Devoción a la Virgen a lo largo del mes de mayo.
Por: Oscar Schmidt | Fuente: Catholic.net
FLOR
DEL 16 DE MAYO: MARÍA PEREGRINA
Meditación: María
inició su camino desde Nazaret a Jerusalén, visitó Ein Karem, viajó a Belén y
huyó a Egipto siguiendo con sus pasos un camino escarpado, un camino difícil
pero siempre cumpliendo la misión que el Padre le había encomendado. Hoy María
sigue caminando: Lourdes, Fátima, San Nicolás, Medjugorje, Corea y tantos otros
sitios Santos. Va de casa en casa llamando a las almas. Caminemos con Ella y
tengámosla como maestra; Ella no se fatiga, camina de prisa y mendiga una
caricia de amor a cada corazón que se aferra al mundo, habiendo olvidado lo
dicho por Su Hijo Santo… “estad en el mundo sin ser del mundo”. Vivamos librados de esta tierra que no es la verdadera,
pongamos nuestros ojos en el Cielo para que un día sea nuestro.
Oración: ¡Oh María peregrina, oh María Purísima! Haz que te
imitemos llevando la luz de Dios a cada corazón, y siendo como vos, testimonio
de evangelización. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Caminar es evangelizar: llevemos
nuestra fe cristiana a alguien cercano al que nunca dimos testimonio del amor
por Cristo y Su Madre.
FLOR DEL 17 DE MAYO: MODELO
DE ENTREGA A DIOS
Meditación: “He aquí la Esclava del Señor” (Lucas 1,38). “Después de esto salió y vio un publicano…y le dijo:
sígueme, él, dejándolo todo se levantó y lo siguió” (Lucas 5,27). Todos
somos sus discípulos, ¿pero realmente lo somos?.
¿Dejamos todo y lo seguimos?. ¿O hipócritamente queremos llamarnos cristianos
de acuerdo a nuestras comodidades y conveniencias, siguiendo con las pompas y obras
de este mundo, y no con un corazón verdadero y único? No se puede servir
a dos señores, somos legítimos apóstoles y no falsos profetas que repetimos con
la boca la Santa Palabra y hacemos con las obras lo que a nosotros nos apetece
y no el Querer de Dios.
Oración: ¡Oh María la
elegida, la prometida de Dios! Pon en nuestro corazón el ser servidores
de Dios como lo fuiste Vos, con humildad y dejando todo acá para caminar hacia
la Verdad. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Ayuno de algo que sea muy personal y apetecible,
ofreciendo a Dios esta pequeña mortificación.
FLOR DEL 18 DE MAYO: MARÍA,
PARA DIOS TODA LA GLORIA
Meditación: Cuando
Jesús comenzó su predicación la gente lo aclamó Profeta, Varón de Dios y aún lo
quisieron hacer rey. María se conservaba oculta, en su soledad Ella no atraía
sobre sí la fama ni la gloria como Madre de tal Hijo. Así debemos ser nosotros,
sólo dispuestos a procurarle Gloria a Dios, porque todo lo bueno, aunque
provenga a través nuestro, viene de Dios. Por ello no son nuestras victorias,
sino sólo victorias del Señor. Demos Gloria a Dios con nuestros trabajos y
obras, permanezcamos ignorados frente a los hombres. Recordemos “…vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés
1,2-3). Estemos presentes como María en el Calvario, donde no hay palmas ni
laureles, sino injurias y vilipendios para compartirlos con Jesús.
Oración: ¡Oh María Madre de la modestia! Haz que nuestra
alma no permanezca ciega por nuestras vanidades y miserias, que rinda sólo
alabanza al Buen Dios que todo lo alcanza y que seamos a Su semejanza. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Meditar sobre nuestra tendencia a hacer obras
buenas buscando el reconocimiento y halago de los demás, en lugar de sólo
pretender ser contemplados por los Ojos de Dios.
FLOR DEL 19 DE MAYO: ESTRELLA
DE LA MAÑANA
Meditación: María,
como el lucero del alba, nos anuncia el Nacimiento de Jesús, Sol de Justicia.
Ella, la puerta del Cielo, nos sube peldaño a peldaño hacia su Hijo Amado,
pidiéndonos con amor que tengamos humildad de corazón, viviendo las virtudes
que en Ella destellan, como verdaderos discípulos y dignos hijos. Seamos
sinceros y de corazón recto para subir de su mano al Cielo.
Oración: ¡Estrella de la
mañana, nuestra soberana!, marca nuestro camino que es el mismo Cristo,
para que no caigamos en ningún desvío y estemos siempre contigo. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Dar testimonio a alguien cercano sobre las
virtudes de María, y su importancia como el más fácil y corto camino a Cristo.
Recomendar también la lectura del libro de San Luis Grignon de Montfort: “Tratado sobre la verdadera devoción a María”.
FLOR DEL 20 DE MAYO: MARÍA
CORREDENTORA
Meditación: Llegaron los días del Calvario para el Hijo, el Cristo…
y también para la Madre. Cristo se entrega, María se entrega
y entrega al Cordero de Dios en oblación de amor. ¡Qué
dolor! La Madre sigue el rastro de la Santa Sangre en la calle de la
amargura, el Gólgota. Busca en su Dulce Jesús la preciosa mirada del Niño que
alguna vez acunaba. El Cristo, su Cristo es una sola Llaga… y la miraba… su Corazón
traspasado, también Sangre derramaba al ver la tragedia Sagrada, veía los
Clavos como taladraban aquellas Manos que un día la acariciaban… y aquellos Pies que tanto caminaron sanando y santificando la
tierra seca fruto del pecado. Ella que escuchó Sus primeras Palabras también
las últimas escuchaba… y Su última mirada…
a Su Madre amada sólo Amor confesaba… Su último latido, el de su Niño que había perdido. El Padre
le pidió lo que Abraham ofreció, pero Ello tomó ese cáliz y lo bebió hasta el
final. Perdón María porque sola te dejamos, porque no queremos nuestro pequeño
calvario, perdón por preferir sólo vivir para mí, lleno de egoísmos y de
vacíos, perdón por decir que mi cruz es pesada, si tú por mí has sido también clavada… clavada espiritualmente la Madre,
clavado en Su Cruz el Hijo, y todos esos Clavos debieron ser míos.
Oración: ¡Oh María Dolorosa,
Oh Madre Corredentora! Hazme un alma piadosa que esté junto a tí en el
Calvario y permíteme participar del dolor de la Cruz para ser como tú, para
asemejarme al Rey, y así poderlo ver. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Meditar sobre nuestro destino de corredención
junto a la Madre, que nos enseña el camino de la Cruz y nos invita a recorrerlo
junto a Su Hijo, Jesús, como Ella lo hizo.
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