jueves, 23 de abril de 2009

PANTALONES MOJADOS


El niño de 8 años entró en el salón de clase para hacer su examen final.

Él se encontraba muy nervioso acerca de tal examen, su angustia creció tanto que sin poderse controlar se orinó en sus pantalones. Miró hacia abajo y vio como gotas caían suavemente al piso.

Para su sorpresa cuando levanta su vista ve a su profesora, nota que ella lo llama a su escritorio. ¿Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora al notar que el niño esta como paralizado y no va hacia ella, lentamente se acerca al pupitre del niño.
-“¡Oh no! - piensa él - ¿Qué hacer?
Ahora será avergonzado y sus compañeros se reirán de él.

En ese momento una niña compañera de clase se acerca con una pecera y al pasar frente a él se tropieza y derrama el agua de la pecera sobre su ropa, mojándole totalmente… La Maestra apresuradamente toma al niño y lo lleva al baño para ayudarlo a cercarse su ropa, mientras el internamente decía:
-“¡Gracias Dios. Gracias Dios! Sí hay un Dios en el cielo. Que gran regalo me diste

Para ocultar aún mas lo que vivió le grito a la niña…
-“¿No sabes por dónde caminas?... ¡Idiota!”

En el tiempo de receso ningún compañerito se quiso acercar a esta niña y ella estaba sola. Todos la miraban con menosprecio por haber mojado al compañero.
Cuando terminó la clase, la niña iba caminando solita hacia su casa, ya que ninguno quiso estar con ella y el niño se acercó y le pregunto:
-Realmente te tropezaste? ¿Fue un accidente?”
Y ella lo miró y le dijo.
-No, yo vi lo que te paso, vi que te orinaste y la profesora venia a ti, por eso corrí y tome la pecera para hacer como que me tropezaba porque no quería que fueras avergonzado
Ahora el niño estaba más paralizado de lo que se sintió en clase.

Reflexión: No puedo olvidar como Dios también muchas veces ha derramado la pecera sobre mí para protegerme. También yo muchas veces me he orinado en los pantalones… pero Él con amor y cariño, ha creado una situación que no he entendido en el momento… pero luego he tenido que agradecerle por haberme mojado con la pecera de su amor.

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