El mindfulness o atención plena se ha convertido en una de las técnicas de meditación de moda.
Por: Javier Lozano | Fuente: Religión en Libertad
El "mindfulness"
o "atención plena" es la última gran moda de la “meditación oriental”
y de la New Age que hace furor en Occidente. Esta técnica de origen budista, aunque se
intente esconder su connotación religiosa, lleva años despertando un gran
interés. Altos ejecutivos, estrellas de Hollywood, profesores, psicólogos y hasta
médicos lo recomiendan o utilizan habitualmente dándoles gran visibilidad.
Cientos de manuales y libros sobre el tema se han publicado durante estos
últimos años a la vez que se han multiplicado los congresos, retiros y charlas
sobre el mindfulness, ya sea como complemento a la oración o como forma de
sobrellevar la ansiedad o el estrés.. Incluso en el seno de la Iglesia se ha
extendido y estas técnicas se pueden encontrar en casas de
retiros y como asignatura en colegios católicos.
UN LIBRO PARA PONER EN
GUARDIA A LOS CATÓLICOS
Pero, ¿qué es en realidad la “atención plena”? ¿Es compatible con el catolicismo o sin embargo puede ser dañino para los católicos? Para responder a estas preguntas y arrojar luz ante la confusión que se pueda generar entre los fieles, Susan Brinkmann ha publicado un libro al respecto, A Catholic Guide to Mindfulness, en el que advierte de los peligros de esta última moda de meditación oriental mientras ofrece a los católicos la oración y la adoración como una alternativa profunda y enraizada en la tradición de la Iglesia.
La autora, que durante mucho tiempo fue feminista y seguidora de la Nueva Era,
es ahora miembro de la orden terciaria carmelita, escritora y apologeta. Tras haber buscado la verdad en muchos sitios equivocados, ahora pretende
ayudar a muchos que como ella antes buscaban la felicidad pero sin saber dónde.
En sendas entrevistas en Catholic World Report y
National Catholic Register, Susan explica en qué consiste, las razones
del éxito rotundo que está teniendo, los riesgos que entraña para los católicos
pero también para el resto de asiduos a ella y además ofrece
a los miembros de la Iglesia una alternativa cristiana a esta técnica oriental.
UNA CONFUSIÓN QUE PUEDE
ACABAR EN "DESASTRE ESPIRITUAL"
Brinkmann afirma que decidió escribir este libro por su preocupación por
la cantidad de católicos que intentan “integrar prácticas de meditación de
atención plena en sus vidas espirituales o de oración”. En su opinión, muchos llegan a esta
situación “al creer que no es una ‘práctica
budista’ sino una forma de enfocarse en el ‘aquí y ahora’”.
Sin embargo, cuando se hace la “meditación
espacial”, el “escaneo del cuerpo” u
otras técnicas de mindfulness, “nos estamos
aventurando en el ámbito de las prácticas budistas”. A tenor de su
experiencia, “muchos católicos pueden comenzar
tratando de mantener estas prácticas separadas pero existe una confusión con
respecto a la meditación oriental y cómo difiere de la meditación occidental
(uno es un es un ejercicio mental, el otro es un diálogo con Dios), y es por
eso que muchos están combinando inadvertidamente los dos, y esto a menudo puede
resultar un desastre espiritual,
incluso hasta el punto de requerir exorcismos en algunos casos”.
UNA TÉCNICA QUE PROVIENE DEL
BUDISMO
El mindfulness es en definitiva un movimiento
psicoespiritual dirigido principalmente por psicólogos, aunque el abanico es
ahora mucho más amplio, “que han adaptado una antigua práctica budista de
meditación como un medio para ayudar a las personas que sufren una variedad de problemas de salud mental” como
el estrés o la ansiedad, aunque ya se utiliza para conseguir paz y relajación.
Pero concretamente, esta técnica de origen budista representa el séptimo paso
en el Noble Camino Óctuple, que los budistas consideran como parte del proceso
para alcanzar el Nirvana. Fue introducido
en la medicina y terapias occidentales por el biomédico Jon Kabat-Zinn.
TRES EXPLICACIONES DE SU AUGE
Según la autora, son varios los motivos que explican el éxito de esta
técnica. En un mundo secularizado que ha abandonado y relegado los valores
judeo-cristianos, “muchas personas están
abandonando la religión convencional y están alimentando el hambre espiritual con
otras prácticas, que van desde una variedad de filosofías no cristianas
y de la Nueva Era hasta el ocultismo”.
