martes, 27 de marzo de 2012

LOS TRES ÁRBOLES


Es esta una historia más, de las que vienen a mis manos…, y que después de leerla me hacen meditar, acerca de sus consecuencias en el orden espiritual. La historia otorga a tres árboles,
capacidades y sentimientos humanos lo cual como es sabido no es posible, sino solamente es aceptable, teniendo en cuenta que se trata de una ficción narrativa, que sirve de base a una meditación humana. La historia es la siguiente:

Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas. El primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos verán mi belleza". El segundo árbol dijo, "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevare los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y mi poderoso casco". Finalmente el tercer árbol dijo: " Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me vera en la cima de la colina, mirara mis poderosas ramas y pensaran en el Dios de los cielos, y cuan cerca estoy de alcanzarlo. Seré el mas grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordara".

Después de unos años de que los árboles se hablaba contándose sus sueños y a la espera de que estos se convirtiesen en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles.
Cuando uno vio al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros. El otro leñador, mientras observaba al segundo árbol dijo: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto".
El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino ha convertirse en una poderosa embarcación. El ultimo leñador se acercó al tercer árbol; este estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad, al no poder crecer más. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomare este". Y
corto al tercer árbol.

Cuando el primer árbol llego donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un portal y llenado con paja. Se sintió muy mal, pues eso no era por lo que tanto había soñado. El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final. El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega. Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños esperanzas de las que tanto habían hablado y soñado.

Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al portal. Ella dio a luz un niño, y lo coloco en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebe, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia. Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desato y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, este se levanto y dijo con voz potente: “¡Calma! Quédate quieto", y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.
Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomo al tercer árbol convertido en tablas.
Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina.

Cuando llego el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la Cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en el. Y desde ese momento, la gente siempre lo iba a recordar.
Pues bien a mi juicio, esta historia, esta muy vinculada con dos temas: uno el de la redestinación de las almas y el otro el de la oración de petición. Como quiera que el tema de la predestinación, digamos que es o tiene un mayor contenido teológico, lo dejaremos para otra ocasión y nos centremos en la oración de petición.

¿Existe algún cristiano que nunca le haya pedido nada al Señor? Desde luego que no, o al menos yo no conozco ninguno, si es que lo hay. La oración de petición, es nuestra oración predilecta, porque tal como dice el refrán: Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Poca es la oración de alabanza o de agradecimiento que le ofrecemos al Señor. Pero es el caso que de
las tres clases de oraciones enunciadas, la que con más imperfección realizamos es la de petición. Cuando rezamos pidiendo algo al Señor, el primer error que cometemos, es decirle a Él que es lo que tiene que hacer, para que nosotros consigamos lo que deseamos alcanzar. Señor, hazme el favor, de que me salga tal negocio y así con dinero que gane, pueda mi hijo hacer un master, como lo está haciendo el hijo de fulanito. El Señor conoce perfectamente cuales son nuestras necesidades y lo que más sabe mejor que nosotros, lo que nos conviene, siempre mirando preferentemente el bien de nuestras almas. La petición exige humildad por parte del que pide, sobre todo pidiendo al Señor que es plenamente omnisciente, frente a nuestra limitadísima
inteligencia. Es absurdo que le digamos lo que es lo que tiene que hacer, para proporcionarnos dinero, y en este caso, para conseguir lo que deseamos.

Cuando parece que las cosas no marchan de acuerdo con nuestros planes, tenemos que tener en cuenta, que los planes del Señor para con cada uno de nosotros, son siempre perfectos y por
ello, debemos de tener una plena confianza en el Señor. Cuando pedimos con humildad, amor y confianza en Él, si la petición que realizamos no perjudica nuestra eterna salvación, lo más seguro es que el Señor, nos sorprenda no concediéndonos exactamente lo que pedimos, sino por el camino menos pensado, nos sorprenda con una solución mucho mejor, que nunca habíamos imaginado. En la historia, podemos observar que los tres árboles, alcanzaron mucho más de lo que habían soñado conseguir.

Fe y confianza, pueden ser secuenciales; Se tiene confianza cuando se tiene fe o certeza de conseguir lo que se espera. Se puede tener fe en la existencia del Señor, que estoy seguro
que con más o menos intensidad, todos los que nos molestamos en leer temas de naturaleza espiritual la tenemos, pero esta fe puede ser que no esté coronada por una confianza plena en el Señor. Nunca debemos de medir el grado de nuestra confianza en el Señor y mucho menos quebrarla, porque en la oración de petición no obtenemos lo que pedimos. Nosotros no sabemos nunca exactamente que es lo que más nos conviene y juzgamos nuestras conveniencias, en razón de los parámetros de este mundo, mientras que el Señor los ve en función de nuestra vida futura en el más allá.

Escribía San Pablo y nos decía: "Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables”. (Rm 8,26).

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

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