rosa María Ramírez, exmaestra de yoga y
quiromasajista, explica los riesgos espirituales que implica la práctica del
yoga, ya que no se trata solamente de un ejercicio físico, sino que cada una de
las posturas que se realizan es una adoración o llamada al demonio.
HM Televisión ha publicado un vídeo titulado “El
yoga, el gran engaño”, en el que Rosa María Ramírez, exmaestra de yoga y
quiromasajista, junto con Juan Sánchez Requena, también exmaestro de yoga con
un máster en naturopatía, explican por qué el yoga no es sólo una práctica
deportiva, sino que es esencialmente “espiritual”.
“El yoga no es una actividad ni un deporte, sino
que es espiritualidad”, asegura Ramírez.
“El yoga bajo el concepto de ejercicio físico, que
son las asanas, que es por donde suele entrar todo el mundo, porque necesitan
hacer ejercicio físico, está muy bien
disfrazado”, asegura Ramírez.
La exmaestra de yoga explica que una de las primeras cosas que se enseña
en el yoga es “un rezo u oración en donde se dice
de manera repetitiva y alargando la palabra ‘Om’. Esto ya es un llamamiento” y
subraya que “de una forma muy sutil, con nuestro cuerpo estamos adorando a deidades o
al demonio”.
Cada postura, también llamadas “asanas”, representa
a una deidad o a un demonio, afirma.
Según precisa Ramírez, una de las “asanas” más
frecuentes es “el saludo al sol”. “Había que hacer
esa serie mirando para el norte, para el sur, para el este y para el oeste, 108
veces por sitio. Es la serpiente, la cobra. Esto es un llamamiento a lo
grande”, explica.
Otra postura conocida como “la flor de loto”
es, según afirma Ramírez, una adoración “al
dios Shiva y esto es un llamamiento a Kundalini”.
“Kundalini es la serpiente, el dragón. Ellos le
llaman de otra manera, pero es el demonio y se trata de despertar esa energía
sutilmente”, explica el exmaestro de yoga
Juan Sánchez Requena.
“Es repetir una frase, una palabra constantemente,
sin ser consciente de que estamos adorando y llamando al diablo. Ponen una
música de fondo bonita, te va gustando cada vez más, e incluso fuera de las
clases de yoga sales cantando sin ser consciente del gran error que estás
cometiendo”, explica Ramírez.
Al inicio y al fin de la clase de yoga se hace un saludo llamado “namasté”, que según apunta Ramírez significa “yo me inclino ante lo divino que hay en ti. Llega el
punto en el que te crees que eres dios”.
Según explica Rosa María, ella como maestra de yoga hacía a sus alumnos “repetir esos mantras” sin ser consciente. “Les decía que se iban a sentir muy bien, les decía que
todas las mañanas al levantarse dijeran delante del espejo: “Yo sé que soy
dios, yo sé que soy feliz” y eso les haría sentir mejor”.
En el vídeo de HM Televisión también se recoge el testimonio de Mairead
Bernal, que asegura que cuando practicaba yoga no desconocía que “rendía culto a un dios falso y que estaba pecando contra
el primer mandamiento”.
“Pensaba que estiraba mi cuerpo, me hacía sentir
bien por un rato, pero no me daba cuenta de la parte espiritual del yoga”, y que “estaba permitiendo a los espíritus malignos entrar en mi vida así”,
explica Bernal.
En ese sentido, también subraya que al conocer más sobre la fe católica
se dio cuenta de que “el culto nos hace más
semejantes de quien adoramos. Si adoramos al Santísimo es para hacernos más como
Él. Cuando haces yoga estas negando que tú estás creado a imagen y
semejanza de Dios”.
CÓMO SALIERON DEL YOGA
En entrevistas anteriores Rosa María Ramírez y Juan Sánchez Requena
explicaron cómo dejaron el yoga.
Sánchez Requena fue uno de los primeros maestros de Rosa María y vivió
una profunda conversión que le hizo avisar a todos sus antiguos alumnos de los
peligros de la nueva era (new age).
“Cuando te metes en este tipo de terapias,
adquieres estos supuestos dones que no son tales dones, sino que es el demonio actuando a través de ti para
‘curar’ a esas personas, para que esas personas se enganchen y te traigan a más
gente”, explicó Ramírez en una
entrevista anterior, también a HM Televisión.
“Es como un callejón sin salida, no sabes a quién
acudir, pedir ayuda. Por vergüenza o miedo que te tachen de loca. ¿Cómo vas a
ver al demonio? Pues sí, lo ves y viene a visitarte porque viene a cobrarse
esos impuestos, porque antes te ha ayudado y se los cobra con intereses. Cada
vez peor”, explicó.
Rosa María pasó un periodo muy duro de gran inestabilidad física y
emocional, provocado en gran parte por las prácticas relacionadas con la nueva
era que llevaba a cabo.
Juan Sánchez Requena dio una conferencia sobre los peligros de la nueva
era en los salones parroquiales de una iglesia e invitó a Rosa María que llegó
antes de tiempo.
Ella entró en la iglesia justo en el momento de la consagración. Y ahí
se convirtió. “Se me abrieron los oídos, los ojos,
el entendimiento y conocí al sacerdote Antonio Salido, quien sin conocerme de
nada me dio un abrazo y me hizo la señal de la cruz en la frente”,
explicó.
Posteriormente comenzó un proceso de acercamiento a la fe que culminó
dejando totalmente de lado las prácticas relacionadas con la nueva era.
Redacción ACI
Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario