sábado, 18 de abril de 2009

COMO EN HOLLYWOOD


¡Cuantas veces hemos visto películas en las que el tema principal es que una persona viva dentro del cuerpo de otra!

Existen no una sino varias películas que tratan de este tema…la mayoría de ellas son graciosas ya que resulta extraño y hasta cómico que una persona con ciertas costumbres, características, gustos, ideas y demás cosas, viva dentro de un cuerpo y de una vida que no le pertenecen y que por consecuencia no irán al 100% con su estilo de vida.

Es ridículo e imposible que algo similar ocurra en la realidad, pero…

Imagínate que un día te levantas… (pero como en una historia Hollywoodense) y dentro de tu cuerpo, tu mente, tu alma y tu corazón, vive otra persona y esa persona es nada mas y nada menos que: JESUS, el maestro, el carpintero, el Hijo de Dios, el que comía con publicanos y hablaba con samaritanas, el que no le huía a los leprosos ni a los endemoniados (ocurría lo contrario en este último caso) el que amaba sin ser correspondido, el que bendecía a los que lo maldecían, el que daba su vida por sus amigos (incluyéndote) el que lavaba pies sucios y mal olientes, el que ponía la otra mejilla, el que aborrecía el pecado, el que pasaba horas orando, etc., etc., etc., y la lista es interminable.

IMAGÍNATE nuevamente como sería tu vida si él viviera dentro de ti, ¡qué cambios tan drásticos notarían los demás en ti!, ¿cómo sería tu conducta en el trabajo?, ¿cómo te vería la señora de la tienda de la esquina?, ¿qué pensarían de ti tus padres, esposo, esposa, hijos? ¿qué cosas verían tus ojos de ese día en adelante?, ¿qué escucharían tus oídos a partir de ese momento?, ¿cuánta misericordia irradiaría tu vida?, ¿cómo verías el cielo después de ese acontecimiento?, ¿cuántas veces le sonreirías a un desconocido?, ¿agradecerías hasta el vaso de agua que bebes, jamás pensarías mal de nadie, cuantos favores harías sin esperar nada a cambio? ¡nuevamente la lista es larguisisísima!
Definitivamente las costumbres de Jesús chocarían con las nuestras, sus prioridades distarían kilómetros de las tuyas y las mías, nuestro cuerpo y mente se sentirían forzados a hacer cosas que talvez no acostumbren, pero poco a poco se empezaría a notar el Jesús que llevamos dentro.

¿Y sabes que es lo más genial? Que esta idea no se le ocurrió a Spielberg para llevarla a una pantalla, sino a nuestro Dios, para que sea una realidad.
Eunice Rodríguez

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