"Entonces
comenzó Jesús a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus
milagros, porque la gente no se había convertido a Dios. Decía Jesús: ¡Ay de
ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho
los milagros que se han hecho entre vosotras, ya hace tiempo que su gente se
habría convertido a Dios, cubierta de ropas ásperas y de ceniza. Por eso os
digo que, en el día del juicio, vuestro castigo será más duro que el de la
gente de Tiro y Sidón. Y tú, Cafarnaún, ¿crees que van a levantarte hasta el
cielo? ¿Hasta lo más hondo del abismo serás arrojada! Porque si en Sodoma se
hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, esa ciudad habría
permanecido hasta el día de hoy. Por eso te digo que, en el día del juicio, tu
castigo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma."
Corazín, Betsaida, Cafarnaún,
fueron las ciudades donde Jesús hizo más milagros y predicó con más frecuencia.
Jesús les recrimina que no le supieron escuchar. Estas recriminaciones son
también para nosotros: los cristianos de toda la vida, los que meditamos el
Evangelio y vamos a misa. ¿Somos diferentes de los demás? ¿Hemos escuchado su
voz?¿Somos ejemplo para el resto de la humanidad?
Si nuestra vida no cambia, si
seguimos siendo sordos a la palabra del Señor, si el dinero y el poder nos
dominan, nos merecemos estos reproches que Jesús lanzó a estas ciudades.
Si la sociedad se aleja
gradualmente del cristianismo, es porque nosotros no sabemos mostrarlo tal cual
es. No somos sus discípulos, porque nada ha cambiado en nuestras vidas. Y si
nosotros no cambiamos, no podemos cambiar nuestra sociedad.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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