La Iglesia ha honrado a María Santísima con los más excelsos títulos que una creatura puede merecer delante de Dios.
Por: Claudio Duran | Fuente:
http://claudioduran.blogspot.com/
Desde siempre la Iglesia ha honrado a María
Santísima con los más excelsos títulos que
una creatura puede merecer delante de Dios. Sin duda el más grande de ellos es
el de "Madre de Dios", del cual
todos los demás títulos y privilegios dependen. Pues si bien el primer
privilegio con que fue honrada María de parte de Dios fue el de su Inmaculada
Concepción, este y los demás le fueron dados en orden a su Maternidad Divina.
Siendo esto así, dice el teólogo Antonio Royo Marín, "nada
debe sorprendernos
ni extrañarnos en torno a las gracias y privilegios de María, por grandes y
extraordinarios que sean."
San Efrén compuso, ya en el año 333, una lista en verso de los más bellos
títulos que los cristianos otorgaban a la Santísima Virgen: "Señora Nuestra Santísima,
Madre de Dios, llena de gracia: Tú eres la
gloria de nuestra naturaleza humana, por donde
nos llegan los regalos de Dios. Eres el
ser más poderoso que existe, después de la Santísima Trinidad; la Mediadora de todos nosotros ante el mediador que es
Cristo; Tú eres el puente misterioso que
une la tierra con el cielo, eres la llave
que nos abre las puertas del Paraíso; nuestra
Abogada, nuestra Intercesora. Tú eres la
Madre de Aquel que es el ser más misericordioso y más bueno. Haz que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día
a la derecha de tu Único Hijo, Jesucristo. Amén"
MARÍA MADRE DE DIOS
El dogma fundamental de todo el cristianismo es que Jesús es Dios, el Verbo de Dios encarnado. Luego María, su Madre, es la Madre de Dios, la Madre del Verbo encarnado. Se trata, pues, de algo expresa y claramente revelado por Dios en la Sagrada Escritura y definido expresamente por la Iglesia en el Concilio de Efeso como verdad de fe.
El concilio Vaticano II recogió en un capítulo de la Constitución Dogmática
Lumen gentium sobre la Iglesia, el octavo, la doctrina acerca de María,
reafirmando su maternidad divina. El capítulo se titula: "La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en
el misterio de Cristo y de la Iglesia". Este documento presenta la
maternidad divina de María en dos aspectos:
1) La maternidad divina en el misterio de
Cristo.
2) La maternidad divina en el misterio de la
Iglesia.
"Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades.... Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los límites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos" (LG #66)
En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI (1968): "Creemos que la
Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo
encarnado, Dios y salvador nuestro"
MARÍA MADRE DE LA IGLESIA
Antes de exponer el itinerario mariano del Concilio, deseo dirigir una mirada
contemplativa a María, tal como, en el origen de la Iglesia, la describen los
Hechos de los Apóstoles. San Lucas, al comienzo de este escrito
neotestamentario que presenta la vida de la primera comunidad cristiana,
después de haber recordado uno por uno los nombres de los Apóstoles (Hch 1,13),
afirma: «Todos ellos perseveraban en la oración,
con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de
Jesús, y de sus hermanos» (Hch 1,14).
En este cuadro destaca la persona de María, la única a quien se recuerda con su propio nombre, además de los Apóstoles. Ella representa un rostro de la Iglesia diferente y complementario con respecto al ministerial o jerárquico.
... Ya desde el principio María desempeña su papel de Madre de la Iglesia: su
acción favorece la comprensión entre los Apóstoles, a quienes Lucas presenta
con un mismo espíritu y muy lejanos de las disputas que a veces habían surgido
entre ellos. (Juan Pablo II)
MARÍA CORREDENTORA Y ABOGADA
El debate sobre la posible pronunciación del dogma de María, corredentora y
medidora de todas las gracias ha cobrado actualidad entre los teólogos en los
últimos años. El padre dominico Georges Cottier, teólogo de la Casa Pontificia,
comúnmente conocido como el «teólogo del Papa», afrontó
el argumento en la última videoconferencia mundial organizada por la
Congregación para el Clero el 29 de mayo. Esta fue su intervención, publicada
en http://www.clerus.org.
