El Papa Francisco recordó durante el rezo del Ángelus que Jesús alienta a no tener miedo ni a desesperarse, porque “nuestra historia está firmemente en las manos de Dios”, que siempre se preocupa por sus hijos con un “cuidado amoroso y providente”.
“Jesús anima a los discípulos y les habla del
cuidado amoroso y providente del Padre, que se preocupa de los lirios del campo
y de los pájaros del cielo y, por tanto, mucho más de sus hijos. Por eso no
hay que afanarse y agitarse: nuestra
historia está firmemente en las manos de Dios. Nos alienta esta
invitación de Jesús a no temer”, dijo el
Papa Francisco el 7 de agosto a los peregrinos y fieles reunidos en la Plaza de
San Pedro.
En su reflexión del pasaje de Lucas 12,32 reconoció que “a veces, en efecto, nos sentimos presos de un
sentimiento de desconfianza y de angustia: es el miedo a no lograrlo, a no ser
reconocidos y amados, el miedo a no conseguir realizar nuestros proyectos, a no
ser nunca felices, etc.”.
“Y entonces nos afanamos buscando soluciones, para
encontrar algún espacio en el que emerger, para acumular bienes y riquezas,
para obtener seguridades; ¿y cómo terminamos? Terminamos viviendo en la
ansiedad y en la preocupación constante”, lamentó
el Papa Francisco.
Sin embargo, recordó que “Jesús nos
tranquiliza” y dice: “¡no teman! Fíense
del Padre, que desea darles todo lo que realmente necesitan”.
Dios Padre “ya ha donado a su Hijo, su
Reino, y siempre los acompaña con su providencia, cuidando de cada uno
de ustedes cada día”, agregó.
Por otro lado, el Papa Francisco que tener la certeza de que Dios “nos cuida con amor no nos autoriza a dormir, a dejarnos
llevar por la pereza”.
“Al contrario, debemos estar despiertos, vigilantes.
En efecto, amar significa estar atentos a los demás, darse cuenta de sus
necesidades, estar disponibles para escuchar y acoger, estar preparados”, explicó.
En el Evangelio, continuó el Santo Padre, Jesús refuerza la idea de que “es necesario estar despiertos, no dormirse, es decir no
estar distraídos, no ceder a la pereza interior, porque, también en las
situaciones en las que no lo esperamos, el Señor viene”.
“Al final de nuestra vida nos pedirá cuentas de los
bienes que nos ha encomendado; por esto, vigilar significa también ser
responsables, es decir custodiar y administrar esos bienes con fidelidad”, explicó.
Finalmente, el Papa Francisco hizo una invitación a que “caminemos sin miedo, en la certeza de que el Señor nos
acompaña siempre”.
“Y estemos despiertos, para que no nos durmamos
mientras el Señor pasa. San Agustín decía: ‘Tengo miedo de que el Señor pase y
no me dé cuenta’; de estar dormido y no darme cuenta de que el Señor pasa.
¡Estén despiertos! Que nos ayude la Virgen María, que ha acogido la visita del
Señor”, concluyó.
POR DIEGO LÓPEZ
MARINA | ACI Prensa
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