viernes, 13 de agosto de 2021

EL FÓSFORO Y LA VELA

Cierto día, el fósforo le dijo a la vela:

• Hoy te encenderé.

• ¡Oh no! ~dijo la vela~ tú no te das cuenta que si me enciendes, mis días estarán contados; no me hagas una maldad de esas.

• ¿Entonces tú quieres permanecer así toda tu vida? ¿Dura, fría y sin haber brillado nunca? preguntó el fósforo.

• ¿Pero tienes que quemarme? Eso duele y además consume todas mis fuerzas, murmuró la vela.

Entonces respondió el fósforo:

• ¡Tienes toda la razón! Pero esa es nuestra misión. Tú y yo fuimos hechos para ser Luz y lo que yo como fósforo puedo hacer, es muy poco. Mi llama es pequeña y mi tiempo es corto. Pero si te paso mi llama, habré cumplido con el propósito de mi vida; yo fui hecho justamente para eso, para comenzar el fuego. Ahora, tú eres una vela y tu misión es brillar. Todo tu dolor y energía se transformará en luz y calor por un buen tiempo.

Oyendo eso, la vela miró al fósforo que ya estaba en el final de su llama y le dijo:

• ¡Por favor, enciéndeme!

Y así produjo una linda y brillante llama.

Así como la vela, a veces es necesario pasar por experiencias duras, experimentar el dolor y sufrimiento para que lo mejor que tenemos surja, sea compartido y podamos ser LUZ.

Recuerda que: “Mar calmado no hace buenos marineros”. Los mejores son revelados en las aguas agitadas.

Entonces, si tuvieras que pasar por la experiencia de la vela, recuerda que servir y compartir el Amor es el combustible que nos mantiene vivos.

¡Eres la luz del mundo y tu misión es irradiar esa luz!

Nunca olvides que siempre debemos ser luz. Una luz que guíe, no que opaque o ciegue.

¡Brilla para dar brillo!

Desconozco el autor.

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