El sacerdote español
ha sido condenado a 18 meses y las relaciones públicas italianas a 10 meses,
con suspensión de la pena de 5 años. Los dos periodistas y Nicola Maio han sido
absueltos
Por: Rocío Lancho García | Fuente: ZENIT (http://www.es.catholic.net)
Por: Rocío Lancho García | Fuente: ZENIT (http://www.es.catholic.net)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 7 de julio de
2016).- El proceso judicial que se ha celebrado en el Vaticano por robo y
filtración a la prensa de documentos reservados de la Santa Sede, conocido como
Vatileaks 2, ha concluido hoy tras 8 meses. El tribunal, después de casi cinco
horas en Cámara de Consejo, en nombre del Santo Padre, ha determinado que
monseñor Vallejo Balda debe cumplir 18 meses de reclusión y Francesca Chaouqui
10 meses, con suspensión de la aplicación de la pena durante 5 años. Es decir,
si durante los próximos cinco años no comete ningún delito, no deberá cumplir
la pena. Mientras que Nicola Maio ha sido absuelto por falta de pruebas y los
periodistas absueltos por defecto de jurisdicción. Tanto Francesca como el
sacerdote español han sido condenados a pagar los costes del proceso.
Eran dos los delitos juzgados, asociación para
delinquir — monseñor Vallejo, Chaouqui y Maio– y divulgación de documentos
reservados, para los cinco imputados. El tribunal ha considerado a todos
absueltos de ‘asociación para delinquir’, mientras que monseñor Vallejo han
sido condenado por filtración de documentos y Francesca por colaboración en
este delito.
Los imputados en este proceso eran cinco. El
sacerdote español monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda, secretario de la
Prefectura para Asuntos Económicos y secretario de la extinta comisión Cosea,
creada por el Santo Padre para estudiar la situación financiera de la Santa
Sede. Francesca Chaouqui, laica italiana, relaciones públicas, miembro de dicha
comisión. Nicola Maio, laico italiano, secretario personal de monseñor Vallejo.
Y dos periodistas, Gianluigi Nuzzi autor de ‘Vía Crucis’ y Emiliano Fittipaldi,
autor de ‘Avaricia’.
Las detenciones de Francesca y monseñor Vallejo
se dieron a conocer el pasado 2 de noviembre. Esa misma semana se publicaron
los dos libros que contenían documentos reservados, relacionados con el trabajo
realizado por la Cosea. Chaouqui fue puesta en libertad, embarazada de pocas
semanas, pero monseñor Vallejo ha estado arrestado durante todo el proceso.
Tras ocho meses de audiencias, en las que se
interrogó a los imputados y a varios testigos, entre ellos trabajadores de la
prefectura y gendarmes del Vaticano, finalmente la fiscalía pidió para
Francesca 3 años y 9 meses de reclusión; para monseñor Vallejo 3 años y 1 mes
de reclusión; para Nicola Maio, un año y 9 meses, para Gianluigi Nuzzi un año
de reclusión, con suspensión condicional de la pena. Mientras que para Emiliano
Fittipaldi no pidieron pena por insuficiencia de pruebas. Monseñor Vallejo es
el único de los imputados que reconoció ante el juez su culpa, el sacerdote
español aseguró haber pasado documentos y contraseñas a los periodistas,
actuando bajo presión y por miedo a Francesca, a quien acusaba de haberle
amenazado. Por su parte, Maio han negado con insistencia haber participado en
la filtración a la prensa, ni pertenecer a ninguna “comisión en la sombra” de
la Cosea. Francesca negó haber cometido esos delitos, así como negó también
haber amenazado ni presionado a monseñor Vallejo para cometerlo. Fueron
especialmente los trabajadores de la prefectura los que hablaron de esta
“comisión en la sombra” que podría haber trabajado en paralelo a la Cosea, para
obtener y divulgar los documentos. Una “asociación para delinquir” que
finalmente no ha sido probada y por eso el tribunal hoy no lo ha considerado
como delito cometido.
En el ángelus del 8 de noviembre, apenas unos
días después de conocer la detención, el Santo Padre aseguró que el robo y
publicación de documentos reservados sobre la reforma económica de la Santa
Sede “no me distrae ciertamente del trabajo de reforma que estamos llevando
adelante con mis colaboradores y con el apoyo de todos vosotros”. Fue la
primera ocasión en la que Francisco hizo referencia explícita al caso Vatileaks.
Tras recitar la oración mariana, Francisco aseguró que sabe que “muchos de
vosotros os habéis preocupado por las noticias que han circulado en los días
pasados a propósito de documentos reservados de la Santa Sede que han sido
robados y publicados”.
Por esto –subrayó– quisiera deciros sobre todo
que robar estos documentos es un delito. “Es un acto deplorable que no ayuda”,
indicó el Santo Padre. De este modo explicó que él mismo “había pedido hacer
ese estudio, y esos documentos, mis colaboradores y yo ya los conocíamos bien”.
El Pontífice subrayó que “sí”, esta reforma económica se está realizando
también con el “apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la
oración y con la santidad cotidiana de cada bautizado”. Por ello, el Santo
Padre concluyó estas palabras dando las gracias y pidiendo rezar por “el Papa y
por la Iglesia, sin dejarse molestar sino yendo adelante con confianza y
esperanza”.
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