martes, 27 de marzo de 2012

EL ARTE DE ENVEJECER


Ayer escuché por la radio a un eminente cirujano estético decir, que él no envejecería nunca. Que esperaba vivir hasta los 120 años y no sentirse viejo. Decía que si se sigue con la misma actividad, vistiendo igual y cuidando el aspecto exterior, se alejaba la vejez.

Para empezar, creo que hay dos aspectos diferentes: la vejez física y la vejez mental. Uno puede tener el cuerpo hecho papilla y una mente lúcida y despierta. O tener un cuerpo estupendo, quizá tuneado, y no recordar lo que hicimos ayer.

Nos guste o no nos guste, todos envejecemos y en los nuestros genes está escrita nuestra fecha de caducidad. De lo que se trata es de saber envejecer, lo cual es un verdadero arte. El bailarín Fred Astaire dijo que " con la ancianidad sucede como con todo: Hay que empezar pronto para poder tener éxito". Justo lo contrario de lo que se suele decir por ahí: que hay que disimularla, ocultarla, huir de ella. Sin embargo no hay nadie tan ridículo como el anciano que quiere vivir como un joven, se viste como un joven y hace lo que un joven.

Aprender a envejecer, tampoco es encerrarse en casa, visitar al médico cada dos días y
lamentarse continuamente de todo.

Aprender a envejecer es saber aceptar nuestras limitaciones, pero también retardarlas lo
más posible, aunque sin obsesionarnos.

Aprender a envejecer es acostumbrarse a vivir la vida con otro ritmo, más pausado, más
reflexivo.

Aprender a envejecer es mirar con gratitud lo que hemos vivido y con paz lo que nos queda
por vivir. Dar gracias cada día por un nuevo amanecer y cada noche por poder
descansar.

Aprender a envejecer es saber decir gracias a todo...

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