El domingo 21 de mayo la Iglesia celebra la festividad de Pentecostés, una “gran fiesta del Espíritu Santo, que fue enviado en este día para renovar la faz de la tierra, renovando todos los corazones” y que es “el alma de la Iglesia", aseguró Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba (España).
El Prelado explicó en su carta semanal que el Espíritu Santo, "tercera persona de Dios Trinidad, es el amor que
une al Padre y al Hijo”, “ese Espíritu es el que convirtió el caos inicial en
cosmos, es decir, el desorden más absoluto en la más preciosa armonía sinfónica
de Dios en la creación”.
De hecho destacó que Jesucristo se presenta "como
el Ungido de Dios, el Ungido por el Espíritu Santo” y que es el mismo que
generó "en el seno de María Virgen la unión del Verbo con la carne humana”
y condujo "la vida de Jesús, llevándolo al
desierto para vencer al demonio, inspiró las palabras de Jesús, le dio el poder
de los milagros, lo impulsó a entregar la vida en la Cruz y lo resucitó de
entre los muertos”.
Y que una vez que Jesucristo ascendió al Cielo, Jesús cumplió su promesa
y nos envió al Espíritu Santo, algo que se celebra porque “el día de Pentecostés ese Espíritu Santo ha venido sobre
los apóstoles, reunidos en oración con María”.
En ese sentido, el Obispo de Córdoba destacó que “el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, la va conduciendo a la
verdad plena, como prometió Jesús, la consuela y la fortalece en medio de las
tribulaciones del mundo, va configurando a cada uno de sus hijos, según el
modelo de Cristo. Los que se dejan mover por el Espíritu, ésos son hijos de
Dios y herederos del cielo”.
Además precisó que “la fiesta de Pentecostés
es el fruto maduro de la Pascua. Ven, Espíritu Santo, y renuévalo todo con tu
amor. Es el Espíritu Santo el que ha sido derramado en nuestros corazones para
que experimentemos que somos hijos de Dios y hermanos de todos los
hombres”.
El Obispo de Córdoba también aseguró que es el Espíritu Santo el "autor de nuestra vida espiritual, nuestra vida
según el Espíritu. Nos va haciendo parecidos a Jesús, infunde en nosotros sus
virtudes y su estilo. El Espíritu Santo nos llena de esperanza y de alegría.
Nos hace vivir en gracia de Dios, es decir, en la amistad de Dios, que Cristo
nos ha alcanzado por su redención”.
"Las virtudes las alienta el Espíritu en
nuestros corazones. Y los dones del Espíritu Santo vienen a perfeccionar todo
el organismo espiritual de nuestras vidas. La fiesta de Pentecostés quiere darnos
los frutos abundantes del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia,
longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia, castidad”, aseguró.
También destacó que “en este gran día de
Pentecostés celebramos el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar,
porque “tuvo origen en Pentecostés la misión de los hijos de la Iglesia, y
particularmente de los laicos, para llevar al mundo entero la savia nueva del
Evangelio”.
Además el Prelado pidió “que el Espíritu
Santo rompa nuestras cadenas, disipe nuestros miedos, nos abra a la esperanza
de una santidad plena y de un mundo nuevo. No es una utopía, es una realidad
que ya ha acontecido en Jesús y que él extiende a todos sus discípulos”.
"La fiesta de Pentecostés es fiesta de
Iglesia, de comunidad, de apostolado, de renovación profunda de nuestra vida
personal y comunitaria. Dejemos que el Espíritu nos inunde con su amor, y así
renovará todas las cosas”, aseguró.
POR BLANCA RUIZ | ACI Prensa
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