domingo, 25 de marzo de 2012

MIRAR, VER Y COMPRENDER


Mirar, ver, comprender y en consecuencia actuar…, son tres impulsos humanos, que no siempre son consecuencia uno de otro. Dicho en otras palabras, una persona puede mirar y no ver, porque su interés mental en ese momento está más ocupado por otros temas. Se puede mirar y ver, pero no comprender, porque de la misma forma que: No hay peor sordo que el que no quiere oír, tampoco hay pero ciego, que el que mirando y viendo, no quiere comprender.

Sobre este tema ya se ocupó el Señor, cuando para justificar el uso que hacia de las parábolas, según San Mateo nos dijo: “Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure". Felices, en cambio, los ojos de ustedes porque ven, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”. (Mt 13,13-17).

Mirar, ver y comprender son tres situaciones en las que una persona se pueda encontrar, y si mira no ve, y si mira y ve no comprende, y ello es sencillamente porque tal como dice el Señor su corazón está cerrado, su cuerpo material ahoga a su alma inmortal y en consecuencia su amor no se basa en el sobrenatural del Señor, sino en su propio ego. Puede tratarse de una persona muy inteligente, muy preparada, simpática con don de gentes y muy afable, pero solo con todo el que conoce y piensa que puede servirle, es un triunfador del mundo, pero un fracasado en su amor al Señor, pues en los demás no ve nunca, nada más que escalones para prosperar en esta vida. Y desgraciadamente, esta clase de personas son el cliché en el que se miran muchos jóvenes. Esta clase de personas abundan, hoy en día, aunque pienso que siempre han existido, varían los tiempos y sus convicciones y fidelidades también marchan, de acuerdo con las modas ideológicas, porque las tendencias hedonistas, que siempre existen en el ser humano exigen tener recursos monetarios y para ellos lo importante es ganar dinero, para pasarlo bien que a
su juicio solo son tres días los que se viven. En cuanto a la existencia de Dios, la fe, y otras ideas retrógradas, ya se encarga el maligno de anestesiarlos debidamente, para que miren y no vean y si ven que no comprendan.

Es imposible, salvo una especial gracia divina, que de la noche a la mañana un a persona, sin experiencia de vida interior, pueda mirar, ver y comprender, pues quien mira pueden ser los ojos materiales de la cara, pero quien ve son los ojos de nuestra alma y es ella también la que tiene que estar abierta y enamorada del Señor, para mirar, ver, comprender y actuar en consecuencia. Puede darse una conversión y son muchas las que se realizan, son muchas las almas que reciben este regalo divino, pero tras la conversión tiene que llegar la constancia,
pues los alimentos de la vida espiritual hay que tomarlos siempre en el plato de la perseverancia.

Y uno puede preguntarse: ¿cuales son las razones por las que el Señor, a unos les hace el regalo de una conversión y a otros no? Y también ¿porque unos son llamados a trabajar en la
viña, desde primera hora y otros al atardecer de su vida? ¡Ah! misterios de la divina voluntad, aunque para mí, en este tema como en muchos de nuestra vida interior, tiene mucho que ver María nuestra Madre celestial, es más me atrevería a asegurar, que dudo mucho de que una persona, que al menos y una vez en su vida, haya invocado su protección, puede llegar a ser esclavo de satanás.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

1 comentario:

Anónimo dijo...

felicitasiones, por tan hermoza pagina .DIOS Y LA SANTISIMA VIRGEN los siga iluminando .