El Obispo de Córdoba (España) Mons. Demetrio
Fernández, recordó en su carta semanal la festividad de la Natividad de la
Virgen, que se celebra el próximo 8 de septiembre y que es “la fiesta de su
nacimiento, su cumpleaños”.
Según explica el Obispo, “las fiestas de la
Virgen traen consigo gracia abundante de Dios para nosotros, traen alegría y
esperanza, son ocasión para experimentar que ella es nuestra Madre”.
En la ciudad de Córdoba celebran a la Virgen de la Fuensanta como
patrona de la ciudad.
Por eso el Obispo de Córdoba recuerda que “María
es mediadora de todas las gracias” por lo que “todo
lo que Dios nos quiere conceder lo hace con la colaboración de la Madre, nos
demos cuenta de ello o no”.
Además anima a que en su fiesta pidamos a la Virgen “atrevidamente aquello que necesitemos. En una fiesta
suya ella quiere darnos gracias especiales, que hemos de pedir con confianza”
porque “en estos días de su fiesta”, “ella nos
alcanzará de su Hijo todo lo que le pidamos”.
Mons. Fernández recuerda en la carta que la imagen de la Virgen de la
Fuensanta fue coronada canónicamente el 2 de octubre de 1994, hace ahora
veinticinco años.
“Cada año, llegado el 8 de septiembre, acudimos a
su santuario para rendirle el homenaje de todo el pueblo de Córdoba”, asegura.
La imagen de la Virgen se traslada unos días antes de su fiesta desde el
santuario de la Fuensanta, en donde normalmente se encuentra el resto del año,
a la Catedral de Córdoba, donde se celebrará la Misa solemne el 7 de septiembre
y regresará en procesión a su santuario el 8 de septiembre.
Mons. Fernández explica en su carta que el Evangelio de la fiesta de la
Natividad de la Virgen “subraya la grandeza de esta
mujer, Virgen y Madre al mismo tiempo”.
También precisa que María es “la mujer
elegida por Dios para madre de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Lo engendró
en su seno virginal sin concurso de varón, por sobreabundancia de vida, como
Dios Padre engendra a su Hijo en la sustancia divina sin ninguna otra
colaboración”.
Su virginidad, afirma el Obispo de Córdoba, “nos
habla de una vida plena y pletórica, abundante y rebosante” y es “una llamada permanente a la fidelidad para todos los
cristianos. Ella ha dejado a Dios la iniciativa en todo, y por eso su vida es
tan fecunda”.
En ese sentido, el Prelado recuerda que “María
no da origen a su Hijo en cuanto Dios” porque “Él
es eterno”, sino que “María da origen a ese
Hijo en cuanto hombre, y por eso es llamada desde antiguo la ‘Madre de Dios’”.
“Y desde la Cruz, su Hijo divino Jesús nos la ha
dado como Madre a todos los discípulos de su Hijo”, precisa y por eso explica que “podemos llamarla
madre y tenerla como madre, porque ha sido su Hijo el que nos la ha dado como
tal”.
Redacción ACI
Prensa
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