En segundo lugar, Brinkmann señala la “necesidad de
escapar de las presiones de la vida moderna como otra razón por la cual las
personas se sienten atraídas por las prácticas de meditación orientales.
Inducen estados alterados de conciencia a través del uso de técnicas diseñadas
para vacías o administrar la mente. Esto les da a las personas un falso respiro
de sus preocupaciones. Y en una época en la que estamos sufriendo
niveles récord de depresión y ansiedad, ¿quién no querría escapar de sus
problemas por lo menos durante un tiempo? ¡Por supuesto, que esto es
atractivo!”.
Pero además, apunta un aspecto más sobre el auge del mindfulness. Se puede ganar mucho dinero a través de las
“modas psicoespirituales” como esta.
“Hemos visto el mismo patrón en el pasado con el reiki. Una vez que estas modas
se vuelven de interés común, muchos buscan explotarlas para obtener ganancias”.
EJEMPLOS DE CÓMO PUEDE
DIVIDIR UNA FAMILIA CATÓLICA
En el libro cuenta ejemplos de esta confusión que puede generar en
matrimonios católicos. En un caso concreto y real, el esposo practicaba dos
veces al día una de estas técnicas de mindfulness para poder sobrellevar el
estrés laboral. Hasta ese momento, la familia rezaba todas las
noches junta el Rosario pero decidió que no seguiría rezándolo y que
seguiría con su meditación porque le parecía más relajante.
“Aunque ninguno de nosotros debería rezar sólo por
relajación, sino para conversar con Dios, esto muestra lo fácilmente que la gente, en
diferentes etapas de su vida espiritual, puede confundirse, sin siquiera darse
cuenta, y así ser alejada de Dios en lugar de acercarse a Él”, afirma la autora de este
libro.
"DIRECCIONES
OPUESTAS"
Y es que insiste en que aunque disfrazado, esta nueva moda proviene del
budismo y no es compatible con el catolicismo porque sus fines son diferentes. “Cuando uno entiende bien las intenciones de
la oración cristiana y la atención plena está claro que, en su raíz, apuntan en
direcciones opuestas”, afirma
en el prólogo Anthony E. Clark, profesor de Historia Oriental.
Por ello, cree que la razón por la cual tantos católicos utilizan técnicas de
meditación oriental en su vida es “porque sinceramente
no entienden de qué se trata la oración cristiana”.
“Los cristianos creen que el sufrimiento nos acerca a Dios y nos une con
nuestro Señor sufriente. Los budistas creen que el sufrimiento es algo
de lo que se puede escapar”, asegura.
LOS CATÓLICOS "NO"
DEBERÍAN INVOLUCRARSE EN ESTAS TÉCNICAS
Pero además, insiste en que el mayor problema es que técnicas como el
mindfulness “son diametralmente opuestas a la
concepción cristiana de la oración, que es ‘elevar el corazón y la mente a
Dios’. La meditación budista se centra en el yo, mientras que la meditación
cristiana se centra en Dios”.
Por todo ello, la autora considera que “los católicos no
deberían involucrarse en esto,
incluso cuando lo recomiende un médico, porque demasiados estudios han
demostrado que es dañino”.
LOS EFECTOS SECUNDARIOS DE
LOS QUE NO SE HABLA
Durante mucho estas técnicas han tenido buena prensa y estudios
favorables. Pero en 2014, investigadores de la
Universidad Johns Hopkins revisaron 19.000 estudios sobre mindfulness con los
que se popularizó y avaló esta práctica. Del total, sólo 47 cumplían los criterios
básicos de un estudio científico serio.
De este pequeño número que pasó el corte, sólo encontraron un pequeño
efecto de este técnica en la reducción de los síntomas emocionales y ninguna evidencia de que fueran mejores que
otros tratamientos.
Sin embargo, no se ha hablado de los efectos secundarios que pueden producir tanto psicológicos
como físicos y de los que también alerta en España la publicación Redacción Médica
como desde hipersensibilidad a la luz y al sonido a insomnio, movimientos
involuntarios del cuerpo. También hubo reacciones de pánico, miedo y ansiedad. Estas
reacciones inesperadas se podían mantener durante días, semanas y hasta
décadas.
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