En el hermoso capitulo conclusivo de la Constitución Conciliar "Lumen gentium" sobre la Iglesia
dedicado a la Virgen María, leemos: "Así
también la Beata Virgen participó en la peregrinación de la fe y sirvió
fielmente su unión con el Hijo hasta Cruz, donde estaba, no sin un proyecto
divino, (cf. Jn 19, 25), sufriendo profundamente con su Primogénito y
asociándose con ánimo materno a su sacrificio, amorosamente conforme con la
inmolación de la víctima que generó; y, al final, por el mismo Jesús moribundo
en la cruz, fue ofrecida cual madre al discípulo con estas palabras: Mujer, ahí
tienes a tu hijo (cf. Jn 19, 26 - 27)" (n. 58).
Estas palabras de gran intensidad, son el eco de una larga tradición auténtica
del Magisterio. La Madre del hijo de Dios hecho hombre y consagrada, debajo de
la Cruz, Madre de su Cuerpo Místico. Posteriormente será proclamada Madre de la
Iglesia por Pablo VI. Este título ilumina el sentido de la "íntima unión" de María con la Iglesia,
en la cual ocupa "de manera eminente y
singular" el "primer lugar" (cf.
n. 63). Es en su persona que la Iglesia ha alcanzado aquella perfección que la
vuelve sin manchas ni arruga (cf. Ef 5, 27). Ella representa el modelo -"typus"- de la Iglesia. Hay que
considerar que María no está fuera de la Iglesia, sino que es su miembro
eminente y ejemplar, además de ejercer una función materna sobre la Iglesia. El
misterio de la Iglesia y el misterio de María se incluyen y se iluminan
recíprocamente.
¿Cómo explicarlo? El Concilio, después de
recordar las palabras del Apóstol (1 Tim 2, 5 - 6): "Dios
es único y único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús
hombre, que en el tiempo fijado dio el testimonio; se entregó para rescatar a
todos", y agrega que "la función materna de María hacia los hombres,
de ninguna manera oscurece o disminuye esta única mediación de Cristo, sino que
enseña su eficacia" (n. 60).
La vida de gracia, participación a la vida divina, existe en principio y en la
plenitud de Cristo, Cabeza del Cuerpo Místico, para ser comunicada a su Cuerpo
que es la Iglesia. Con esta comunicación, Cristo atrae a la Iglesia y, a cada
uno de sus miembros, para asimilarlos a Él, para conformarse con Él y para
participar al don de sí mismo para el Padre, a través del cual salvó la
humanidad. Único mediador: el don de sí mismo es total e infinitamente
suficiente para la salvación del mundo. Que nos hace partícipes de Su Iglesia,
esto es un signo de su amor y de la profundidad de la unión en la que lo
introduce. Como cada vida, la vida de la gracia es fecunda, trae su fruto en
abundancia. Se realiza aquí una ley, tanto para la Iglesia como para María, en
proporción a sus singulares privilegios.
El texto del Concilio que hemos citado lo hace resaltar con fuerza: "Bajo
la Cruz, María sufre profundamente con su Unigénito; se asocia con ánimo
materno a su sacrificio; aceptando amorosamente la inmolación de la víctima que
ella generó": ¿qué es lo que significan estas
afirmaciones que indican que María tuvo una parte activa en el misterio de la
Pasión y en la obra Redentora?
El mismo Concilio precisa: la Madre del divino
Redentor fue "generosamente asociada a su obra, con un título
absolutamente único": "(...) sufriendo con su Hijo, el agonizante en
la Cruz, Ella colaboró de manera totalmente especial a la obra del Salvador,
con obediencia, con la fe, la esperanza y la ardiente caridad, para restaurar
la vida sobrenatural de las almas. Por esto, Ella se convirtió para nosotros en
la Madre en el orden de la gracia" (n. 61).
"Después de su asunción en el cielo, no ha
interrumpido esta función salvífica, sino que, con su múltiple intercesión,
sigue ofreciéndonos los dones a nosotros, asegurándonos nuestra salvación
eterna".
Por esta razón María "es invocada por la
Iglesia con los títulos de abogada, auxiliadora, socorredora, mediadora" (n.
62).
¿PODEMOS AGREGAR AL TÍTULO DE
MEDIADORA EL DE CORREDENTORA?
A luz de lo expuesto, la respuesta es afirmativa. En efecto, el mismo Concilio,
para evitar cualquier interpretación falsa, agrega que el empleo de estos títulos
es legítimo sólo a condición que sea entendido "de
tal manera que nada sea detraído o añadido a la dignidad y a la eficacia de
Cristo, único mediador" (ibid).
