Debemos entender que Dios no maldice sino que siempre nos está bendiciendo.
Por: Orlando
Carmona | Fuente: Catholic.net
Recientemente acudí al hospital para realizarme
un chequeo médico debido a problemas que he confrontado con la vista. En el
Hospital conocí a una Señora como de 45 años y entable una conversación con
ella sobre Dios. Resulto ser una hermana protestante, la charla duró bastante
tiempo mientras nos llamaban para el respectivo chequeo. En la conversación
hubo muchos temas, los principales fue el amor de Dios, el estudio a
profundidad de la Biblia, el ser generoso, sin embargo hubo uno en el que me
detuve a conversar con ella más tiempo de lo habitual: Las
Maldiciones Generacionales.
No salía de mi asombro oír a esta hermana hablar todo lo que un supuesto "Pastor" le había metido en su cabeza
respecto al tema. Me dijo que ella sufría de una enfermedad de "Migraña" y que eso se debía a una
maldición en la familia por muchas generaciones. Según ella las cosas adversas
que nos suceden se deben a maldiciones que nos llegaron por pertenecer a un
grupo familiar cuyo árbol genealógico fue infectado por la iniquidad, es decir
que los delitos de una persona son genéticamente transferidos a todos sus descendientes.
Realmente con mucha ternura le dije que eso era una locura y que esa era una
mala interpretación del texto bíblico.
Le aclare el tema y creo que se fue bien convencida que Dios no maldice a
nadie, que él es amor (1 Jn 4,8), y que cada quien es responsable de sus actos.
Este tema lo han tomado muchos "locos" que
creen conocer a Dios y dicen que está bien explícito en la Biblia porque dice: "No
te harás ídolos, no te harás figura alguna de las cosas que hay arriba en el
cielo o aquí debajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la
tierra. Ante ellas no te hincarás ni les rendirás culto; porque yo, Yahvé, tu
Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian. Pero mantengo mi
favor por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos" (Dt
5,8-9). No quiero hacer una exegesis del tema puesto que me extendería
demasiado y las líneas son escasas, sin embargo quiero hacer unas conclusiones que
nuestra Iglesia Católica siempre ha declarado:
1.
EL HOMBRE TIENE LIBRE ALBEDRIO: Dios
nos ha permitido escoger el camino, si el del bien o el del mal "Entren por la puerta angosta, porque ancha es la
puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan
por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a
la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran" (Mt
7,13-14).
2.
DIOS ES AMOR Y MISERICORDIA: El ser
humano tiene un Padre que ama inimaginablemente hasta el punto que "Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él
no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él" (Jn
3,16-17).
3.
POR NUESTRAS OBRAS SEREMOS JUZGADOS:
El que dice ser cristiano debe ser un hombre y una mujer que
han adoptado el modelo de vida de Jesús, su única meta es el servir con amor a
los demás, no se dice que se es cristiano de palabra, debe demostrarse con
hechos, por eso el apóstol Pablo dice "Si
tu corazón se endurece y te niegas a cambiar, te estás preparando para ti mismo
un gran castigo para el día del juicio, cuando Dios se presente como justo
Juez. El pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Dará vida eterna a quien
haya seguido el camino de la gloria, del honor y la inmortalidad, siendo
constante en hacer el bien; y en cambio habrá sentencia de reprobación para
quienes no han seguido la verdad, sino más bien la injusticia" (Rom
2,5-8).
4. CADA QUIEN ES RESPONSABLE
DE SUS ACTOS: La verdad es que estamos
bien grandecitos para estar echándole la culpa a nuestros ancestros y al diablo
de todas las cosas que consideramos mala en nuestra vida, pero que no
entendemos que "Dios dispone todas las
cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado"
(Rom 8,28). En el libro del profeta Jeremías está bien claro: "Y del mismo modo que me preocupé por
arrancarlos, destruirlos, demolerlos, acabarlos y perjudicarlos, así también
estaré atento para edificarlos y plantarlos, dice Yahvé. Entonces no andarán
diciendo más: «Los padres comieron uvas agrias y los hijos sufren dentera»,
sino que cada uno morirá por su propio pecado. El que coma uvas agrias sufrirá
dentera" (Jer 8,28-30).
5.
EL PUNTO DE QUIEBRE: Quienes
afirman la locura de las maldiciones generacionales, ni siquiera entienden el
pecado que están cometiendo ya que al afirmar la trasmisión de pecados entre
familiares no se dan cuenta que están hablando mal del propio Jesús, puesto que
en su línea genealógica se encuentra "Rahab la
prostituta" (Mt 1,5; cf. Jos 6,17), es decir que según para ellos
también Jesús tiene algo de maldiciones en su vida.
Lo cierto del caso que no debemos creer en los
inventos de muchos que no entienden que Dios no maldice sino que siempre nos
está bendiciendo.
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