EL
DISCÍPULO: Vengo a ofrecerte mis servicios.
EL
MAESTRO: Si renuncias a tu “YO”, el servicio brotará automáticamente.
COMENTARIO
Puedes
entregar todos tus bienes para ayudar a los pobres, entregar tu cuerpo a la
hoguera y, no tener amor absoluto.
Guarda
tus bienes y renuncia a tu “YO”. No quemes tu cuerpo… quema tu EGO, y el amor
brotara automáticamente.
Y
qué hacemos ahora, en la práctica, para conseguir eso? No hay esfuerzo, por
valiente que sea, que pueda llevarnos a desentendernos del “YO”. Al contrario,
todo esfuerzo es contraproducente, porque refuerza al “YO” en vez de rebajarlo.
Cualquier
método basado en la Fuerza de Voluntad no hace más que confirmar y robustecer
al “YO”, que es lo contrario de lo que debería hacer; así que hay que
descartarlo de raíz.
Con
qué nos quedamos entonces? Con la Paradoja que ya hemos enunciado más de una
vez: Sin esfuerzo no podemos hacer nada, y el esfuerzo no hace más que
estropearlo todo. El único método, si método puede llamarse, es abrir los ojos
y ver… sencillamente ver. Caer en la cuenta, dejar que caigan las escamas de
los ojos. Es tan fácil que por eso mismo es difícil. Es espontaneo, y por eso
hay que trabajarlo.
Publicado
por: José Miguel Pajares Clausen
No hay comentarios:
Publicar un comentario