Se notará que este título de corredentora no aparece en el texto Conciliar. Se
puede pensar que esta ausencia querida, obedecía a una motivación ecuménica. El
uso del término necesitaba de ulteriores reflexiones.
Es verdad que, si el término de corredención tenía que evocar una yuxtaposición
y una adición a la obra Redentora del Salvador, tenía que ser rechazado
vigorosamente. Es en cuanto predestinada, suscitada, contenida en el sacrificio
Redentor de Cristo, de manera subordinada, participante, en total dependencia
de Él que se entiende la corredención de María bajo la Cruz, así como Ella está
plenamente compenetrada de la intercesión del Hijo en la gloria, su mediación
de intercesión hacia el cielo.
El Concilio ha enunciado el principio que, interpretando una intuición de la
fe, norma toda la reflexión teológica en este campo: "Cada
saludable influencia de la Beata Virgen hacia los hombres no nace de una
necesidad objetiva, sino de una disposición puramente gratuita de Dios, y brota
de la sobreabundancia de los méritos de Cristo; por lo tanto se funde sobre la
mediación de éstos, de ésta depende en absoluto y alcanza toda su eficacia, no
impidiendo mínimamente la unión inmediata de los creyentes con Cristo, sino
facilitándola" (n.60).
A la luz de este principio, comprendemos en qué
sentido María, a titulo único, es corredentora y como de manera proporcional la
Iglesia es también corredentora. Comprendemos, además, en qué sentido la
vocación de todos los bautizados a la santidad, nos lleva a participar en el
misterio de la salvación. Cada una de estas participaciones es como una
Epifanía de la fecundidad de la Cruz de Jesús.
MARÍA REINA
"La Virgen Inmaculada... asunta en cuerpo y
alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal,
con el fin de que se asemejase de forma más plena a su
Hijo, Señor de señores y vencedor del
pecado y de la muerte". (Conc.
Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, n.59).
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y
como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su
intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
¡Salve, Reina caelorum; Reina caeli, laetare!
María es reina de los ángeles y de todos los hombres.
El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey
de reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del
Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El
quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de
los ángeles.
Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997>>>, habló sobre la Virgen como
Reina del universo. Recordó que "a partir del
siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso proclama a la
Virgen ´Madre de Dios´, se comienza a atribuir a María el título de Reina. El
pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa,
quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su
importancia en la vida de cada persona y del mundo entero".
El Santo Padre explicó que "el título de Reina
no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar
misión materna, y expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para
llevar a cabo esta misión. (...) Los cristianos miran con confianza a María
Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de
la gracia".
"La Asunción favorece la plena comunión de
María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a
nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro cotidiano
itinerario terreno. (...). Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia
y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".
RAZON: Las Sagradas Escrituras
nos enseñan que los que son de Cristo reinarán con El y la Virgen María es
ciertamente de Cristo.
Romanos 5:17
"En efecto, si por el delito de uno solo reinó
la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en
abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo,
por Jesucristo!"
II Timoteo 2:12
"si nos mantenemos firmes, también reinaremos
con él; si le negamos, también él nos negará"
María Santísima es reina de todo lo creado
Si bien todos reinaremos con Cristo, María Santísima participa de Su reinado de
una forma singular y preeminente. Esto significa que Dios le ha otorgado Su
poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles, y para vencer a
Satanás.
RAZONES POR LAS QUE MARÍA SANTÍSIMA ES
REINA DE TODOS:
1- POR SER LA MADRE DE DIOS HECHO HOMBRE, EL MESÍAS, EL REY UNIVERSAL. (COL 1, 16).
Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no
considerándose digna de la visita de la que es "Madre
de mi Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de su hijo, María posee una
grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel
exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la
Reina Madre.
Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino". Es el Reino de Jesús y de María.
Jesús por naturaleza, María por designio divino.
En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha. La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad,
que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace
su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del
Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia
inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII,
Enc. Mystici corporis , 29-VI¬1943).
2- POR SER LA PERFECTA DISCÍPULA
QUE ACOMPAÑÓ A SU HIJO DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FINAL, CRISTO LE OTORGA LA
CORONA. Cf. Ap. 2,10 En
María se cumplen las palabras: "el que se
humilla será ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava del
Señor".
3- POR SER LA CORREDENTORA. El papa JPII, en la audiencia del
23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo
porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra de la
redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al poder
de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de
la gracia divina en el mundo".
Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que siempre
se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25)
María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del
hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos también
cooperar en la redención para reinar con Cristo.
