Si estás rompiéndote la cabeza por descubrir tu propósito de vida, te entiendo, yo también he estado ahí. Y para muchos de nosotros esta búsqueda puede convertirse en un camino complejo.
Por eso, hoy quiero
compartirte algunas luces que me ha
dado la Teología del Cuerpo en mi camino personal. Pero antes de que leas este artículo, quiero
advertirte que no hay una fórmula exacta para saber cuál es tu propósito y eso
en realidad es muy bueno. Sigue leyendo y entenderás mejor.
Si llegaste hasta aquí y no
sabes qué es la Teología del Cuerpo (TDC), trataré de resumirlo. Es la recopilación de 129 catequesis dictadas por San Juan Pablo II
durante su pontificado.
Las catequesis son una
enseñanza preciosa sobre la persona humana, el amor y la sexualidad. ¡Lo mejor de todo es que tenemos un curso online sobre el
tema que puedes hacer si quieres profundizar!
Toda la información la
encuentras en este enlace: «Teología del cuerpo para vivir mejor».
Y ahora sí, ¡vamos a las cinco claves tan esperadas!
1. ¿SABES QUIÉN ERES?
Si quieres empezar a descubrir
tu propósito de vida ahora mismo, ¡da un paso
atrás! Así es, antes de encontrar misión o vocación, debes reconocer tu identidad.
Juan Pablo II nos explica en
las primeras catequesis, basadas en el libro del Génesis, que cuando Dios creó
a Adán y Eva (y a cada uno de nosotros), lo hizo desde su generosidad y con un
amor infinito.
O sea que nuestra primera
identidad es ser la de ser hijos muy amados de nuestro Padre. Tu vida y la mía son un don para
el mundo y el mundo es un don para nosotros.
Y por si fuera poco, Dios nos
creó a su imagen y semejanza, lo que quiere decir que estamos hechos
para entregar también ese amor y vivir en comunión con los demás.
Todo esto también es parte de
nuestra identidad y lo vivimos a través de nuestro cuerpo, que es la forma
concreta que Dios nos quiso entregar. Cuando damos un abrazo o sonreímos,
estamos expresando ese lenguaje de amor con nuestro cuerpo.
2. ESCUCHA TU VOZ
Hoy nos vemos bombardeados por
muchos mensajes confusos que nos llegan de todas partes y nos empujan a pensar
que parte de nuestro propósito es tener un estilo de vida lleno de lujos,
éxitos, fama, viajes por el mundo y relaciones de pareja aparentemente
perfectas.
Quizás, el primer reto es
callar por un rato esas voces que vienen de fuera para escuchar tu propia voz.
Si Dios te creó
como una persona única e irrepetible, es decir que nadie
podrá hacer las cosas igual que tú. Así que si eres auténtico y sigues los
anhelos de tu corazón, empezarás a encontrar tu propósito.
3. «NO SÉ SI MI PROPÓSITO ES EL QUE DIOS ME PIDE»
Una de las dudas más comunes
es no saber si Dios me pide lo mismo que
yo quiero. En este caso, lo más importante es que sepas
que Dios te hizo libre y quiere que seas feliz.
En otras palabras, Dios espera
construir ese propósito contigo. Él sabe qué es lo mejor para ti, pero también
quiere que tomes tus decisiones y asumas la responsabilidad de hacerlo.
Así
que no tengas miedo, busca la verdad y purifica tus intenciones. Dialoga
confiadamente con el Señor y como a un Padre, pregúntale qué es lo mejor para
ti.
Tip: los
momentos de silencio pueden ser especialmente fructíferos para ese encuentro
personal con el Señor. Solo debemos tomar la iniciativa, Él siempre nos está
esperando.
4. ¿Y SI NO SOY DIGNO?
Otro pensamiento común es el
de creer que porque somos muy pecadores, no podemos aspirar a cosas grandes. En
la Teología del Cuerpo, Juan Pablo II habla del hombre histórico para referirse
a esa inclinación al pecado que todos tenemos, pero sobretodo nos habla de cómo
Jesús vino en persona a redimirnos y ese es el regalo más grande que Dios nos
pudo dar.
De hecho, es uno de los
fundamentos más sólidos de nuestra fe católica. Más allá de los pecados
cometidos, si nos arrepentimos y queremos enmendarnos de corazón, encontraremos
toda la ayuda posible para estar nuevamente en gracia y levantarnos de nuestras
caídas con la frente en alto, es decir siendo igual de dignos.
5. ¿CÓMO SÉ HACIA DÓNDE IR?
Para responder a esta
pregunta, aunque no lo creas, hablaremos de la muerte. Así es, cuando Juan
Pablo II nos habla del cielo en las catequesis sobre el hombre escatológico,
nos hace comprender por qué debemos mirar el final de nuestras vidas para tener
perspectiva.
Muchos de nosotros le tenemos
miedo a la muerte, porque además de ser muy dolorosa por la ausencia terrenal
de la persona, es algo desconocido para nosotros.
Sin embargo, el papa Juan
Pablo II nos hace ir más allá a entender lo maravilloso que será ese
encuentro con Dios en el que estaremos envueltos en el amor más grande que
podemos alcanzar a imaginar.
Y esa perspectiva, nos ayuda
también a vivir nuestro día a día con propósito, sabiendo que esta vida no
termina acá, que debemos disfrutar, ser felices y sobretodo amar. El amor es
para lo que fuimos creados y a lo que aspiramos todos en
plenitud.
¿Conocías la Teología
del Cuerpo? ¿Qué otra enseñanza de la TDC o de la Iglesia crees que te podría
ayudar a encontrar tu propósito de vida?
Escrito por Silvia Ordoñez
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