4- POR SER EL MIEMBRO
EXCELENTÍSIMO DE LA IGLESIA: POR SU MISIÓN Y SANTIDAD.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.
Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su
calcañar." -Génesis 3:15
CARACTERÍSTICAS DEL REINADO
DE MARÍA SANTÍSIMA:
Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación; los
ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San
Germán.
Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La
Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección
después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor
ejercita sobre las voluntades y mentes.
Inagotable eficacia de
Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a María
como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y
todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros
con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe".
Reinado de Amor y Servicio: Su
reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra. El reino
de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con las
características del mundo. María tiene todo el poder como reina de cielos y
tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.
En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó
totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón con
toda su voluntad a Él, colaboró en el
Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor
y su servicio para llevarnos a la salvación.
RESPUESTA A LOS HERMANOS
SEPARADOS
Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando que ella no puede
ser reina ya solo Jesús es rey.
Estos hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María
Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús
reina, María Su Madre reina también. Se trata de dos corazones eternamente
unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de
quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la más sumisa, la más fiel en
el reino y por eso también la más
exaltada.
Lucas 1:48 "porque ha puesto los ojos en la
humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada"
LA FIESTA LITÚRGICA
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar
a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también
promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza
de María, la Encíclica Ad coeli Reginam
(Oct 11, 1954).
JPII: JUNIO 19, 1983 EN
POLONIA
"Al Reino del Hijo está plenamente unido el
Reino de su Madre.. su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están
enraizados en la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el
hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo
hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es
definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de
la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la
Cruz y María al pie de su hijo, que el
Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas experimentan el reino
maternal de María, que les trae más de
cerca el reino de Cristo."
FUNDAMENTO TEOLÓGICO DE LA
REALEZA DE MARÍA
La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta
teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del
género humano.
1. Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado
altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es
Rey universal por derecho propio.
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebirá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a Él le dará el Señor Dios el trono
de David su padre y en la casa de Jacob reinará eternamente y su reinado no
tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a
María se le llama "Madre del Señor" (Lc.
1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró
un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir
San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora
de todas las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la
Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
2.
Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte
excelentísima en la obra de nuestra Redención. Por
ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una
virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En
consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su
Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la
Cruz.
La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por razón de su Maternidad
divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como
Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino también
nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no
sólo por ser Madre de Dios sino también, como nueva Eva, porque fue asociada al
nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).
NATURALEZA DEL REINO DE MARIA
El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de
Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y
universal: -"Reino de verdad y de vida, de
santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de
Cristo Rey).
- Es un reino eterno porque existirá siempre
y no tendrá fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al
Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).
- Es un reino de verdad y de vida. Para esto
vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18,37) y
para dar la vida sobrenatural a los hombres.
- Es un reino de santidad y justicia porque
María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que
seamos santos (cfr. Jn. 1,12-14); y de justicia porque premia las buenas
obras de todos (cfr. Rom. 2,5-6).
- Es un reino de amor porque de su eximia
caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su
Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).
- Es un reino de paz, nunca de odios y
rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las
gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).
Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según
costumbre de la Iglesia- para simbolizar por este modo el dominio y poder que
tiene sobre todos los súbditos de su reino.
La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice: "Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina,
a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder llegar a
participar en el Reino celestial de la gloria reservada a tus hijos".
OTROS TÍTULOS ATRIBUIDOS:
María Madre Espiritual
María Mediadora Universal
Arca de la Alianza
Educadora del Hijo de Dios
Esperanza de la Iglesia y de la humanidad
Nueva Eva
Hija de Sión
Icono de la Iglesia
Inmaculada Concepción
Intercesora Celestial
María Abogada
María Auxiliadora
Madre de la Unidad y la Esperanza
Madre del Carmelo
Santa Virgen de las Vírgenes
Madre de Cristo
María, de los hombres
Madre de la Divina Gracia
Madre purísima
Madre castísima
Madre siempre virgen
Madre inmaculada
Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del creador
Madre del salvador
Madre de la misericordia
Virgen prudentísima
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Trono de sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso digno de honor
Vaso digno de devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil
Casa de oro
Arca de la Alianza
Puerta del cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consoladora de los afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los Ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los Mártires
Reina de los Confesores
Reina de las Vírgenes
Reina de todos los Santos
Reina concebida sin pecado original
Reina asunta a los Cielos
Reina del Santísimo Rosario
Reina de la familia
Reina de la paz
NOTA: Para nuestro grupo de oración Ella es La
Perfectisima.
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